Cada año, cuando llega el mes de diciembre, aparecen de nuevo esos anuncios de colonias, con grandes producciones, que nadie entiende ya no por el idioma, sino porque son secuencias de imágenes que uno se pregunta… ¿y esto que tiene que ver con un perfume?
Querer no siempre es poder
Pero este año se han visto superadas en el surrealismo con la cumbre sobre el cambio climático celebrada en Madrid (Cop25). Un evento al que no acuden los estados donde se genera el 55% de la contaminación, pero sí 30.000 representantes de otras nacionalidades.
Si estuviéramos hablando de una feria o un tema comercial nos estaríamos felicitando por tantas personas alojadas y consumiendo. Pero se supone que se trata de los que pretenden salvar el planeta, que han generado una contaminación extra por sus desplazamientos, etc. y que no han sido capaces de llegar a ningún tipo de acuerdo relevante. Eso sí, hemos conocido todos a una chica sueca de 16 años que parece que ella sola va a liderar el nuevo mundo por las horas que la ha dado la televisión.
Concienciación sin actuación
No obstante todo esto de la concienciación tiene su historia. Si preguntas a los ciudadanos todos son conscientes de la necesidad de actuar, pero a la hora de la verdad… ¿si están por la calle y tienen sed llevan su botella o se compran una de plástico? ¿Cuándo se duchan, se afeitan o se lavan los dientes, apagan el grifo constantemente o lo dejan abierto en todo el proceso? ¿Tienen en su casa tantos cubos como contenedores de reciclaje y llevan al punto limpio todo aquello que no se puede tirar a la basura?
Pero si volvemos a un problema local también hay otro que supera al de los incomprensibles mensajes de los anuncios de colonias, y es la situación política y de bloqueo que sufre nuestro país, y por ende todos los ciudadanos.
Despertar del sueño
En esta misma editorial me parecía incomprensible que el PSOE convocara nuevas elecciones, queriendo aumentar unos resultados que ya eran demoledores sobre los siguientes partidos y con todas las posibilidades del mundo para gobernar (sumaba 175 escaños con Unidas Podemos, Compromís, PNV, Coalición Canaria y Partido Regionalista de Cantabria) sin necesidad de los independentistas. Además, disponía de una mayoría absoluta, ahora perdida, en el Senado.
Tras el baño de realidad, que podría haber sido incluso peor, llegaron las prisas por salvar los muebles con los cierres de esos acuerdos, que antes eran imposibles, en pocas horas; y se empezó a ceder en todo aquello de lo que antes no se quería ni oír hablar.
Metidos en un bucle
Y ahora estamos metido en un bucle absurdo, intentando llegar a acuerdos con unos independentistas que consideran que han conquistado España, que la tienen a sus pies, y que además presumen descaradamente de ello a cada momento. Basta cualquier palabra de un responsable del PSOE para que ellos salgan dando instrucciones de cómo deben comportarse.
No nos estamos enfrentando a una realidad: la importancia de un gobierno sólido. Y digo que no nos estamos enfrentado a esa realidad porque es evidente que, aunque se formase gobierno, este no sería solido con unos compañeros de viaje a los que España les importa poco y que tienen, como repiten una y otra vez, un único objetivo: el referéndum de independencia.
Vamos a ponernos en el caso de que el PSOE consigue formar gobierno, que como ya dije en la editorial de diciembre de serlo considero que será en segunda vuelta por la abstención de ERC, no por el voto favorable. ¿De qué serviría si luego no se van a poder aprobar leyes, salvo por decreto ley que es una figura mal utilizada en nuestra democracia? ¿Cómo se va a aprobar la más importante de las leyes que es la de los Presupuestos Generales del Estado?
Es hora de cambiar la ley
Todo esto es alargar la agonía, y algún día se tendrán que sentar los principales partidos y proponer un cambio de ley electoral, una forma en la que nadie pueda sabotear o chantajear la formación de gobierno y en donde se respete la opinión mayoritaria de los españoles.
En otros países se hace una primera votación y luego los dos candidatos más votados realizan sus pactos, previos a una segunda votación, los ciudadanos eligen y el que gana gobierna. Controlado, con las limitaciones que correspondan, pero gobierna.
Esperar y recoger las cenizas
Lo más curioso de todo esto, o al menos es la modesta opinión de quien lo escribe, es que esta situación pasará a los libros de historia. Cada semana que pasa, en la que el PSOE se arrodilla ante los independentistas, es un mayor cabreo de parte de la sociedad, incluso progresista, y una mayor pérdida de votos (aunque sea por abstención).
Evidentemente ante esto la derecha se frota las manos. Ya tiene el antecedente de Aznar en el que dejó quemarse a Felipe González en una última legislatura agónica que acabó, como no podía ser de otra forma, con elecciones anticipadas y una derrota fulgurante de la izquierda.
Si esto ocurre, como decía, sería para estudiar. Pedro Sánchez habría pasado de irse por su NO es NO a Rajoy, hacer la guerra en solitario, ganar unas primarias contra todos los principales líderes del partido, provocar algo tan difícil como sacar adelante una moción de censura y llegar a Presidente del Gobierno, ganar unas elecciones con una mayoría histórica y, si todo sigue así, por culpa de esa repetición de elecciones, formar un gobierno débil (si es que se llega a formar) y dejar de ser presidente uno o dos años después.
Porque si al final gobierna sin opciones reales de cambiar las cosas… a la derecha solo le queda esperar y recoger las cenizas.