Corría el año 1911 cuando una gran protesta feminista abarrotó las calles de Copenhague, hasta extenderse por media Europa. Los manifestantes pedían el sufragio femenino y el derecho de las mujeres para acceder a trabajos remunerados en igualdad de condiciones que los varones. Éste fue el origen histórico del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Para celebrar este 8 de marzo, en este periódico hemos querido recordar a tres mujeres alicantinas que se abrieron paso en el mundo laboral luchando contra viento y marea en una sociedad que no les regaló absolutamente nada. Todas ellas fallecieron hace años, pero su recuerdo no ha cesado de inspirarnos.
Carmela Ramos
En 2017 se nos fue para siempre Carmela Ramos, a sus 97 años de edad. Unas cuantas décadas antes ella había sido la última Bellea del Foc de la Segunda República, así como una madre luchadora que lo dio todo por su hijo.
Carmela nació en Benalúa, hija de un comerciante vinícola. Siendo pequeña sus padres decidieron internarla durante tres cursos en un colegio de Montpellier para que aprendiera francés. Entonces ellos no podían ni imaginar hasta que punto dicha decisión sería providencial en su futuro.
Siendo una adolescente de apenas 15 años, Carmela logró ganar el certamen de Bellea del Foc de 1936 representando a la hoguera de Benalúa. Unos años más tarde se casó con Bartolomé Iborra y tuvieron a un hijo llamado Jaime. Sin embargo, poco después un repentino paro cardiaco de su marido la dejaría viuda en plena Posguerra.
Carmela Ramos empezó vendiendo cosméticos y acabó creando toda una red comercial en la provincia
Enseñando francés
Para poder alimentar a su aún pequeño niño, la joven Carmela dio clases particulares de francés a alicantinos pudientes al tiempo que trabajó como comercial para la empresa americana Fuller Cosmetics. Su buena fama laboral creció tanto en la ciudad, que acabaría siendo contratada por varios colegios de prestigio al tiempo que creó toda un red comercial de cosméticos por la provincia.
Toda una vida de incansable trabajo que la privaron de poder dedicarse a su gran pasión: la escritura. Ya al final de su vida, con 91 primaveras a sus espaldas, Carmela al fin hallaría tiempo para escribir y publicar una novela que tenía en mente desde joven. Si bien su Jaime también abandonó este mundo precipitadamente, antes de ello la dejó cuatro nietos que la acompañaron hasta el fin de sus días.
Ana Ballenilla
La familia Ballenilla era la propietaria del antiguo cine Avenida de Alicante, pero la joven Ana se encontró en la Posguerra sin su padre (ejecutado en la Guerra Civil) y sin su hermano (asesinado por el movimiento maquis). Por ello durante estos duros años tuvo que buscarse las habichuelas trabajando como intendente mercantil y agente comercial.
Aunque quizás el gran logro en la vida de Ana fuera en la política, pues se convirtió en la primera mujer diputada electa de la provincia de Alicante y la décima en la historia de España. Un mérito que consiguió incluso antes de que llegara la democracia a España.
Ana Ballenilla fue la primera mujer diputada por Alicante ganando la votación a cuatro hombres en pleno Franquismo
Ley de Educación
Fue a través de las elecciones a Cortes convocadas por la Dictadura Franquista en 1967, las primeras celebradas desde la Segunda República. Éste no fue sino una especie de intento por parte del régimen de aparentar cierta democracia, aunque paradójicamente los partidos políticos estaban prohibidos y el Congreso apenas tenía funciones reales.
Aún así Ana Ballenilla se presentó y logró ser la candidata más votada de toda la provincia de Alicante, superando a los cuatro hombres que también pugnaban por el puesto. Su principal labor parlamentaria fue participar en la redacción de la Ley de Educación aprobada en 1970.
Alejandrina Candela
Para finalizar este homenaje, hemos querido incluir a la mujer que quizás más ha contribuido a endulzar la vida de los alicantinos. Hablamos de Alejandrina Candela, fundadora de la mítica Horchatería Azul.
Originaria de la pedanía jijonenca de Monnegre, se mudó a Alicante siendo niña cuando a su padre le ofrecieron el arrendamiento de una finca de cultivo en Garbinet. Su primer empleo fue como dependienta en una tienda de medias, hasta que se casó con su novio Manolo Sorribes, pasando a trabajar en la fábrica de corcho que sus suegros tenían en la calle Calderón de la Barca.
Alejandrina Candela reconvirtió una fábrica de corcho en una de las horchaterías más exitosas de Alicante
Del corcho a la horchata
A finales de los años 30 su marido contrajo una dura enfermedad que le impidió seguir trabajando y por la que acabaría falleciendo. Alejandrina tenía tres hijos a quienes alimentar, así que se le ocurrió utilizar el local de la fábrica de corcho para abrir una horchatería. Aquello fue en plena Guerra Civil, de hecho por muy poquito se libraron de las bombas que cayeron sobre el Mercado Central.
Un par de años más tarde Alejandrina había conseguido ya ahorrar dinero suficiente como para registrar oficialmente su negocio en el Ayuntamiento. Decidió llamarla Horchatería Azul, por ser éste el color de Alicante. Gracias a sus enormes esfuerzos, a aquellas jornadas en las que se levantaba a primera hora para fabricar la horchata y no cerrar el local hasta por la noche, logró sacar adelante a su familia.
Cuando sus hijos se fueron haciendo mayores recogieron el testigo de la horchatería. Hoy son sus nietas quienes la regentan. Si bien Alejandrina no dejó nunca de ayudar en el negocio, hasta que abandonase este mundo a sus 99 años de edad.
Tres mujeres y un destino
Carmela, Ana y Alejandrina. Tres mujeres de vidas muy distintas pero con algo en común. Todas ellas tomaron decisiones nada fáciles, arriesgaron cuando todo parecía en su contra y acabaron labrándose su propio éxito. Gracias a las barreras que ellas rompieron, hoy las mujeres alicantinas pueden disfrutar de oportunidades que antes eran impensables. Nunca debemos olvidarlas.