El fútbol femenino no está de moda, sino que ha llegado para quedarse definitivamente. Así lo dicen las audiencias de los partidos de la Liga y de la Selección Española, instalada ya por méritos propios entre la nobleza mundial.
Las futbolistas, observadas no hace tanto tiempo como algo exótico, comienzan a tener contratos publicitarios importantes, a vender camisetas con su nombre y a ser tratadas como lo que son: profesionales.
Superación, insistencia e ilusión
En el principio de ese camino hacia la cima, aunque ya con paso decidido y firme, se encuentra Clara Ferrer, una alteana de solo 15 años que apunta a gran jugadora de fútbol. Superación, insistencia e ilusión son los pilares en los que se apoya una niña llamada a hacer historia en el fútbol femenino provincial.
Lleva ya dos años bajo la tutela del Levante, uno de los clubes que más mima el futbol femenino en España, y ha tenido la oportunidad de defender la camiseta de la selección de la Comunidad Valenciana e, incluso, participar en entrenamientos de la Sub-16 de España.
El club granota ya le ha ofrecido renovar su contrato por dos temporadas más
Sin abandonar los estudios
Clara, que ya tiene sobre la mesa la propuesta de renovación del Levante, comenzó a jugar al fútbol con apenas ocho años, a pesar de los consejos de su madre que prefería orientarla al balonmano. “También lo intentó con la natación y el tenis, pero ella solo quería fútbol”, explica Kiko Ferrer, padre de la jugadora, a la que el Levante impide conceder entrevistas al ser aún menor de edad.
La alteana se educó en un ambiente deportivo. Su padre y su madre jugaban al fútbol y balonmano, respectivamente, aunque fue la influencia de su abuelo Mariano la que resultó decisiva. “Fue el que la enseñó a chutar de pequeña. Clara siempre ha vivido para el fútbol. Le cogió tal cariño que al final tuvimos que ponerle la condición de que podía jugar al fútbol, pero sin abandonar los estudios”, explica Kiko. Y la niña cumplió, porque su padre presume de las notas. “No baja de notables y sobresalientes”, añade.
Golpe de efecto
No fueron unos inicios fáciles para Clara, que comenzó a jugar en las escuelas deportivas de Altea en prebenjamines y con un equipo en el que era la única niña. Poco después probó suerte en Villajoyosa, en equipos alevines y benjamines en los que seguía habiendo una gran mayoría de chicos.
Clara, aficionada desde pequeña al FC Barcelona, explotó futbolísticamente en La Vila, precisamente en un partido del autonómico sénior ante el Levante, cuyo cuerpo técnico quedó impresionado por el juego de la alteana. “Dio tres asistencias y marcó un gol espectacular”, recuerda Kiko.
Lo sorprendente es que su hija tenía en ese momento 13 años y había firmado una obra de arte ante rivales de 19 y 20 años. Clara ya había deslumbrado un año antes al firmar más de 30 goles, pero la exhibición ante jugadoras más hechas no pasó desapercibida para el club valenciano, que se lanzó a por ella.
Selección Española
Apenas un entrenamiento fue suficiente para que los coordinadores del Levante tuvieran claro que deseaban quedarse con la perla de Altea. Clara, pese a su juventud, ya ha sido citada con el equipo C y el año que viene la tienen en cuenta para comenzar a darle protagonismo en el filial.
Aunque el gran día llegó con la primera llamada de la Selección Española en el pasado mes de octubre. “Estaba en el instituto y comenzó a recibir mensajes de felicitación en su teléfono. Ella pensaba que eran por ser convocada con la selección valenciana, pero cuando se dio cuenta de que era con España se puso a llorar de alegría”, relata orgulloso Kiko.
La experiencia en Las Rozas fue inolvidable. “Al principio estaba nerviosa, pero luego ya se le vio más suelta, como es ella”, añade su padre.
Juega de media punta y destaca por su capacidad para marcar y asistir
Jugadora diferencial
La evolución deportiva de Clara ha sido espectacular, ya que pasó de jugar como lateral a moverse con libertad absoluta por todo el frente de ataque. Sus jugadoras referencia son Alexia Putellas, atacante del FC Barcelona y de la Selección Española, y Ruth García, del Levante, aunque también siente devoción por el centrocampista Riqui Puig, la gran perla de la cantera azulgrana.
“Es una jugadora de equipo y de las que prefiere dar un gol a una compañera que marcarlo ella. Yo diría que sus principales virtudes son la humildad y el compañerismo”, señala su progenitor, quien es el encargado de llevar a su hija dos y tres veces a la semana a Valencia para entrenar con el Levante. Clara tiene calidad, pero también carácter, como demuestra en los partidos ante jugadoras de más edad, ante las que nunca se arruga.
A pesar de su imparable trayectoria, tanto Clara como su entorno tienen los pies en el suelo. “Solo tiene 15 años. Pueden pasar mil cosas de aquí a unos años. Siempre le digo que afronte esta etapa con ilusión y que sea humilde, porque pocas llegan. A la larga se fijarán más en ella por sus valores como persona que como jugadora”, apostilla Kiko.
Su padre, Kiko, le augura un gran porvenir, aunque advierte que «todo depende de ella»
Adolescencia
Clara está en una edad complicada, la adolescencia, pero su entorno está tranquilo porque solo piensa en fútbol. “Apenas sale con las amigas y cuando quiere salir es para ver a sus compañeras jugar en La Nucía o Benidorm. Cuando no está jugando al fútbol, quiere verlo”, relata Kiko, quien con la mano en el corazón cree que su hija “puede llegar, aunque eso dependerá de ella”. “Todo lo que tiene de buena en el campo y como estudiante lo tiene de desastre en casa, es muy desordenada”, bromea.
El viaje hacia la cima es largo, pero Clara, como afirma su padre, va por el buen camino y está bien aconsejada. “No deja de ser una niña. Toda esta experiencia, pase lo que pase, ya se la lleva. Queda mucho y dependerá de ella”, sentencia Kiko.