La durabilidad y el aspecto estético del mármol se ven a menudo perjudicadas por la lluvia ácida y la contaminación, en el caso de utilizarse para suelos y fachadas de edificios, o la contaminación por aceites, vinagres, etc, si se trata de interiores. Con el objetivo de encontrar nuevas formas de proteger este tipo de superficies nace el proyecto BioProMarL. Coordinado por el Instituto de Óptica Daza de Valdés, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y en colaboración con la compañía Levantina, líder en el sector de la piedra natural, el proyecto trata de trasladar al mármol propiedades que poseen determinadas plantas mediante el uso del láser y el escáner.
Los científicos se han inspirado en dos especies de plantas: la Nelumbo nucifera, o flor de loto, y la Nepenthes alatasus, una planta carnívora. La primera tiene propiedades hidrofóbicas como consecuencia de su estructura, en forma de micropilares que a su vez tienen una fina microestructura. La segunda se caracteriza por una baja adhesión en su superficie. Ambas son propiedades que demanda el sector y que los investigadores quieren transferir al mármol para alargar su vida útil.
Para ello, BioProMarL usará estrategias para replicar estructuras de seres vivos a través del láser que se han desarrollado en el proyecto LiNaBioFluid, en el que también participaron los investigadores del CSIC y que ha terminado recientemente. Mediante esta tecnología se podrá reducir el impacto de agentes externos en el material y evitar, por ejemplo, el uso de selladores o tener incluso que sustituir las piezas.
“Esperamos aumentar la vida útil de los productos de piedra natural y que los selladores, que a menudo son químicamente agresivos, se puedan reemplazar mediante morfologías de superficie funcionales inteligentes. Esto contribuirá a la sostenibilidad ambiental”, explica Jan Siegel, investigador del CSIC en el Instituto de Óptica Daza de Valdés.
En cuanto a su uso, el investigador del CSIC apunta que “esta tecnología puede ser muy útil en el caso de las fachadas de los edificios o en superficies curvas, que son más difíciles de pulir con las técnicas actuales”. “Además –señala- puede ayudar a reducir los costes y a mejorar el medioambiente, ya que la extracción del mármol es poco sostenible a nivel energético. Al final, se ofrece un producto mejor”.
El proyecto está financiado por la Comisión Europea con 100.000 euros hasta 2021 a través del programa FET (Future and Emerging Technologies), uno de los programas de financiación tecnológicamente más ambiciosos de la Unión Europea, que está enfocado a proyectos para la creación de tecnologías disruptivas. Concretamente, lo hace a través del FET Innovation Launchpad, que se destina a la fase de comercialización.
BioProMarL se ha presentado en el campus central del CSIC en un seminario que se enmarca en la Future Tech Week, una iniciativa del European Innovation Council Pathfinder que se celebra en toda Europa y cuyo objetivo es mostrar lo que se está gestando actualmente en el ámbito tecnológico de Europa y la ciencia que crea las tecnologías del mañana.
María González / CSIC Comunicación