España es un país futbolero. Lo ha sido siempre. Es cierto que, tras el enorme éxito de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 el país entero despertó a un enorme número de disciplinas deportivas hasta entonces prácticamente desconocidas.
Los triunfos de Miguel Induráin, Arantxa Sánchez Vicario, Rafa Nadal, Alejandro Valverde o los hermanos Gasol han ayudado a que sus disciplinas se colaran, de forma más o menos permanente, en los hogares españoles, pero el fútbol sigue siendo, sobre todas las cosas, el deporte rey.
Fútbol base
España es, también, un país de extremos. Un lugar donde Fernando Alonso nos convirtió a todos en expertos ingenieros de bólidos de F1, capaces de argumentar, sin atisbos de dudas, sobre las presiones adecuadas de cada neumático en carrera… aunque no supiésemos cambiarle una rueda a nuestro utilitario. Un país en el que Jon Rham nos está haciendo abandonar esa carrera de ingeniería automovilística por la de caddie, discutiendo con la misma solvencia sobre hierros y maderas más adecuadas.
Pero, insistimos, España es, sobre todas las cosas, un país futbolero. Un lugar lleno de entrenadores, seleccionadores y tertulianos capaces de solventar, entre cervezas y tapas, cualquier desajuste defensivo del Real Madrid o un bajón de rendimiento del ‘tridente’ del Barça.
Y entre tanto fútbol mediático y sobresaturado de expertos, navega siempre el fútbol base. La cantera. El lugar desde el que sólo unos pocos elegidos salen camino de los grandes estadios y donde la mayoría pasa su niñez dando patadas a un balón sólo por diversión.
«Cerca del 90% de los jugadores del equipo sénior han salido de la base» A. Zambrana
Casi 200 niños
Aquí es el CD Cox el encargado de dar esa oportunidad a los niños de la localidad. Antonio Zambrana es uno de sus responsables y explica que “tras pasar un año complicado el año pasado, cuando perdimos tres equipos, hemos podido recuperarlos y contamos con unos 180 niños entre todas las categorías”, una gran cifra para un municipio de poco más de 7.000 habitantes.
“Creo que nuestra escuela es un referente en la Vega Baja”, asegura Zambrana. “Con los pocos habitantes que tenemos, conseguimos explotarla mucho. Ahora mismo, tenemos once equipos. Eso supone tener, prácticamente, dos por categoría. Eso es un buen aval del trabajo que realizamos desde la cantera”.
Algo a lo que ayuda mucho un hecho del que Zambrana se muestra especialmente orgulloso. “En la actualidad, cerca del 90% de los jugadores del equipo sénior han salido de las categorías inferiores. Esos jugadores también son monitores de la Escuela Deportiva. Todo ello ayuda mucho a que los domingos, durante los partidos, la gente acuda al campo y se vuelque con el equipo”.
Uno de los grandes retos es atraer a un mayor número de niñas
Búsqueda del talento femenino
Zambrana sí le pone un ‘pero’ a ese trabajo con la base. “Tenemos un equipo femenino en la categoría regional. Es un equipo que se creó al mismo tiempo que los de otros pueblos vecinos y estamos muy contentos, porque nosotros lo hemos mantenido mientras que en otros municipios han desaparecido. Llevamos ya una década con ese equipo, aunque es verdad que no estamos consiguiendo aumentar el número de niñas que juegan en las categorías inferiores”.
En ese sentido, el responsable de la Escuela Deportiva hace autocrítica y reconoce que “es algo que no se está fomentando mucho y hay que proponérselo a las niñas para que se vayan animando”. No es, como reconoce Zambrana, una misión imposible. Si bien es cierto que hasta no hace mucho tiempo el fútbol era visto como un deporte de chicos “hoy en día eso ya no es así. Esos tabúes se han superado. Todo está normalizado y aceptado. El chico puede ir a gimnasia rítmica y la chica al fútbol. No hay ningún problema”.
Educación en valores
Uno de los mayores retos, a los que se enfrentan muchos responsables del fútbol base, es frenar el exceso de euforia de los padres respecto a las posibilidades de sus retoños de convertirse en los próximos ‘cracks’ de La Liga. Por fortuna, es un problema que a Zambrana y su gente no se les presenta.
“Estamos en un pueblo. Los entrenadores nos conocemos todos y conocemos mucho a los padres”, matiza Zambrana. “Intentamos educar a los niños desde el respeto y los valores del deporte, y les pedimos que transmitan a sus padres que esto es un deporte en el que aunque se compite es fundamental fomentar los valores como el respeto y el compañerismo”.