Entrevista > Toni Pérez / Alcalde de Benidorm (Benidorm, 2-junio-1968)
El día 13 de marzo Benidorm, la ciudad que nunca duerme, vio cómo el sol se apagaba lentamente hundiéndose en el anaranjado horizonte del Mediterráneo. Aquella noche pocos imaginaban que la vida de la capital turística de la Costa Blanca estaba a sólo unas horas de cambiar, quién sabe hasta cuándo, de forma tan abrupta como inesperada.
Toni Pérez barruntaba ya, porque contaba con los datos que se lo indicaban, que la que para muchos era una vía de agua sin importancia que apenas obligaría a un pequeño reajuste del rumbo de este transatlántico del turismo, era un problema de los gordos. Que el iceberg contra el que Benidorm había chocado no quedaría, como había sucedido en el pasado, en un bache reputacional del que sobreponerse con una buena campaña de posicionamiento en los mercados emisores.
“El verano está perdido en base a lo que el verano supone para Benidorm, evidentemente”, es la dura sentencia de Pérez, que no le pone paños calientes a la dramática situación que se avecina.
«Evidentemente, el verano está perdido»
El Turismo nacional, la salvación
En ese mismo sentido, el primer edil señala al turismo nacional como la tabla de salvación de una temporada increíblemente complicada, pero avisa de que quizás “ya veremos si lo podemos disfrutar durante todo el verano y con las aperturas de todas las fronteras interiores de España. Con los números que trabaja Benidorm por regla general, como cualquier otro de los grandes destinos turísticos de España, el verano no va a ser igual”.
«El problema real del que hablamos es de volumen. De masa crítica a la que poder dirigirnos»
En cualquier caso, el gran problema al que se enfrenta la ciudad de los rascacielos es que, incluso consiguiendo grandes cifras de ocupación nacional, esto no podrá paliar las pérdidas surgidas de la debacle internacional. “En el calendario anual, el turismo nacional y el internacional se reparten a un 50%, pero el problema real del que hablamos es de volumen. De masa crítica a la que poder dirigirnos”.
«En el mejor de los casos, podremos comenzar a recibir turistas extranjeros a partir de octubre»
Pérez insiste en que “España recibió 83,7 millones de turistas extranjeros en 2019 y hay que pensar que en 2020, desde el 16 de marzo, el número de internacionales que podamos recibir es una incógnita absoluta. Posiblemente, ninguno. O, en el mejor de los casos, podremos comenzar a recibir turistas extranjeros a partir de octubre”.
A un tercio de su capacidad
Ninguno de los escenarios posibles, ni el más optimista, permite pensar en grandes cifras este año. Toni Pérez adelanta que “estaremos hablando, en todo caso, de un tercio de la capacidad de recepción. Además, no sólo debemos pensar en que esos turistas tengan capacidad de movilidad, sino también en qué consecuencias ha tenido la pandemia en sus vidas tanto de salud como económicas. Luego, que quieran viajar y, por supuesto, que nos escojan”.
El primer edil benidormense sabe que el calendario, al menos tal y como está trazado a día de hoy, juega en contra de los intereses de su ciudad. “Hay que ser realistas y señalar que el turismo nacional, especialmente el familiar, tiene su momento álgido en el mes de agosto ya que es un turismo que, con niños, no va a viajar en los meses de septiembre, octubre o noviembre, que son en los que Benidorm tenía una velocidad de crucero rompiendo la estacionalidad y superando ocupaciones del 80%. Es una situación muy complicada y muy perversa”.
Después de haberse beneficiado de distintas crisis en destinos que son competencia directa, Benidorm debe ahora transitar ese camino hacia la reinvención. En cualquier caso, Pérez cree que esto tampoco será algo nuevo para la ciudad. “Lo que Benidorm está haciendo siempre es reinventarse. Nunca ha dejado de hacerlo. Se habla mucho de reconstrucción y yo prefiero hablar de evitar destrucción. También se habla de la nueva normalidad, pero la normalidad no puede ser nueva. Será una realidad, y nos tendremos que adaptar a ella”.
«Debemos trabajar en que el ansia de volver a la vida como la teníamos no nos lleve a dar pasos atrás»
Seguridad sanitaria
Lo que es innegable es que el reto en el futuro a corto plazo es inmenso. Por ello, Toni Pérez adelanta que esa reinvención “la tendremos que hacer con todas las herramientas que tenemos y con nuestras fortalezas. De todo hay que sacar conclusiones positivas. Precisamente, la conversión de Benidorm en DTI, aplicar la tecnología a la mejor gobernanza, es lo que nos ha permitido tomar esas decisiones de anticipación o entrar proyectos de innovación que están siendo aplaudidos por todas las administraciones superiores”.
En el ámbito reputacional, el primer edil de la capital turística de la Costa Blanca piensa que es el momento de “transitar hacia nuestro asentamiento como destino turístico seguro desde el punto de vista sanitario. Nadie está libre de este virus. Ni las personas, ni los territorios. La única solución que hemos tenido hasta ahora es el confinamiento y así es fácil no contagiar. Ahora tenemos que trabajar en que cuando todo esto finalice el ansia de volver a disfrutar la vida como la teníamos no nos lleve a dar pasos atrás, sino tener más seguridad y garantías”.
La respuesta tecnológica
Benidorm consiguió ser el primer Destino Turístico Inteligente (DTI) certificado del mundo. Pérez asegura que las tecnologías usadas por la ciudad para alcanzar ese logro fueron fundamentales para adelantarse de forma muy importante en la toma de decisiones durante los primeros días de la pandemia, como decretar el cierre de todos sus hoteles el día 15 de marzo –el resto del Estado esperó hasta el 26 de ese mes– en un plazo de 72 horas.
Cuando se le pide que explique, de forma concreta, cómo ayudó la tecnología en ese sentido, Pérez aclara que lo fundamental fue “el cruce de datos. El Big Data no sirve de nada si ni hay un análisis del mismo. Cuando lo haces, puedes saber que a primeros de febrero había muchas personas, en lugar de gran afluencia turística, hablando del Covid-19. Lo hacían fuera de España, pero a muy pocos kilómetros de nosotros”.
Al ser conscientes de esa realidad “eso permite que el Ayuntamiento de Benidorm solicite una reunión con Salud Pública en el día 24 de febrero. Si eso lo sabía Benidorm, aplicando gobernanza a la inteligencia turística, creo que todos deberíamos haberlo sabido aplicando gobernanza a la gestión política”.
«Benidorm cerró sus hoteles ocho días antes de que hubiese una obligación legal de hacerlo»
La valentía del sector hotelero
El alcalde benidormense ha querido romper una lanza a favor del sector hotelero de la ciudad ya que “hay que poner en valor el hecho de que, de forma acertadísima y anteponiendo un criterio sanitario, se tomara la decisión de cerrar las empresas sin que existiera ningún mandato nacional o autonómico que obligase a ello y en un momento en el que en España la gente no estaba hablando del Covid-19”.
En ese mismo sentido, Pérez considera que “es importante señalar que llevábamos trabajando en esta posibilidad desde el día 9 o 10 de marzo, pero que toda la industria hotelera se acogiese en bloque a cerrar un domingo 15, con un plazo de 72 horas, me parece muy valiente y hay que aplaudirlo. Creo que es algo que pasará a la historia porque este es un punto de inflexión para nosotros”.
El primer edil hace extensivo ese reconocimiento al resto de los sectores económicos de la ciudad. “Benidorm tomó la decisión once días antes y ocho días antes de que existiese la obligación legal; la ciudad cerró sus hoteles y con ellos la inmensa mayoría se los apartamentos turísticos y otros subsectores como las agencias de viajes, las agencias de transporte, la restauración, los bares, las cafeterías…”.
Fuerte empujón reputacional
Pese a que esa decisión de obligar a poner un repentino y precipitado punto y final a las vacaciones de algo más de 30.000 turistas provocara, como es lógico, la indignación de muchos de ellos en ese momento, Pérez cree que a la larga esa decisión ayudará a fortalecer la reputación de Benidorm como un destino seguro en todos los aspectos.
Para él, esa orden fue “una responsabilidad. La gente se fue con la sensación de que ‘me cuidan’. Creo que reputacionalmente esto es impagable porque fuimos los únicos que tomamos esa decisión, aunque luego, en cascada, vinieron muchos más”.
«La ciudad tiene un mensaje común que es que sólo desde la seguridad vamos a recibir a los turistas»
Destino preferido
Ese rédito positivo comienza ya, en opinión de Pérez, a transformarse en una realidad. “Ahora, cuando todo el mundo sabe que los destinos turísticos no van a estar abiertas en unas semanas o meses, es curioso que Benidorm siga siendo el lugar preferido por nuestros visitantes, por encima de cualquier otro lugar del mundo. Seguimos en el imaginario de la gente”.
Una decisión que, para lo bueno y para lo malo, asume como propia. “Siempre digo que, en la búsqueda de responsables, me busquen a mi. Siempre, en base a los datos, hago lo que mis convicciones me marcan”. Por todo ello, insiste en que “Benidorm siempre ha sido una ciudad segura que ahora, además, transita para ser segura sanitariamente. La ciudad tiene un mensaje común que es que sólo desde la seguridad vamos a recibir a los turistas. No podemos lanzar el mensaje de ‘aquí no pasa nada’”.
Una realidad muy singular
Durante estos últimos meses de confinamiento y, especialmente, a consecuencia de las primeras medidas de desescalada que se han ido aplicando, Benidorm ha vuelto a adaptar sus normas y formas de hacer a una realidad que por muchos motivos, comenzando por su urbanismo, es tremendamente singular.
Como claro ejemplo de ello, Pérez recuerda que “cuando se habilitó la posibilidad de salir con niños a la calle, nuestros cálculos nos orientan a que a menos de un kilómetro de nuestras playas viven 15.000 menores de 14 años que, acompañados de un adulto y aplicando una ratio de un adulto por cada tres menores, nos hablan de más de 20.000 personas. Eso no se puede abrir porque lo ha dicho un Decreto del Estado”.
Con sus palabras, el primer edil no pretende criticar a aquellos lugares que sí permitieron el uso de sus arenales en ese momento ya que “no se nos puede comparar con una playa, con un arenal más extenso que el nuestro que tenga a 300 niños viviendo a un kilómetro. Esos ejemplos hay que trabajarlos desde el punto de vista de la innovación y el conocimiento”.
Generosidad política
Un punto común que han destacado diversos actores de la vida civil y empresarial de la ciudad, durante estos ya largos meses de crisis, es la unión política que, desde la lógica discrepancia ideológica, has mostrado los distintos partidos con representación municipal, consiguiendo dar una imagen muy dispar con la de la continua bronca y enfrentamiento a las que nos han acostumbrado los políticos nacionales.
Preguntado por dónde está el secreto de ese logro, Pérez “lo resumiría en la generosidad y en que siempre debe ser más generoso el que tiene la capacidad de resolver. Es la única herramienta que existe. Podremos entrar y enzarzarnos en muchos debates, podremos hacer y recibir críticas, pero si tienes claro tu horizonte y eres generoso en él y no pierdes el tiempo en responder a la crítica destructiva, la imagen que transmites es de tranquilidad y serenidad”.
En conclusión, el primer edil benidormense asegura que “no trabajas para que no te critiquen, sino para dar soluciones. Sobre todo, sabiendo que tu puesto de responsabilidad te permite a ti ser generoso y, quizás, eso te obligue a serlo. No se puede ahora gobernar sin transparencia y sin información. El WhatsApp es una herramienta de contacto diario entre el alcalde y la oposición”.
Benidorm, cuestión de Estado
Benidorm, por todo lo que ha explicado su alcalde en esta extensa entrevista, supo anticiparse y reaccionar en la primera fase de la crisis del coronavirus y, por ello –y por su indiscutible posición de liderazgo en la industria turística– se ha ganado a pulso convertirse en un referente a la hora de plantear cómo afrontar la recuperación. En ese sentido, confrontamos a Toni Pérez con la cuestión de si, de alguna manera, Benidorm debe convertirse en una cuestión de Estado en lo que al turismo se refiere.
“De alguna manera, lo está siendo desde el año 2017”, reconoce. “Benidorm ha sido un impulsor. Cuando nosotros llegamos a la conversión en DTI no aparecíamos en los mapeos. Nuestro nombre no estaba en ningún sitio. Nos impusimos un reto y lo alcanzamos siendo los primeros. Hemos sido parte del germen de una red española de destinos turísticos que ahora concita más de cien entidades”.
Toni Pérez asegura que “Benidorm va a estar en la punta de lanza de la salida de esta crisis. Hay dos elementos en los que España lideraba: la sanidad y el turismo. Los dos han salido muy dañados en su reputación y son dos marcas que deben ir de la mano en la refundación”.