Es difícil que un ilicitano no sepa dónde está el emblemático ‘bar Villalobos’ y no haya probado sus famosos bocadillos de atún y sus olivas alguna vez. Antes que Villalobos se llamó Barceló, en honor a la familia que lo fundó, y abrió sus puertas en 1901 en la esquina de la misma calle Empedrat.
Pocos cambios han hechos en su interior y siguen fieles a sus costumbres, bocadillos y olivas sobre papel; buena cerveza y alguna que otra lata en conserva.
Ahora su actual y último propietario, Vicente Villalobos, se jubila, y lo hará el próximo mes de agosto después de 50 años de trabajo y de ver pasar el tiempo como tercera generación de su familia al frente del negocio. Le entrevistamos desde AQUÍ en Elche.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos?
Cuando murió mi abuela se quedaron el negocio mi padre y mi tío. Yo he crecido en el bar. Mi madre y mi tía despachaban los bocadillos (Josefina y Manolita).
Con 10 años (1964) yo ya trabajaba los sábados y los domingos limpiando las mesas con mi hermano, y al igual que nosotros hemos pasado de generación en generación los clientes también lo han hecho. Ahora muchos son nietos o bisnietos de los primeros visitantes.
Villalobos ha aguantado hasta una guerra. ¿Qué te contó tu abuelo de esa época en el bar?
Pues curiosamente el bar no dejó de funcionar con normalidad durante todo el tiempo que duró la guerra. A pesar de tantas carencias para alimentarse, y de las cartillas de racionamiento, nunca dejaron de tener clientes.
Por aquí han pasado miles de personas, seguro que muchos te han llamado especialmente la atención…
Desde luego. A algunos no los he visto pero me lo ha contado mi padre, como el que fuera presidente del Barcelona en los 60 Agustín Montal, que vino invitado por Martínez Valero. Mi padre me contó que se llevó una sobrasada.
Hemos tenido incluso personalidades como Margallo, que disfruto comiéndose un bocadillo en su época de ministro de Exteriores. Imagínate el revuelo en la calle con escoltas incluidos. Presidentes de la Generalitat como Fabra…
¿Cuál crees que ha sido el secreto del éxito del Villalobos?
La verdad es que no lo sé, yo también me lo pregunto muchas veces. Imagino que la calidad del producto. Nuestro atún es de muy buena calidad y se consume mucho, con lo que siempre está fresco al igual que todos los demás productos. No es lo mismo una lata pequeña que las que nosotros gastamos.
La cerveza está a su temperatura ideal, el precio y, supongo, que también la tradición de tantos y tantos años como punto de encuentro en el centro de la ciudad.
«El record lo tenemos una noche de la roà estando todavía mi padre. Se vendieron 1.200 bocadillos»
¿Cuántos bocadillos hacéis al día?
Según el día. Un viernes unos 200 bocadillos más o menos. El record lo tenemos una noche de la roà estando todavía mi padre. Se vendieron 1.200 bocadillos seguidos, sin parar. Una auténtica locura. De hecho yo ya hace años que no abro en fiestas, porque no compensa tanto agobio para poder atender a todo el mundo.
«Mis hijos no quieren seguir en el negocio, y no quiero traspasarlo y que pase a otras manos»
¿Contigo se cierra el ciclo definitivamente?
Sí, porque mis hijos no quieren seguir en el negocio, tienen otras expectativas laborales y no quiero traspasarlo y que pase a otras manos. Mi intención es vender todo el edificio, que es propiedad de mi familia, y eso incluye el local. Lo que quiera hacer aquí el futuro comprador ya es cosa suya.
¿Cuántas cosas te has perdido por estar aquí toda la vida?
Todos los que conocen el mundo de la hostelería saben que es un trabajo muy esclavo al que tienes que dedicar muchas horas. Yo no he podido disfrutar de mis hijas todo el tiempo que hubiera querido, porque tenía que estar aquí, y me he perdido su niñez.
¿A qué vas a dedicar ahora el tiempo libre?
A intentar disfrutar todo lo que pueda los años que me queden. Soy de pocos caprichos, pero tengo una pasión y es la Semana Santa. Hace 33 años fundé, junto a unos amigos, una hermandad y estoy muy volcado en ello, especialmente ahora que he sido elegido presidente.
Por supuesto a mi familia; dedicar el tiempo a mis nietos que no pude dedicar a mis hijas y seguir pasando tiempo con mi mujer, Fina, que ha estado a mi lado trabajando todos estos años y con la que me gustaría viajar y conocer España.
¿Qué te gustaría decir a los ilicitanos?
Quiero aprovechar esta oportunidad para dar las gracias en mi nombre y en el de mis antepasados. Han sido los ilicitanos los que han hecho que este negocio haya perdurado con el paso del tiempo durante más de un siglo.