El presidente del Club Bonsái Oriol, Pedro Aracil Nortes, defiende que Orihuela es una potencia en materia de bonsáis, donde “funciona prácticamente todo tipo de árbol”, si bien es una pena que no se explote lo suficiente este sector porque “las personas tengan un concepto del bonsái más industrial” dado que “en los centros comerciales todos parecen iguales”.
Felipe González fue uno de los precursores del bonsái en España
Compartiendo inquietudes
En España la cultura del bonsái empezó a conocerse a través de la figura de Felipe González, quien explicó, hace años, que el origen de su afición por cuidar estos pequeños seres vivos surgió cuando recibió su primer ejemplar en 1985, en Japón, el cual le sirvió para ‘liberar adrenalina’.
Pedro Aracil Nortes descubrió esta pasión hace más de quince años, junto a Álvaro Vinal Ramírez, tesorero del club, del mismo modo que han hecho muchas otras personas: compartiendo experiencias e inquietudes sobre el mundo de los árboles enmacetados. Dos años después, fundaron el club con tres socios.
«Estos árboles requieren mucho tiempo y paciencia» P. Aracil
Años de cuidados
Un bonsái es un árbol cultivado en una maceta, pero que requiere las mismas necesidades que sus hermanos mayores: nutrientes de la tierra, sol, lluvia, etc. «Hay quienes adquieren un bonsái y, ante la desinformación, se les muere. Estos árboles requieren mucho tiempo y paciencia, dado que el crecimiento desde la semilla es un proceso muy lento. Por eso, es fundamental la información previa», relata el presidente oriolano.
Recibió su primer ejemplar de bonsái hace treinta años, el cuál conserva aún en la actualidad en óptimo estado. “Se trata de un bosque de juníperos integrado por once árboles de bonsáis. Era un árbol con su maceta, ramas y tronco de más de un metro de altura. Hice una maceta de madera y lo acoté. Lo que hoy son los troncos de los árboles, fueron en su día las ramas” señala.
Existen numerosas técnicas del cuidado del bonsái, donde se le intenta dar “un aspecto más envejecido”. Sin embargo, “al contrario que el patrón predominante que siguen muchas personas, modelando el bonsái dándole un aspecto piramidal, a mí particularmente me gusta no hacerlo tan perfecto y dejarlo más natural” argumenta Pedro Aracil.
Cuentan con bonsáis de más de doscientos años
Cita anual de referencia
A día de hoy, el Club Bonsái Oriol cuenta con veinte socios. Tras sus primeros meses de actividad decidieron enfrentarse a un gran reto: organizar una exposición anual “de alto nivel” en el Auditorio La Lonja de Orihuela, donde se muestran, como en la última edición, más de sesenta árboles, algunos de ellos con doscientos años de historia.
«Enseñamos piezas que no tienen absolutamente nada que ver con los que la gente puede encontrar en centros comerciales, con muchísimos años de trabajo a sus espaldas”, ha precisado el presidente del club oriolano, quien asegura que “esta afición exige tanto tiempo como un hijo, porque al final depende completamente de tus cuidados. Esto es lo que más me llena, ver como va avanzando y quedando el resultado final. Me relaja mucho”.
La importancia del clima
El clima es un factor que se debe de tener muy en cuenta a la hora de elegir un bonsái. No todas las especies pueden vivir en todas las regiones del planeta. En el caso oriolano, el clima mediterráneo está caracterizado por unos veranos calurosos e inviernos suaves, sumado a unas escasas precipitaciones. Es por ello que “los bonsáis más recomendados para estas condiciones son el olivo, el lentisco o la garrofera”, entre otros.
Desde entonces, su actividad ha sido incesante, teniendo que parar todas las actividades durante la época estival porque “sacar un árbol de tu casa les crea estrés, no va a estar en las mismas condiciones. Por este motivo, cuando se realizan más actividades es durante la primavera y el invierno” matiza Pedro Aracil.
Y es que, en contra de lo que pudiera parecer, existe una afición creciente del bonsái a nivel municipal y provincial. “Cuando haces una exposición te das cuenta del número elevado de personas que hay. Lo que pasa es que hay mucha gente que sigue esta cultura a nivel particular, de manera anónima” añade.
Milenaria tradición cultural
La palabra bonsái es un término japonés que, traducido literalmente, significa ‘plantado en una maceta’. Sin embargo, el origen del bonsái lo encontramos en la antigua China.
Esta disciplina artística procede las técnicas especiales que utilizaban los monjes taoístas para cultivar árboles en tiestos. Según la tradición, aquellos que podían conservar un árbol en una maceta tenían asegurada la eternidad.
Finalmente, esta sabiduría llegó Japón hace unos ochocientos años, donde se adaptó desde la concepción zen.