Entrevista > Esperanza Delgado / Mujer Relevante de l’Alfàs 2020 (Baza -Granada-, 12-enero-1952)
Cuando el pasado día 8 de marzo Esperanza Delgado recibió la distinción de Mujer Relevante de l’Alfàs 2020 –en la primera edición de este reconocimiento– nadie podía imaginar que sólo unos días más tarde el sistema sanitario, al que ha dedicado los mejores años de su vida, tendría que superar la mayor prueba de estrés posible.
Todavía emocionada por el calor que le mostraron sus vecinos en las últimas horas, Delgado disfrutó de los saludos y los abrazos de los alfasinos. Es una mujer querida y, por lo tanto, una mujer feliz. O viceversa.
Nadie lo sabía todavía, pero los besos, los abrazos e, incluso, el terrenal placer de compartir café y charla en una terraza al sol de la primavera para realizar esta entrevista, estaban a sólo unas horas de ser borrados de nuestras vidas. Por ello, esta andaluza menuda, que hizo de l’Alfàs su hogar hace ya décadas, rebosa optimismo y agradecimiento no sólo por el premio obtenido sino, sobre todo, por saberse parte fundamental en la construcción del municipio que ahora conocemos… y de ese sistema sanitario al que tanto debemos.
Hay un refrán que dice aquello de que uno es de donde pace y no de donde nace. ¿Se siente usted, al menos, tan alfasina como bastetana?
Yo me siento alfasina. Llegué aquí en junio del 74, así que imagínate cuánto tiempo llevo ya aquí.
Usted llega a l’Alfàs en una época muy distinta a la actual a todos los niveles y, por supuesto, también en cuanto a los derechos de la mujer. Pero eso no le impidió desarrollar una actividad profesional que la llevó a ser muy protagonista en muchos cambios a nivel local y comarcal.
Fui muy afortunada. A la semana de llegar aquí comencé a trabajar como enfermera en lo que entonces era el Hospital Vírgen de Fátima [actual Clínica Benidorm]. Desde ese momento, seguí trabajando hasta el día en que me jubilé.
Es verdad que se trataba de una realidad diferente; que una mujer trabajara fuera de casa no era lo habitual, pero sí estaba bien visto que lo hiciéramos. Por lo menos, en el ámbito sanitario. En aquella época, en enfermería había un 98% de mujeres.
Y de la sanidad privada da el salto a la pública.
Empecé en el consultorio de la avenida Tomás Ortuño en el año 78. Desde el 80 desempeñé mi trabajo como enfermera jefe y seguí como directora de Enfermería de Atención Primaria del área de Salud la Marina Baixa, puesto que desempeñé hasta 1995.
Su ascenso, por lo tanto, fue rápido. ¿No se encontró con los llamados techos de cristal?
En el ámbito de la sanidad siempre ha habido presencia de mujeres como mandos intermedios. Hasta que no se desarrolló la Atención Primaria, que es algo que se inició allá sobre el 84, yo trabajé en la organización de todo el programa de funcionamiento de lo que iba a ser ese programa.
Durante esa etapa la Atención Primaria dio un paso cualitativo importantísimo.
Participar en la puesta en marcha del programa me abrió unas posibilidades tremendas. Pusimos en marcha el Centro de Salud de La Vila Joiosa, de Callosa d’En Sarrià, el Consultorio de Finestrat, el del Rincón de l’Oix… fue una época apasionante porque pasamos de una atención muy personalizada, en el médico del pueblo, a hacer una atención multidisciplinar. El cambio fue importantísimo.
«La medicina preventiva es mucho más sana y económica que la curativa»
Aquel desarrollo coincidió con el salto que España dio en los años previos al mágico 1992. ¿Fue realmente una conversión tan grande como parece?
Sí, fue brutal. Fue el desarrollo de la medicina preventiva, que es mucho más sana y económica que la curativa. Además, también en esos años se construyó el Hospital de La Vila Joiosa. En definitiva, dimos el salto para convertirnos en una España comunitaria.
«Tuve la suerte de rodearme de gente buenísima que me obligaron a hacer muchas cosas»
En su etapa como concejala también tuvo un gran peso su carácter reivindicativo. Puso usted en marcha la OMIC, creó toda la estructura de Servicios Sociales, tuvo un peso específico muy importante para poner en marca el Centro de Salud de l’Alfàs…
Yo entré de concejala en el año 1987 y en l’Alfàs estaba prácticamente todo por hacer. Había que preocuparse por todas estas necesidades sociales. Además, aquí estaban muriendo muchos jóvenes por la droga y yo me impliqué mucho en ese tema.
Tuve la suerte de rodearme de gente buenísima que me obligaron a hacer muchas cosas. Ellos me permitieron desarrollarme y hacer todas estas cosas, porque yo nunca dejé mi trabajo como enfermera. En las cuatro legislaturas en las que estuve, nunca tuve dedicación exclusiva.
¿Piensa que, de no haber accedido usted a ese cargo, otra persona hubiese hecho ese mismo trabajo?
Creo que sí. No me considero una persona única, sino alguien con muchas inquietudes y con ganas de hacer cosas a la que le dieron la oportunidad de hacerlas. Si no me hubieran llamado para ser concejal, quizás hubiese hecho otras cosas. Siempre tuve mucho interés en ayudar a la sociedad en todo aquello que estuviera de mi parte.
«Poner en marcha el Centro de Salud de l’Alfàs fue algo importantísimo»
De todos los logros que consiguió realizar, ¿cuál ha significado más para usted a nivel sentimental?
Poner en marcha el Centro de Salud de l’Alfàs fue algo importantísimo. Coincidió que yo era concejala de Sanidad y directora de Enfermería y que el centro lo construyó el Ayuntamiento para cederlo después a la Conselleria. Haber formado parte de las dos situaciones, hace que sea la obra que más significó para mi.