Benidorm es, bien lo saben sus habitantes y visitantes habituales, mucho más que sol y playa; pero si algo ha permitido a la ciudad erigirse en uno de los grandes líderes del sector turístico internacional son, precisamente, sus arenales.
Aunque su momento de mayor apogeo, como es lógico, coincide con los meses de verano, cuando miles de turistas de todo el mundo eligen la costa benidormense para disfrutar de su merecido descanso, el buen clima del que goza la ciudad durante todo el año permite disfrutar de sus playas, prácticamente, cualquier día durante los doce meses.
Con una temperatura media anual de 19º y más de 3.000 horas de sol al año, es impensable desligar el éxito del llamado ‘modelo Benidorm’ de sus dos elementos más característicos: la urbanización en altura y sus playas orientadas al sur.
Una temperatura media anual de 19º y más de 3.000 horas de sol al año permiten de su disfrute todo el año
Un capricho de la naturaleza
Efectivamente, existe un secreto a voces que convierten a las playas de Benidorm en el sueño dorado de todo veraneante que poco tiene que ver con la calidad de sus aguas, su limpieza o los excelentes servicios que ofrecen. Ese elemento no deja de ser un capricho de la naturaleza, pero es uno de los principales factores que posibilitan su disfrute los 365 días al año: su orientación al sur.
Su orientación al sur las protege de los temporales predominantes en la zona
Esa mirada meridional, unida a la protección que ofrece su bahía, hacen a los arenales benidormenses prácticamente inmunes a los temporales predominantes en esta zona del Mediterráneo, lo que no sólo beneficia a la seguridad del baño, sino que, además, consigue que pocas veces las playas se vean seriamente dañadas por los pocos días de mal tiempo que sufre la ciudad.
Benidorm ha sabido reinventarse a medida que las necesidades y demandas del sector turístico lo ha ido demandando, pero siempre lo ha hecho sacando pecho de las que, para no pocas personas, son las mejores playas urbanas de Europa. Por ello, no debe de extrañar que al referirse a los cinco arenales del municipio cualquier buen conocedor de la ciudad se refiera a ellas como ‘las joyas de la corona’.
Poniente, mucho más que un paseo
La Playa de Poniente, la más occidental de las cinco con las que cuenta la ciudad, fue, durante mucho tiempo –y, seguramente, lo sigue siendo–, la playa preferida por los habitantes de Benidorm. Uno de los motivos para ello es su ubicación. Es el arenal más cercano al casco urbano de la ciudad y, por lo tanto, la que más a mano han tenido históricamente la mayor parte de los benidormenses.
La construcción del Paseo de Poniente, con diseño de Carlos Ferrater, hace ahora diez años supuso un nuevo impulso no sólo para esa playa sino para toda la zona. Fue uno de los primeros grandes espacios públicos que el peatón ganó al coche en ese cambio de paradigma urbano que han traído los nuevos tiempos y, de nuevo, Benidorm fue una de las ciudades pioneras en abordar esa transformación.
De la mano de ese paseo, la larguísima playa de Poniente ha ido ganando adeptos, aunque sigue siendo una de las menos concurridas de la ciudad lo que, unido a sus magníficos servicios, la ha convertido en la primera opción para muchos.
Mal Pas, la perla escondida
Enclavada a los pies del Castell de Benidorm y a sólo unos pasos del Club Náutico y de sus vecinas playas de Poniente y Levante, la Cala del Mal Pas es, para muchos, la gran desconocida de las tres playas urbanas del municipio.
Con apenas 120 metros de longitud y poco más de 40 metros de amplitud, su tamaño y, sobre todo, la protección que le ofrecen la Punta Canfali y el espigón del puerto, hacen de su zona de baño una de las más especiales de la ciudad.
Pese a su proximidad con algunas de las principales zonas de ocio de la capital turística, la Cala del Mal Pas sigue siendo, especialmente en los meses inmediatamente anteriores y posteriores a la gran temporada alta de julio y agosto, un lugar de descanso en el que disfrutar de una agradable sensación de tranquilidad y aislamiento.
La Almadrava y Tío Ximo, lo salvaje
Benidorm, ya lo hemos dicho, tiene cinco playas, pero dos de ellas, pese a encontrarse a menos de cinco minutos del bullicioso centro turístico, pueden ser consideradas, todavía, como rincones salvajes. Se trata de las calas de La Almadrava y Tío Ximo.
Enclavadas en pleno Parc Natural de la Serra Gelada, ambas cuentan, en la temporada de máxima ocupación, con servicio de socorrismo, lo que las hace ideales para pasar un día en familia disfrutando de algunos de los rincones más bellos de la ciudad.
La playa de Levante es, sin duda, la más conocida e icónica de todas ellas
Levante, ´la reina del baile`
Pero si las playas de Benidorm son su ‘joya de la corona’, podríamos decir que la Playa de Levante es, por mérito propio, la gran reina del baile veraniego. Es la más occidental de sus tres playas urbanas y, sin duda, la más concurrida tanto durante el día como por sus animadas noches.
Su éxito ha crecido de forma paralela al desarrollo de la zona más turística de la ciudad, la que discurre, de forma paralela a este arenal, desde el Rincón de l’Oix hasta la renovadísima Plaza de la Hispanidad. Miles de plazas hoteleras se concentran en esa zona y la Playa de Levante ha sido siempre capaz de absorber a todos esos veraneantes ávidos de sol y mar.
Biblioplaya, aseos, lavapiés, puestos de socorro, baños adaptados, socorristas… La lista de servicios que ofrece esta playa (muchos de los cuales también se encuentran en Poniente) es infinita y eso, unido a todos los factores ya descritos anteriormente, la convierten en uno de los puntos más concurridos y amados de Europa en el periodo estival.
Las playas
Playa de Levante
Longitud: 2.000 metros. Amplitud: 50 metros. Bandera Azul: Sí
Playa de Poniente
Longitud: 3.100 metros. Amplitud: 110 metros. Bandera Azul: Sí
Cala del Mal Pas
Longitud: 120 metros. Amplitud: 40 metros. Bandera Azul: Sí
Cala de La Almadrava
Longitud: 100 metros. Amplitud: 10-15 metros. Bandera Azul: Sí
Cala del Tío Ximo
Longitud: 60 metros. Amplitud: 35 metros. Bandera Azul: Sí