Entrevista > Consuelo González / Concejala de Turismo de Altea
La industria turística es, a nadie se le escapa esta realidad, una de las más competitivas de la actualidad. A un mercado que fluctúa de forma constante en base a los siempre impredecibles y caprichosos gustos del propio turista, se unen, en ocasiones, elementos distorsionadores más o menos predecibles como crisis económicas, revueltas sociales en otros destinos competidores (los Balcanes en los 90 o el norte de África en la actualidad son un claro ejemplo) o la percepción internacional del país, ante lo que poco se puede hacer desde la realidad local (es un hecho que la paralización política y la situación catalana han afectado al turismo más allá de esa comunidad).
Por ello, Altea trabaja ya mirando al futuro a medio y largo plazo. A punto de entrar en la tercera década de este siglo, la Villa Blanca ha presentado su Estrategia de Turismo Sostenible 2030, un documento a diez años vista que se fundamenta en cuatro premisas básicas: verbigracia, calidad de vida y de la experiencia, identidad, posicionamiento y venta; negocio todo el año y gestión turística.
Reposicionamiento
Es evidente que Altea, una de las grandes perlas de la Costa Blanca, no arranca este trabajo de cero. Se trata más de un reposicionamiento, de un nuevo hito en un camino que ya lleva años recorriéndose y que en unos días, con la llegada de 2020, iniciará una nueva etapa.
Consuelo González, concejala de turismo del ayuntamiento de Altea, recalca que el gran objetivo de esta estrategia no es fomentar un cambio profundo en la Villa Blanca sino, al contrario, potenciar aquellos elementos diferenciadores que la han traído hasta la actualidad.
«Queremos construir un modelo turístico que permita disfrutar de un estilo de vida mediterráneo»
Cuando uno plantea una estrategia con horizonte temporal tan lejano, la primera pregunta es obvia. ¿Cuál es el fin último que desean alcanzar?
Lo que queremos es construir un modelo turístico que permita que nuestros visitantes y vecinos disfruten en Altea un estilo de vida mediterráneo, poniendo en valor los valores medioambientales y culturales del municipio. Queremos tener unas infraestructuras y servicios de calidad. Todo ello, evidentemente, es algo que queremos conseguir en el corto plazo.
Ese planteamiento es, aunque resulta un fenómeno que ya se viene dando en Altea y otros destinos desde hace tiempo, una clara ruptura con el modelo de sol y playa más tradicional que dio lugar a todos los excesos urbanísticos y medioambientales, que no hace falta enumerar porque los tenemos frescos en la memoria.
Con la estrategia turística 2030 lo que buscamos es que Altea sea un destino sostenible. Esto supone que no queremos un destino de sol y playa, sino de sol y mar. No queremos un turismo de masa, sino un turismo residencial y de calidad. Buscamos huir de la masificación y, así, conservar y fortalecer nuestro carácter de pueblo mediterráneo, pintoresco y bohemio.
Algo que se debe reflejar en el día a día de visitantes y vecinos.
Sí. Es fundamental potenciar nuestro estilo de vida relajado y la buena gastronomía. Altea atrae turistas responsables y respetuosos con el entorno y el destino y eso es lo que queremos seguir potenciando.
Ha hablado del llamado turismo residencial. Altea linda con un municipio como l’Alfàs del Pi, que puede ser considerado un modelo de éxito en este sentido con su colonia noruega. ¿Qué tipología de residentes tienen en mente cuando habla de ellos?
En Altea tenemos un abanico de posibilidades un poco más extenso. Abarcamos a gente que viene para buscar un turismo de relax y también a colectivos que buscan un destino más activo. Hemos potenciado el cicloturismo siendo destino ‘cycling friendly’, lo que nos permite abarcar otro nicho de negocio. También estamos inscritos en el ‘tour and kids’, más enfocado hacia las familias. Fundamentalmente, lo que no debemos hacer es cerrar ninguna puerta.
«Tenemos un enorme abanico de posibilidades en el campo del turismo cultural»
Teniendo en cuenta la actividad cultural que ofrece Altea a lo largo de todo el año, ¿qué peso tendrá la cultura dentro de la estrategia turística?
Tenemos un enorme abanico de posibilidades en el campo de la cultura. La programación del Palau Altea es muy variada y creo que eso es algo que atrae a gente de todas las edades a nuestro municipio.
¿El objetivo final de esta estrategia, si me permite parafrasear aquella histórica sentencia de Alfonso Guerra a principios de los 80, es que a Altea, en 2030, no la conozca ni la madre que la parió?
No, todo lo contrario. Lo que buscamos es que Altea sea un destino sostenible. Para ello, no puede perder su identidad. Simplemente, queremos ganar en posicionamiento y venta del destino. Debemos transmitir una identidad propia de destino sostenible, cosmopolita, popular y hospitalario.
Así mismo, tenemos que potenciar la cultura turística y reforzar el sentimiento de pertenencia de la población y de las empresas, buscando un negocio durante todo el año.
Antes ha hecho referencia a la mutación del sol y playa al sol y mar. ¿El turismo de la navegación recreativa garantiza la sostenibilidad del destino?
Bueno, es un turismo de calidad que busca una gastronomía y una cultura de calidad. Es un tipo de visitante que busca refugiarse del turismo de masas que pueden representar destinos cercanos como pueden ser Benidorm y Calpe. Estamos contentos de tenerlos aquí porque nos diferencia y, sobre todo, genera empleo de calidad.
Benidorm, al que acaba de nombrar, puede ser, a la vez, un gran aliado y un peligro para su estrategia. Por un lado, es indudable que coloca a toda la Costa Blanca en el mapa turístico mundial, pero también va ligado, como usted misma ha dicho, al concepto de turismo de masas. ¿Cómo lo perciben ustedes?
Benidorm tiene su nombre y su público, pero mucho de ese público hace un día en Altea comiendo en nuestros restaurantes, comprando en nuestras tiendas y paseando por nuestras calles. Por lo tanto, siempre está bien tener a Benidorm cerca. Ellos tienen su turismo y nosotros el nuestro, pero siempre somos una excursión obligada.
En su estrategia de potenciación del cicloturismo se han apoyado, necesariamente, en otros puntos de la comarca a los que llegar a través de las rutas que siempre salen de Altea. En el resto de ámbitos de su estrategia, más allá del cicloturismo, ¿han planteado ese tipo de alianzas con otros municipios? ¿Es una estrategia basada en la comarcalización?
Esto no es algo en lo que nosotros podamos ir por nuestra cuenta. En Turismo Comunitat Valenciana vamos todos de la mano, al igual que con la Unión Europea. Es una estrategia de turismo sostenible que precisa de la colaboración de todos. La naturaleza no sabe de límites.
«Vamos orientados a una cultura de vida más activa. Hacia el ejercicio, la vida sana, comer bien…»
Durante el cambio de siglo el golf fue uno de los grandes potenciadores del turismo de la zona. Hoy, se dice que el cicloturismo es el nuevo golf. ¿Tienen vislumbrado ya qué producto será, dentro de unos años, el nuevo gran nicho de mercado?
Creo que vamos orientados, cada vez más, a una cultura de vida más activa. Hacia el ejercicio, la vida sana, comer bien… Las tres patas en las que nos podemos sustentar para fidelizar y tener negocio todo el año pueden ser el golf, la náutica y el ciclismo y aquí, en Altea, lo tenemos todo.