Entrevista > Matías Antón Mena / Poeta (Torrevieja, 8-agosto-1957)
Matías Antón Mena lleva escribiendo poesía desde los trece años. Estudió Magisterio y ha trabajado durante años en el sector de la Administración, pero eso no le ha impedido publicar cinco libros.
No sólo se ha dedicado a la poesía, sino que también ha escrito letras que han sido musicadas por grandes compositores, como la del último Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía de Torrevieja.
Recientemente has publicado ‘El verbo que me habita’, ¿qué podemos encontrar en esta nueva obra?
Este libro es el más crudo de todos los que he escrito porque quizá me encuentro en una edad más provecta y se miran las cosas desde otra perspectiva y, por lo tanto, mis soledades, como suelo llamar a mis poesías, son más profundas.
‘El verbo que me habita’ es un grito sordo que sale de mi interior desbocado y atraviesa mi mirada; una mirada incrédula que busca comprensión, sentimiento, comunicación… respuestas en definitiva.
¿Cómo ha sido el proceso de composición?
Voy escribiendo conforme voy sintiendo, es muy difícil sentarse y obligarse a ello. El tópico que dice que los poetas siempre llevamos un lápiz y papel encima para apuntar es cierto porque luego, cuando te sientas, coges esas anotaciones y empiezas a revivir ese sentimiento.
«Empecé a escribir mis primeros poemas con trece años»
¿Cuándo siente Matías Antón Mena la llamada por la poesía?
La inquietud por la poesía la sentí desde pequeño. Empecé a escribir mis primeros poemas con trece años porque me llamaban la atención los versos y me gustaba la rima, siempre con la musicalidad. Años más tarde, tras haber realizado el servicio militar, empecé con mi primer libro de poesía. Recuerdo que de pequeño me dijeron que mi bisabuelo era un versador popular que no sabía ni leer ni escribir.
«Me encantaría que los lectores hiciesen suyos mis textos»
¿Qué quieres transmitir con tu poética?
Me encantaría que los lectores hiciesen suyos mis textos. Igual no entienden el momento vivido que he querido plasmar en dicho poema pero, al final, cada uno lo interpreta a su manera. Es precisamente eso lo que más satisfacción me produce, que sientan algo por lo que lean.
¿Cuándo sientes que un poema está terminado?
La revisión no acaba nunca, porque cada vez que me pusiese a leer intentaría cambiarlo. Cuando estoy acabando lo leo, lo interiorizo y si musicalmente me satisface porque tiene un principio, una continuidad y un final que me relaja, entonces lo dejo, aunque más tarde pueda volver a realizar alguna modificación.
¿En qué ha cambiado tu lenguaje poético durante todos estos años?
Es difícil saber en qué ha cambiado, pero sí noto ese cambio en la manera de expresar los sentimientos. A lo largo de estos años he publicado cuatro libros de poemas y uno de prosa. Al final, me resulta más fácil desenvolverme en el verso. Para mí la poesía se ha convertido en una forma de vida.
¿Quiénes han sido tus autores de cabecera?
Empecé con autores de la generación del 98, pero siempre han sido los autores de la generación del 27 porque la manera que tenían de escribir me hacía moverme en un mar de metáforas.
«A la juventud les gusta escribir, cada uno tiene una forma de hacerlo pero yo veo que el interés no se pierde nunca»
Tras años involucrado en el mundo de la poesía, ¿está en desuso por parte de los más jóvenes?
A la juventud les gusta escribir, cada uno tiene una forma de hacerlo pero yo veo que el interés no se pierde nunca. Si bien es cierto que la poesía no tiene las ventas que tiene la narrativa, pero se puede ver a la gente joven encantada con la poesía, escribiendo y a lo mejor ellos no saben que están escribiendo poesía. De hecho, si haces un recital de poesía puedes ver como escuchan con la mirada. La poesía sigue viva.
Tras ‘El verbo que me habita’, ¿en qué otros proyectos estás trabajando?
Estoy escribiendo una nueva obra, esta labor poética es algo que va surgiendo día a día, no se puede parar. Además, tras veinte años sin pintar me voy a dedicar de nuevo a la pintura. Me obsesiona hacer retratos, pero hasta cuando estoy pintando tengo que parar porque surge algo que me hace escribir.
¿Por qué se celebra?
El Día Mundial de la Poesía surge para honrar a los poetas, revivir tradiciones orales de recitales de poesía, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía, fomentar la convergencia entre la poesía y otras artes como el teatro, la danza, la música y la pintura, y aumentar la visibilidad de la poesía en los medios.
La decisión de proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO durante el periodo de sesiones que se celebró en París en 1999.