Cuando hablamos de ‘la España vaciada’ normalmente se nos viene a la cabeza las grandes extensiones de tierra deshabitadas que podemos hallar por Extremadura, la Mancha, Aragón o Castilla y León. Sin embargo, en la provincia de Alicante también existen pueblos casi fantasmales y lugares vacíos. Hablamos de aquellas zonas rurales que se han quedado paradas en el tiempo, especiales por la sierra de Aitana y El Comtat.
Este reportaje hemos querido dedicárselo a los alicantinos más olvidados. A nuestros 53 municipios con una población inferior a los 1.000 habitantes, de los cuales la inmensa mayoría continúan perdiendo habitantes cada año.
La residencia de la tercera edad de Tollos cerró el pasado año, haciendo perder 20 habitantes al pueblo
Declive de la agricultura
Según rezaba el censo que realizó el gobierno de España en 1860, la localidad de Tollos contaba entonces con 354 habitantes. Se trata de un pequeño y particularmente acogedor pueblo montañero ubicado en el valle del río Seta, a unos 25 kilómetros de Alcoy. El pasado año aún registraba 57 personas censadas, pero recientemente ha visto perder a una veintena debido al cierre de su residencia de ancianos. Por tanto ahora se ha convertido en el municipio más pequeño de la provincia de Alicante.
“La generación de mis padres tuvo que irse a otros sitios a trabajar, pues cuando los precios de la agricultura cayeron ya no daba para subsistir. La mayoría de los tolleros inmigraron a Elda para buscarse un empleo en la industria del calzado. Algunos siguen censados aquí, aunque solo vienen en verano. Ahora mismo, viviendo todo el año, seremos unas 20 personas” nos indica Félix Frau, alcalde del municipio por el Partido Popular.
Ocho de los diez pueblos más pequeños de Alicante están en la comarca de El Comtat de Cocentaina
Tollos solo es uno entre los muchos pueblos minúsculos que encontramos por la zona. En la comarca de El Comtat de Cocentaina se sitúan ocho de los diez municipios más pequeños de nuestra provincia. Famorca, Benillup, Facheca, Benimasot, Almudaina… Localidades cuyos nombres nunca suelen salir en los periódicos, ni ser mencionados en los informativos. Lugares en los que, como reza la genial película que en los años 60 realizase Juan Antonio Bardem, ‘Nunca pasa nada’. Y si pasa, apenas nadie se entera.
Abandono institucional
“Desde las instituciones públicas tenemos parte de responsabilidad en el fenómeno de la despoblación. El anterior Consell del PP hizo oídos sordos a las reivindicaciones de estos municipios. Aún estamos a tiempo de revertir el proceso, aportando recursos para mejorar la vida de la gente que continúa viviendo allí y que puedan contar con los mismos servicios que en las ciudades”, nos asegura Rubén Martínez Dalmau, vicepresidente segundo de la Generalitat y conseller de Vivienda por Unides Podem, en declaraciones a este periódico.
“La Diputación de Alicante es un plan contra la despoblación rural en sí misma. La mayor parte de sus inversiones van destinadas a los pueblos para garantizar la igualdad de oportunidades y desarrollo de todos los ciudadanos. De hecho, en los últimos cinco años hemos destinado cerca de 100 millones de euros a los municipios alicantinos inferiores a 2.000 habitantes, de los cuales 4,5 millones han ido específicamente para los cuatro pueblos más despoblados de la provincia” nos añaden fuentes de la institución provincial, ahora gobernada por PP y C’s.
Sin embargo, dando una vuelta por estas zonas despobladas, es fácil percatarse de que estas buenas intenciones que nos predican desde la Generalitat y Diputación cuando les preguntamos por el tema de la despoblación, en muchas ocasiones no han repercutido en hechos.
Un ejemplo evidente es la citada residencia de la tercera edad en Tollos. El Ayuntamiento llevaba años denunciando continuos retrasos y problemas con los pagos de la Conselleria de Políticas Inclusivas (gestionada actualmente por Compromís) necesarios para sostener este centro, hasta que la gestora ha acabado por rescindir el contrato.
“Esto ha sido un enorme mazazo para el pueblo. Hemos perdido de golpe a unos 20 residentes, lo cual es casi la mitad de nuestra población. También a los trabajadores que acudían cada día aquí, y contribuían a revitalizar la vida diaria del municipio” se lamenta el alcalde del pequeño municipio.
«Debemos reducir impuestos en las zonas rurales, porque a veces estamos cobrando lo mismo que en las ciudades» F. Frau (alcalde de Tollos)
Falta de comercios
La ausencia de habitantes o visitantes diarios contribuye a que apenas proliferen los establecimientos comerciales en la zona. Algunos de estos pueblos ni siquiera cuentan con negocios tan básicos como puedan ser una farmacia, una tienda de comestibles o un bar.
“En Tollos afortunadamente sí tenemos farmacia, pero desde que nos cerraron la residencia el farmacéutico se está planteando irse. Desde el Ayuntamiento queremos evitarlo buscándole un local más barato. El único bar que nos quedaba terminó su contrato en verano, y no quiso continuar, ahora estamos buscando un nuevo adjudicatario. También resiste un negocio de gafas de sol de madera artesanales, y yo tengo un taller de reparación de maquinaria” nos explica el alcalde.
Tampoco ayuda la avanzada edad de la escasa población de la zona, pues la mayoría de los habitantes ya suelen estar jubilados. Por ello los municipios centran sus esfuerzos en traer emprendedores más jóvenes.
“Las administraciones deberían concedernos más libertad a los alcaldes para eliminar impuestos. Si no abaratamos costes es muy complicado que encontremos emprendedores que quieran abrir negocios aquí. A veces incluso les estamos haciendo pagar las mismas tasas que en una ciudad” reivindica Félix Frau.
Sanidad y transporte
El tema sanitario es otra de las habituales reivindicaciones de estos municipios, más aún teniendo en cuenta la avanzada edad de su población. “La médica de la zona vive en Balones (131 habitantes), que está a unos ocho kilómetros de distancia. Viene dos días a la semana a Tollos. En otros pueblos como Quatretondeta (122 hab.) están bastante enfadados porque les han recortado a los mismos días, teniendo el doble de población que nosotros” nos explica el alcalde Félix.
Por otra parte las comunicaciones tampoco suelen ser muy eficientes, lo cual contribuye a aislar todavía más a estos pequeños pueblos de montaña. “Existe un autobús para Alcoy que pasa todos los días, pero como da la vuelta a todo el valle tarda casi dos horas. Para un trayecto tan pequeño es muy agotador, y la gente acaba prefiriendo no viajar. Tampoco es que haya muchos taxis operativos. Al final la forma más cómoda es que los vecinos se pongan de acuerdo para compartir coche y hacer viajes conjuntos” nos explica el regidor de Tollos.
El número de robos en las casas de campo ha aumentado considerablemente
Seguridad e internet
Respecto a la seguridad, según nos indican, el número de robos en casas de campo está aumentando considerablemente. “Por aquí ni pasa la Guardia Civil. Hace unos meses asaltaron la casa de la abuela de mi mujer en Famorca (47 hab.). Es una de las razones por las que se fue de Tollos el dueño del bar, también le entraron varias veces. Esto es un problema muy grave” se queja Félix Frau.
Y aunque en los últimos años se haya mejorado bastante, todavía existen zonas donde la cobertura telefónica flojea. Así mismo, algunas localidades sufren serias dificultades en el acceso a internet. “Afortunadamente en Tollos no tenemos este problema, pero en lugares como Quatretondeta o Gorga (249 hab.) aún no les ha llegado la fibra óptica en pleno año 2020” nos cuenta el alcalde.
«Abaratar viviendas está bien para atraer población, pero no sirve de nada si no damos servicios reales a estas zonas» R. Dalmau (conseller de Vivienda)
Iniciativas para repoblar
En algunos pueblos de España se han probado distintas iniciativas para atraer más población, a veces abaratando considerablemente o incluso regalando viviendas a familias numerosas. Los inmigrantes con hijos suelen ser los más interesados en estas ofertas, pues encuentran así una forma más asequible de residir en España. Aunque en general ésta es una tarea muy complicada para los ayuntamientos, pues estas zonas ofrecen pocas perspectivas laborales.
“Las políticas de vivienda son un buen instrumento, pero tienen que ir acompañadas de otros servicios. Por mucho que nosotros ofrezcamos casas a precios bajos, las familias no vendrán si no tienen asistencia sanitaria adecuada, o un colegio donde llevar a sus hijos” nos indica el conseller Dalmau.
Falta de escuelas… y de niños
Lo cierto es que efectivamente en muchas de estas localidades ni siquiera hay ya escuela, al no haber suficientes alumnos. “En Tollos tenemos asignada la escuela de Benilloba (724 hab.), que está a unos quince kilómetros y tiene un buen servicio de bus escolar, pero en realidad no tenemos niños desde hace ya varios años” nos apunta el alcalde Félix Frau.
Además no es infrecuente encontrarse en estos pueblos casas abandonadas desde hace muchos años, que presentan un estado bastante deplorable. “Recientemente visité el municipio valenciano de Yátova, donde han tenido la interesante idea de rehabilitar un antiguo cuartel de la Guardia Civil para construir viviendas dirigidas a gente desfavorecida. Desde la Generalitat debemos trabajar en la línea de favorecer estas iniciativas para que otros pueblos puedan hacer lo mismo” propone el conseller Dalmau.
«Mantener nuestra piscina supone un gran gasto para el Ayuntamiento, pero sino la gente no vendría ni en verano» F. Frau (Tollos)
El invierno y el verano
Otra característica habitual de estos pequeños municipios montañosos es que presentan dos caras muy distintas a lo largo del año. Si bien en invierno apenas cuentan con decenas de vecinos residiendo, en verano pueden llegar a quintuplicar su población.
“Nosotros fuimos pioneros poniendo una piscina en Tollos. Al Ayuntamiento le cuesta un dineral al año mantenerla, pero no podemos prescindir de ella porque sino la gente ya no vendría ni en verano. Muchas personas, incluso de otros pueblos, acuden para bañarse aquí y durante estos meses volvemos a tener ambiente en el pueblo” nos cuenta su alcalde.
Lo cierto es que en Aitana podemos pasar bastante frío en invierno, pero también escapar del calor soporífero propio del resto de la provincia durante junio, julio o agosto. Por ello muchas personas ‘vuelven al pueblo’ en estas fechas, que además suelen coincidir con las fiestas locales que celebran la mayoría de los municipios. A lo largo de la zona se pueden presenciar multitud de desfiles de Moros y Cristianos, danzas tradicionales, concursos de disfraces, paellas multitudinarias, etc.
Turismo rural
El turismo rural también se ha desarrollado considerablemente en una sierra de Aitana que presenta lugares tan particularmente hermosos como las Fuentes de Algar, la Vall de Gallinera, el Castell de Guadalest, etc. Además algunos de sus minúsculos pueblos son de origen medieval, y todavía mantienen restos históricos de la época árabe como castillos, murallas o calles empedradas. La cercanía con Benidorm lleva a que numerosos turistas realicen excursiones para conocer los rincones de estas montañas.
“Muchos alicantinos no conocen aún lo bonito que es el interior de su provincia y todas las sorpresas que uno se encuentra aquí. En Tollos no se circula, pues no caben los coches por las calles, es un sitio ideal para respirar tranquilidad. Tenemos también senderos que conducen hacia las cuevas con pinturas rupestres y estalactitas de las montañas. De verdad que merece la pena venir a conocer esta zona” promete el alcalde Félix Frau.
Los alcaldes del Valle de Seta han firmado un convenio de unión para luchar por sus reivindicaciones
¿Demasiados ayuntamientos?
Algunas voces piensan que estos minúsculos pueblos deberían fusionar sus ayuntamientos, como forma de aumentar su capacidad económica y servicios. No en vano España es el tercer país de la Unión Europea con más municipios (alrededor de 8.100), cuando en realidad somos el quinto en población total.
Aún así este debate sigue causando división política en nuestro país. El alcalde de Tollós se muestra favorable: “a largo plazo probablemente sea lo más lógico”, mientras que el conseller Dalmau no es muy partidario de la idea: “debemos respetar la autonomía y particularidades de cada municipio. La mejor fórmula es concederles más gestión y carteras de servicios a través de las mancomunidades”.
Precisamente los alcaldes del valle de Seta acaban de firmar un convenio mancomunal para unirse en sus reivindicaciones. “Nos hemos adherido todos, independientemente de nuestro color político, para tener más fuerza ante las administraciones superiores. Queremos dinamizar el turismo, atraer emprendedores, poner microbuses para conectar las piscinas, abrir una tienda centralizada que nos surta de pan diario y otros víveres, etc.” nos indica Félix Frau.
«Aún estamos a tiempo de revertir el proceso» R. Dalmau (conceller de Vivienda)
Compromisos políticos
Desde la Generalitat y la Diputación también nos prometen más esfuerzos para atender todas estas necesidades. En la administración autonómica radican las competencias para mejorar los servicios de sanidad, educación o el acceso a la vivienda; mientras que la institución provincial suele encargarse de ofrecer subvenciones varias, ayuda técnica a estos ayuntamientos tan escasos de personal o coordinar los servicios mancomunales.
“Revertir la despoblación es una de las mayores prioridades del Govern del Botànic, por eso hemos creado una Dirección General que se está encargando de elaborar una Agenda Valenciana Antidespoblamiento (AVANT) para frenar este fenómeno” nos asegura el vicepresidente segundo Dalmau.
“Nuestro compromiso por evitar la despoblación queda patente en las numerosas ayudas que impulsamos a los municipios de más pequeños. Las subvenciones para asistencia en gestión presupuestaria, para la dirección facultativa de obras, nuestra área de asesoramiento gratuito legal y en nuevas tecnologías, o en cualquier otro aspecto como formar empleados o conservar edificios públicos” nos indican desde la Diputación.
Los 10 pueblos más pequeños de la provincia
(Año 2011 / 2019)
Tollos (El Comtat): 49 hab. / 37 hab.*
Famorca (El Comtat): 62 hab. / 47 hab.
Benillup (El Comtat): 97 hab. / 97 hab.
Benifallim (L’Alcoia): 115 hab. / 105 hab.
Facheca (El Comtat): 108 hab. / 106 hab.
Benimasot (El Comtat): 129 hab. / 106 hab.
Almudaina (El Comtat): 112 hab. / 113 hab.
Quatretondeta (El Comtat): 114 hab. / 122 hab.
Balones (El Comtat): 162 hab. / 131 hab.
Benifato (Marina Baixa): 188 hab. / 140 hab.
*El dato de Tollos ya pertenece a 2020.