Entrevista > Felipe Orts Lloret / Ciclista (La Vila Joiosa, 1-abril-1995)
El día 29 de enero de 2017 Bieles (Luxemburgo) amaneció gris y frío. Muy frío. Los conductores de las caravanas que, poco a poco, iban llegando a las zonas acotadas para ellas, trataban de no patinar demasiado sobre el césped, todavía helado a esas horas, de la campa luxemburguesa. Dentro, quien más quien menos, hacía balance de lo que estaba por venir.
En una de ellas, un vilero de 22 años sonreía. Las sensaciones eran buenas y, aunque ‘con alma de marinero’, que decía Serrat en su inolvidable ‘Mediterráneo’, esas dificilísimas condiciones, en realidad, le venían muy bien.
Disciplina invernal
El ciclocross, la disciplina invernal del ciclismo, se relaciona en el imaginario colectivo del aficionado con circuitos completamente embarrados –lo que algunos llaman ‘chocolatadas’–, frío y Flandes, la región belga donde este deporte es una auténtica religión.
Sin embargo, la Comunitat Valenciana, una zona tan antagónica con esa imagen tópica, ha dado a España alguno de sus mejores especialistas. Nada que ver, es cierto, con la enorme cantidad de corredores vascos que han jalonado el palmarés nacional, pero Paco Pla, allá por el cambio de siglo, ya dejó claro que los valencianos tenían algo que decir en este deporte.
Plata histórica
Pero ese día, el 29 de febrero de 2017, Felipe Orts iba a eclipsarlo todo. En una carrera casi perfecta, en la que supo hacerlo todo bien y, sobre todo, dominar su bicicleta en un terreno completamente helado que provocó más de una caída entre los favoritos, ese joven vilero se proclamaba subcampeón del mundo de ciclocross y se confirmaba, como ya dejó ver a lo largo de esa temporada, como una de las grandes promesas de la especialidad a nivel internacional.
Tras dar el salto al profesionalismo, impulsado por esa plata de Bieles, Orts pasó, como es lógico, un año complicado. Una temporada de adaptación. En España, donde no tiene rival, las cosas seguían saliendo rodadas, pero falló en el nacional, donde terminó segundo y, sobre todo, no terminó de brillar en las citas internacionales.
El tiempo, en todo caso, acabó por confirmar lo que los expertos vaticinaban: todo era cuestión de adaptación. De hacerse al ritmo de la nueva categoría. Hoy, completamente asentado en ella, ocupa la 10ª plaza en el ránking mundial y es el primer corredor no belga o neerlandés de la tabla. Algo que, como él mismo reconoce, significa muchísimo.
«El ‘circo’ lo tienen montado belgas y neerlandeses y eso siempre les beneficia»
¿Cómo explicaría, a los no iniciados, la importancia que supone esa circunstancia de ser el segundo del ‘resto del mundo’ en esta especialidad?
¡Es muy complicado! Tengo una teoría que creo que ayuda mucho a entenderlo de una forma gráfica: Bélgica y Países Bajos son los dos países que tienen la capacidad de conseguir que los corredores potentes se queden en el ciclocross. De ahí que, normalmente, ellos ocupen el top10 de la clasificación mundial. El ‘circo’ lo tienen montado entre ellos y, evidentemente, eso siempre beneficia a los corredores de esos países.
Apenas necesitan viajar para conseguir conformar una temporada completa, mientras que nosotros sí necesitamos desplazarnos para poder estar en esas carreras y, por lo tanto, tener la opción de sumar puntos.
En Bieles se destapó de forma definitiva para el ciclocross internacional. Sin embargo, no llegaba a ese mundial con las mejores sensaciones.
En realidad, no fue un gran año. La temporada anterior había dado un paso adelante muy importante y, sinceramente, esperábamos algo más aquel año. Es verdad que tuve carreras bastante buenas, pero en las citas más importantes tuve muchos problemas entre averías, caídas y cosas de la mala suerte.
Eso sí, toda la mala suerte que tuve ese año se revirtió el día de Bieles. Fue una gran carrera.
«El paso más importante lo dimos con la creación del equipo profesional»
Esa plata mundialista en Bieles, ¿fue el resultado que necesitaba para terminar de convencerse de que realmente podía estar con la elite?
Creo que el paso más importante en ese sentido lo dimos más tarde, con la creación del equipo profesional. Todo lo que hemos ido consiguiendo desde entonces habría sido imposible sin ese apoyo. Lo que sí que se consiguió con ese subcampeonato del mundo fue terminar de convencer a los patrocinadores de que había que apostar.
Siempre entendieron que había que ir despacito y facilitando el poder tener las condiciones mínimas para competir al nivel que estamos.
«Cada vez que conseguíamos un objetivo, buscábamos el siguiente paso para seguir mejorando»
Si hay un lugar que, por condiciones climáticas, parece alejado del mundo del ciclocross es, sin duda, la Comunitat Valenciana. ¿Qué hace un chico como usted en un deporte como este?
(Ríe) ¡Esa pregunta me la han hecho tantas veces! ¿Qué pinta un vilero en el ciclocross? No ha sido una cosa de haber dicho desde el principio que esto es lo que quería hacer e ir a por ello. Ha sido una evolución. Hemos ido poco a poco. Las primeras carreras que disputé fueron las de la Challenge de la Comunitat Valenciana, que se celebraban en la provincia de Alicante. Luego, ya fuimos al resto de las provincias y, luego, a la Copa de España.
De allí, ya dimos el salto al resto del mundo. Cada vez que conseguíamos un objetivo buscábamos el siguiente paso siempre pensando en seguir mejorando. De hecho, en ello estamos todavía.
Como especialista, ¿cómo explicaría qué es el ciclocross para aquellos aficionados que se asoman al ciclismo únicamente durante el Tour o la Vuelta?
Es muy difícil de sintetizar en una respuesta breve. Siempre digo que es una modalidad ciclista que se practica con bicicletas de carretera adaptadas para correr sobre el barro. A partir de ahí, el ciclista hace lo que puede.
El mayor atractivo es que se disputa en un circuito, es decir, el aficionado puede ver el espectáculo justo delante y ver varias veces a los corredores.
«No es necesario entender de ciclismo para saber qué está pasando en una carrera de ciclocross»
Eso, por no hablar de su espectacularidad.
Efectivamente, es un deporte muy espectacular. Además, no es necesario entender de ciclismo para saber qué está pasando. Al contrario de lo que sucede en la carretera, seguir una carrera de ciclocross no implica conocer las tácticas específicas del ciclismo. Son pruebas que duran una hora, pero que en diez minutos pueden cambiar por completo. Siempre está sucediendo algo.
El seleccionador nacional de ciclocross y, desde este año, también de ruta, es valenciano. Supongo que para usted, especialmente en los inicios, fue importante tener a alguien con sus conocimientos cerca.
Sí, sobre todo a nivel personal. Como seleccionador, he tenido el mismo trato que cualquier otro corredor. Dicho esto, es verdad que desde mi tercer año como Sub-23 tuve el apoyo de Pascual Momparler a través de Ridley y algún otro patrocinador.
Esa influencia me permitió salir a correr las pruebas de la Copa del Mundo, donde conseguí terminar en sexta posición en la general. También pude ir al mundial de Zolder (Bélgica), donde terminé sexto. Ese empujón, en ese preciso momento, fue enorme y es lo que me permitió llegar donde estoy ahora.
Si bien el ciclismo de carretera es un deporte en el que el equipo tiene mucha importancia, el ciclocross es mucho más individual. Ni siquiera los grandes bloques de la especialidad afrontan las carreras con tácticas de equipo. Siendo esto así, ¿por qué decía antes que para usted fue muy importante la creación del equipo primero con Delikia y ahora con Teika como patrocinadores?
Es verdad que el equipo no influye en nada una vez que estás dentro del circuito. Como mucho, puede jugar algún papel en una carrera al año y si se da alguna situación muy determinada. Lo que sí es importante es el equipo que tú, como ciclista, llevas detrás a cada carrera.
Ten en cuenta que en este deporte, en una carrera de nueve vueltas, puedes cambiar nueve veces de bicicleta. Eso implica un trabajo enorme para los mecánicos y la gente que está detrás del ciclista. ¡Eso hay que verlo!
«El hecho de que no sea una modalidad olímpica limita mucho el apoyo que recibimos»
España ocupa ahora mismo la tercera posición mundial como país por detrás de Bélgica y Países Bajos. Sin embargo, al no ser deporte olímpico el ciclocross se queda fuera de la mayor parte de subvenciones y ayudas oficiales. ¿Esa buena posición mundial se ve reflejada en el apoyo que reciben los corredores?
El hecho de que no sea una modalidad olímpica, sobre todo de cara a la Federación, limita mucho. Eso es algo que tenemos que tener claro. El Consejo Superior de Deportes destina muchísimo dinero a los deportes olímpicos.
Lo que nosotros reivindicamos es que el dinero que se tenga se invierta en permitir la progresión de los corredores. A que no se limite todo a cumplir el expediente en los campeonatos del mundo. Todos sabemos las limitaciones que supone no ser olímpico, pero si quieren corredores buenos y les interesa la disciplina, tienen que poner de su parte.
Este año ha ganado todas las carreras que ha disputado en España menos la de Ametzaga, donde una avería le dejó sin opciones. ¿Le supone una presión añadida ese rol de clara referencia?
Es verdad que cada vez que tomo la salida, especialmente en España, salgo a ganar. Por ello, ahora que sólo queda por correr el nacional, ya lo puedo decir: cada vez que no gano es un pequeño fracaso. Por ello, es verdad que tengo ese puntito extra de presión. Da igual lo que hayas ganado, porque si fallas en una carrera parece que ya no vale.
Pocas semanas antes de enfrentarse a un nuevo Campeoanto del Mundo consiguió retener su título de Campeón de España. ¿Fue tan fácil esa victoria como las predicciones y sus resultados anteriores hacían pensar?
Conseguimos revalidar ese título. Sabía que llegaba en un buen momento y que había hecho bien los deberes antes de viajar a Pontevedra. En cualquier caso, es una carrera que siempre es muy complicada. Los rivales llegaban muy fuertes y resultó muy difícil abrir hueco, pero yo me encontraba muy bien y tenía muy buenas sensaciones de principio a fin. No tuve averías y no cometí ningún error y estoy muy contento de haberme podido llevar a casa el maillot de campeón de España.
«El objetivo es estar entre los diez primeros en el mundial, pero un top15 también me dejaría contento»
Este año ha demostrado que tiene potencial y piernas para meterse entre los diez mejores del mundial. ¿Es ese el objetivo?
Es una carrera muy complicada. Es un día en el que todos quieren estar al máximo. Sí, es verdad que el objetivo es estar entre los diez primeros, pero he de decir que si termino entre los 15 primeros también me podría quedar contento.