La Nucía se ha caracterizado en los últimos años por acoger todo tipo de eventos deportivos y recibir en sus instalaciones a campeones y referentes de las más diversas disciplinas. Mientras la localidad iba adquiriendo músculo y cultura deportiva, en su interior iba creciendo una campeona autóctona, Lucía Llinares Domingo, quien a sus 16 años es una de las más firmes promesas del tenis femenino español.
Es la actual campeona de España cadete en individuales y dobles y 43ª del ranking nacional
Espectacular progresión
Actual campeona de España cadete en individuales y dobles y número 43 del ranking nacional pese a no pelearlo, Lucía empieza a romper barreras, llamando a las puertas del relevo generacional en el tenis femenino nacional.
Su espectacular progresión no se puede entender sin la ayuda de sus entrenadores –Jorge Arroyo, anteriormente y la Academia David Ferrer de La Nucía, en la actualidad- y, sobre todo, de su entorno familiar, que la protege del ruido mediático y la mantiene con los pies en el suelo y los codos en la mesa para estudiar.
“Comencé a jugar al tenis con cinco años. Estaba en el parque del Polideportivo de La Nucía y vi a unos niños jugando y me gustó. A la semana siguiente ya estaba entrenando con un grupo de Jorge Arroyo. Me encantó”, recuerda la tenista, quien hace tres años pasó a formar parte de la Academia Ferrer.
Constancia
Goyo Linares, su padre, asegura que la progresión de su hija fue meteórica desde el primer momento. “Era la más pequeñita del grupo, pero se la daba bien. Empezó yendo una vez a la semana, luego dos y hasta que acabó entrenando todos los días”, rememora su padre.
“No fue de un día a otro. Sino de forma constante. Iba a torneos y ganaba siempre a niñas mayores que ella. Cada vez con más claridad y evolucionando en su juego”, apunta su padre, quien asegura, bromeando, que los genes tenísticos de su hija “seguro que no son míos”.
Prioridad en los estudios
La progresión de Lucía, y su palmarés, no ofrecen dudas de que el deporte alicantino está ante una de sus principales figuras de los próximos lustros, aunque Goyo Llinares sigue enfocando a los estudios como máxima prioridad y también como gran preocupación.
“Está siendo duro, pero lo llevo bien. Me levanto muy temprano para estudiar y me acuesto estudiando. A las 7:15 de la mañana ya estoy en pista entrenando hasta las 9:30 horas, que voy a la escuela. Y por la tarde de nuevo entrenamiento”, explica Lucía, quien cursa estudios de Primero de Bachiller en el Colegio Internacional Lope de Vega de Benidorm, “donde me ayudan en todo lo que pueden para poder compaginar viajes y exámenes”.
“Cuando llegan los exámenes es cuando la veo más agobiada”, señala Goyo, quien asume que si la joven prosigue con su evolución deportiva “no sabremos qué haremos, porque esto cada día se va a complicar más ya que estará más tiempo viajando y compitiendo por el extranjero”.
Ya ha tenido ofrecimientos de patrocinio por parte de marcas deportivas
Un mundo difícil
“Somos conscientes de lo difícil que es llegar al tenis profesional y de que hay miles de niñas en el mundo que compiten por un puesto en la élite. Además, está el riesgo de una lesión y que toda la carrera se eche a perder”, reflexiona el padre de la tenista.
“Nosotros no queremos que ella sea tenista de élite por nosotros, sino que ella haga lo que más le guste en la vida”, apostilla. “Hemos visto niñas, sobre todo de países del Este, que se dejan perder porque están angustiados de tanta presión y lo que quieren es dejar de jugar al tenis. Juegan al tenis porque es lo que quieren sus padres, no ellas”, denuncia Goyo Llinares.
Precisamente, una de las medidas adoptadas en casa para quitarle presión a Lucía es no haberse comprometido aún con ninguna marca deportiva, a pesar de haber tenido ya ofrecimientos. “No queremos agobiarla. Las marcas exigen resultados y un determinado ranking para seguir apoyando. Y nosotros, lo que queremos, es que todo sea muy natural”, reflexiona el progenitor de la tenista.
Vida social
Los padres de Lucía están empeñados en que la vida de su hija, a la que califican como “muy tímida”, no se limite exclusivamente a los estudios y el tenis. De hecho, le animan a salir de vez en cuando, aunque a pesar de estar en plena adolescencia no se siente atraída, de momento, por las mismas cosas que el resto de jóvenes de su edad.
El ping-pong y el parchís son los otros hobbies de la nuciera, quien tiene como ídolos en la pista a David Ferrer y a la rumana Simona Halep “por lo luchadores que son”, ya que la garra y el pundonor son también sus principales características de juego. “No es la primera vez que ha levantado un 5-0 en contra”, presume Goyo, quien añade que otra de sus fortalezas es “su frialdad, ya que si le miras la cara no sabes si va ganando o perdiendo”.
«Me gustaría ser la mejor o, por lo menos, tener una vida dedicada al tenis» L. Llinares
Futuro
Lucía asume con una maravillosa naturalidad su presente, repleto de entrenamientos, concentraciones, viajes y exámenes, consciente de que el gran sueño está cada día más cerca. “Me gustaría ser la mejor. O por lo menos tener una vida dedicada al tenis”, confiesa la joven campeona, quien ni siquiera contempla, de momento, un plan B para su vida personal y profesional en el caso de que se canse algún día del tenis. “No lo tengo aún muy claro, pero me gustaría que mi futuro estuviese relacionado con el deporte”, concluye.