Aunque en su edición original, la de 1968, Phil K. Dick situó la acción de su distopía ´¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?` en 1992, nuevas reediciones de esa novela han situado a Rick Deckard y demás personajes de la historia en 2021.
A las puertas de la tercera década de este siglo, el mundo es, por suerte, un lugar muy distinto al que nos presentaba el autor de Chicago, pero el Internet de las Cosas (IoT), el Big Data y las nuevas tecnologías están transformando nuestra realidad a tal velocidad que, en ocasiones, no llegamos a ser conscientes de ello.
Se precisa un lavado de cara
Este nuevo paradigma social, en el que estamos entrando sin apenas reparar en él, tuvo, salvando todas las distancias, su réplica en el último tercio del siglo pasado. Entonces, la comarca de la Marina Baixa y, por extensión, buena parte de la Costa Blanca, pasó a convertirse en un potente destino turístico para las clases medias europeas.
La incesante y creciente llegada de visitantes obligó a dotar a la zona de unas infraestructuras que, si bien fueron modélicas y adecuadas para la época, comienzan a dar signos de evidente agotamiento, precisando si no de una reinvención total sí de un lavado de cara profundo y valiente.
Si echamos la vista atrás, podríamos señalar a la ´Sequia Mare` o Reg Mayor de Alfaz, promovido en 1666 por Beatriz Fajardo de Mendoza, como la primera gran arteria –hídrica en este caso– vertebradora de la comarca. Pero eso sería, para lo que nos ocupa, un viaje a un pretérito excesivamente lejano, así que demos un salto de algo más de dos siglos y ocupémonos del arranque del Trenet.
El Trenet lo empezó todo
Fue en la convulsa España de 1914 cuando la costa de la provincia de Alicante quedó unida por una vía férrea que conectaban las ciudades de Alicante y Altea, a la que unos meses más tarde, en el verano de 1915, se añadiría la prolongación de la misma hasta Denia en un trazado que ha sobrevivido prácticamente inmutable hasta nuestros días.
El ´Trenet` fue la primera gran obra de ingeniería moderna que permitió un cómodo tránsito de bienes y personas
Eran otros tiempos y aquel tren debía servir, fundamentalmente, para unir poblaciones. Acercar a las personas. Nadie pensó, es evidente, en que algún día municipios como Benidorm necesitarían un contacto directo con el mundo a través de un aeropuerto; que convoyes que circulan a más de 300 km/h llegarían a la Estación de Alicante cargados hasta los topes de ociosos visitantes del interior; que el ´salto` entre Denia y Baleares pudiera hacerse por algo más que razones meramente comerciales o que el automóvil, todavía tan infrecuente entonces, obligaría a la mayor transformación paisajística que el mundo ha conocido en siglos.
Cambio al TRAM
Por alguna incomprensible acumulación de circunstancias, el Trenet fue cayendo en desuso a medida que su servicio podría haberse convertido en más necesario. Desconectado de las principales puertas de entrada de la región, olvidado una y otra vez por los planes de la administración y absolutamente impredecible en cuanto a horarios y frecuencias, quedó como un transporte residual cuya historia fue de claro declive.
Todo ello hasta que en 1999 se iniciaron los planes para una electrificación y remodelación que, aún por completar al cien por cien, nos ha dejado un eficiente y moderno TRAM que, en cualquier caso, necesita todavía mucho que mejorar.
El avión, la gran revolución
El transporte aéreo se ha convertido en el principal motor de la industria turística mundial. Viajes que hace apenas un siglo parecían imposibles, hoy son sólo cuestión de unas horas y eso, una mañana o una tarde de vuelo, es lo que separa al Aeropuerto de Alicante-Elche de las principales capitales europeas.
Inaugurado en 1967, el aeródromo situado en El Altet ha sabido evolucionar con los tiempos y adaptarse a sus crecientes necesidades. En aquella época, cuando todavía no había pasado ni una década desde que Pedro Zaragoza Orts (incomprensible que el aeródromo no lleve su nombre) reinventara el concepto de turismo en Benidorm, un Convair Metropolitan de la extinta Aviaco aterrizaba en la pista 10 del aeródromo, inaugurando la actividad de una infraestructura construida para dar servicio a una muy optimista cifra de un millón de pasajeros anuales.
Reflejo de la velocidad con la que todo estaba cambiando, cuatro años más tarde el aeropuerto funcionaba ya al 125% de su capacidad máxima prevista, obligando a una primera remodelación, llevada a cabo entre 1972 y 1975. Sólo tres años después, en 1978, el éxito del modelo turístico de sol y playa permitió al aeropuerto alicantino alcanzar y superar los dos millones de pasajeros anuales, que fueron ya tres millones en 1988 y casi diez millones en 1996.
Un aeropuerto necesitado de conexiones terrestres
Incapaz de seguir el ritmo de crecimiento del número de pasajeros que llegaban cada año a sus instalaciones, AENA decidió refundar el aeródromo con la construcción de la Nueva Terminal del Aeropuerto de Alicante (NAT), finalizada en 2011 y que el año pasado dio servicio a casi catorce millones de pasajeros.
Con casi 14 millones de pasajeros en 2018, el Aeropuerto de Alicante-Elche precisa urgentemente de mejores conexiones férreas y por carretera
Sin un tren directo, desconectado de la red viaria principal y con un servicio de autobuses más que deficiente, el Aeropuerto de Alicante-Elche entra, en pleno siglo XXI, en una nueva etapa de su vida en la que se ha hecho evidente la necesidad de la construcción de una segunda pista, y en la que una cuestión tan fundamental como la de su conexión terrestre sigue siendo la gran asignatura pendiente.
La AP-7 espera su refundación
Una movilidad, la terrestre, que tuvo que esperar hasta la década de los 70 para ver resueltos sus gravísimos problemas iniciales. La construcción, por tramos, de la AP-7 (entones A7), aseguró la conexión de la red viaria mediterránea con la E-15, una vía de 3.627 kilómetros que parte de Inverness (Escocia) y llega hasta Algeciras y que, a su vez, conecta con el resto de más de un centenar de vías de alta ocupación que vertebran el Viejo Continente.
La inminente liberalización de la AP-7 plantea importantes retos para el transporte por carretera en la comarca
En lo que respecta a la Marina Baixa, los 41 kilómetros que unen San Juan de Alicante con Altea fueron los primeros que se pusieron en marcha en 1976. Para disfrutar de una vía rápida hacia el norte habría que esperar tres años más, hasta la puesta en servicio de los 30 kilómetros que unen Altea con Ondara.
Con la prometida liberalización de la vía a partir del día 1 de enero de 2020, la autopista que conecta a la comarca con el mundo por carretera afrontará un reto mayúsculo. Por un lado, debe demostrar que será capaz de absorber el aumento de tráfico que se derivará de la gratuidad de su uso y, por otro, asegurar nuevas y más eficientes conexiones con municipios que a día de hoy, por su carácter de vía de pago, no han sido agraciados con una salida directa.
Buscando soluciones para los cruceristas
Y pese a ser una comarca –y provincia– cuyo mayor atractivo en términos de volumen de negocio es su costa, el mar representa una parte ínfima, casi anecdótica, del flujo de visitantes. Denia y Alicante son las dos principales puertas de la Costa Blanca al Mediterráneo.
El turismo de cruceros es la gran asignatura pendiente y uno de los grandes retos a afrontar como destino
La primera mantiene, esencialmente, el cordón umbilical de la Península Ibérica con las Islas Baleares gracias a su proximidad geográfica con Ibiza, en una extraña alianza comercial con uno de los principales competidores en la pelea por el turismo de sol, playa y ocio de la Costa Blanca.
La segunda, obviando su papel como puerto de entrada de mercancías, ha sido, durante años, una de las plazas fuertes en el tránsito de pasajeros entre Europa y el norte de África y, desde hace ya algún tiempo, lucha por entrar en el circuito de cruceros al que otras ciudades llegaron antes.
Pese a ello, las cifras oficiales del Puerto de Alicante reflejan una tendencia a la baja en la llegada del número de pasajeros a sus instalaciones. Si en 2008 se cifró en 350.000 el número de personas que pasaron por el puerto, diez años más tarde, en 2018, esa cifra era de 227.000 –exactamente igual, por cierto, a la de 2017–.
El Corredor Mediterráneo se olvida de la Marina Baixa
Y mientras el mundo evoluciona y la industria turística se hace cada vez más y más competitiva, con destinos emergentes apostando fuerte por hacerse un hueco, el Brexit como amenaza crónica de los últimos años, touroperadores incapaces de acomodarse a los nuevos tiempos y las nuevas formas de viaje obligando a una adaptación constante por parte de hoteleros y hosteleros, los habitantes de la Marina Baixa seguimos, como todos nuestros vecinos de la Comunitat Valenciana, Cataluña, Murcia y Andalucía, esperando noticias del reclamado Corredor Mediterráneo.
El Corredor Mediterráneo ha olvidado, de forma casi ofensiva, la Marina Baixa en su trazado, dejándola, de nuevo, sin conexión directa con sus visitantes potenciales
El eje ferroviario debe servir, como lo hizo la AP-7 en su día, para facilitar el flujo de personas y bienes de forma paralela a la costa, dotando de mayor competitividad a todos los sectores económicos de estas regiones.
Un corredor, por cierto, que olvida, de forma casi ofensiva, a la comarca y que sólo en 2025 entraría, en el mejor de los escenarios posibles, dentro del plan de implantación ferroviaria dejando, una vez más, en el aire la conexión por tren de una de las principales regiones turísticas de Europa con sus potenciales visitantes.
Así nos visitan
El AVE a Madrid transporta ya a más de dos millones de pasajeros anuales
AP-7: 19.311 vehículos/día*
Puerto de Alicante: 227.000 pasajeros*
Aeropuerto Alicante-Elche: 13.981.320 pasajeros*
AVE: 2.100.000 pasajeros*
* Datos de 2018