Entrevista > Franz Habiz / Presidente de Hospal (Hochfeistritz -Austria-, 6-marzo-1948)
Altea, como la práctica totalidad de las poblaciones de la comarca de la Marina Baixa, vivió, en la segunda mitad del siglo XX, una profunda transformación que cambiaría su día a día para siempre. La llegada y explosión del turismo hizo que las gentes de la Villa Blanca abandonaran sus oficios y ocupaciones tradicionales para apostarlo todo por esa nueva oportunidad que llegaba desde el otro lado de la frontera.
Con el desarrollo turístico llegaron, además, nuevos vecinos. Algunos, como Franz Haubiz, se instalaron en Altea después de haber recorrido miles de kilómetros desde sus países de origen, pero los años –casi cuatro décadas en su caso– les han convertido en unos alteanos más.
Desde su ‘El Austriaco’, cuya terraza se asoma al Mediterráneo y a la nueva playa creada tras la conclusión de la primera fase del Frente Litoral, Haubiz vela por los intereses del sector hostelero de la Villa Blanca como presidente de la Associació d’Hostalers per Altea (Hospal).
Hospal nació en el año 2012 y, por lo tanto, se podría decir que se trata de una asociación joven. Usted no está en ella desde el principio, pero ¿cuándo decidió dar el paso de formar parte de la misma?
Estuve como invitado en el acto en el que se presentó la asociación. En aquel entonces decidí esperar y no hacerme socio porque, al menos para mí, no existía esa necesidad.
Yo entré hace tres años, cuando surgió toda la problemática relativa a los espacios de las terrazas y los cerramientos en la primera línea. Hicimos una reunión para crear una nueva asociación, pero finalmente vimos que era mejor unirnos a la ya existente: Hospal. Ahora cumplo un año como presidente.
«Quería reflotar Hospal para que fuera una herramienta útil para ayudar a defender la gastronomía de Altea»
¿Por qué tomó la decisión de ponerse al frente de la asociación como presidente?
Porque quería reflotar Hospal y que, de esta manera, fuera una herramienta útil para ayudar a defender la gastronomía de Altea. Sin importar si los asociados están en primera línea, en segunda línea, en el casco antiguo, el Puerto de Campomanes…
Quiero tirar del carro para defender los intereses de los hosteleros de Altea frente a los problemas que veíamos venir.
¿Qué era lo que veían venir?
Gracias a la asociación y a las reuniones que hemos mantenido con el Ayuntamiento hemos evitado que quitaran las terrazas y cerramientos. Es algo que, por el momento, se ha quedado paralizado.
«Si los turistas no tienen terrazas ni aparcamientos acabarán por no venir e irse a l’Albir o Calp»
¿Qué es lo que reivindican ustedes exactamente en lo referente a esa cuestión?
Altea es un pueblo muy bonito, pero ¿de qué vive? La mayor parte de su actividad económica viene generada por el turismo. Por ello, debemos de cuidar mucho al turista y ser siempre capaces de seguir atrayendo visitantes.
Si no tienen terrazas, no tienen aparcamientos… acabarán por no venir. Como mucho, vendrán de paso, darán una vuelta y se irán a l’Albir o a Calp. Por todo ello, estamos hablando de una cuestión con una gran repercusión económica para el municipio.
Ha añadido la cuestión de los aparcamientos. ¿No hay suficientes?
No tenemos parkings abiertos 24 horas. Si en verano cierran a las doce, la gente que está sentada en las terrazas está preocupada porque se tiene que marchar corriendo a por el coche. Es obvio que eso es un problema muy importante. Todo el mundo sabe que todos queremos aparcar lo más cerca posible del lugar a donde vamos a ir.
¿Qué soluciones proponen?
En la zona de la Plaza de la Filarmónica hay un espacio más o menos muerto en el que se podría crear un aparcamiento de dos o tres pisos. Es que… ahora quieren hacer una playa nueva. Muy bien, me parece estupendo, pero ¿dónde va a aparcar la gente?
Ustedes se han mostrado contrarios a la solución propuesta en el Proyecto del Frente Litoral para el parking del Charco. ¿Se oponen a su eliminación o se trata de una cuestión de falta de alternativas?
Efectivamente, para nosotros lo más importante de esta cuestión es la ausencia de alternativas. Si quitan este parking, muy bien, pero antes de hacerlo tienen que poner otro. No pueden suprimir todas esas plazas sin ofrecer una alternativa.
Insisto: la zona de la Filarmónica es un sitio que está perdido y ahí se podría plantear perfectamente una solución. En cualquier caso, lo primero que hay que hacer es crear nuevas plazas y luego, con eso resuelto, ya se puede quitar lo que hay.
¿Altea tiene un problema de aparcamiento?
Sí. Si vienes a las nueve de la noche, no encuentras sitio donde aparcar. Tienes que dar muchas vueltas. Hay que encontrar una solución. Si hay que pagar, no pasa nada porque siempre podemos negociar poder ofrecer precios especiales a clientes y negocios de la zona.
Quiero aclarar que cuando hablamos de esto no sólo lo hacemos pensando en el turista, sino en todos los clientes. Tanto los que se bajan de un avión, como los que vienen desde pueblos cercanos o vecinos de Altea.
«La gente se va a l’Albir porque sabe que allí hay muchas plazas de aparcamiento»
Al final, se convierte en un problema de competencia porque esos potenciales clientes que viven en la comarca acaban marchándose a otros lugares como l’Albir por ese mismo motivo.
Así es. La gente se va a l’Albir porque sabe que allí hay muchas plazas de aparcamiento y, además, existen grandes parkings gratuitos. Saben que dan una vuelta y ya está.
Y todo ello, sin haber entrado a hablar todavía de esa misma problemática en el casco antiguo.
Hace poco hemos tenido una reunión con el Ayuntamiento en la que les hemos planteado la necesidad de crear una nueva parada de autobús en el aparcamiento que quieren asfaltar para poder subir hasta el casco antiguo. Además, también planteamos que es preciso crear, al menos, dos espacios de estacionamiento de autobuses.
También hemos planteado peatonalizar el camino que va hasta la Cruz y que, desde allí, se cree una escalera mecánica para facilitar el acceso de la gente mayor al casco antiguo.
«En mi caso, la normativa de terrazas y cerramientos supondría perder el 80% de volumen de negocio»
¿Han calculado cuántos comensales hubiesen perdido en caso de haber salido adelante la nueva regulación de terrazas y cerramientos?
No se trata tanto de la cantidad, que también. Es, sobre todo, una cuestión que afecta directamente al mejor sitio de los locales. En la primera línea tenemos terrazas al otro lado del carril bici. Cada uno tiene, más o menos, diez mesas y 30 o 40 sillas.
En mi caso, se trata del 80% del volumen del negocio. Lo tengo calculado todo y, si quitan esto, no sé si podría sobrevivir. Tendría que echar gente a la calle. Al menos a dos trabajadores, y eso es algo que queremos evitar.
La normativa de terrazas y cerramientos está, por ahora, puesta en pausa. ¿El Ayuntamiento entiende sus reivindicaciones? ¿Cómo ve el futuro de esa ordenanza a medio o largo plazo?
La verdad es que estamos en el aire. Hablas con unos y con otros y la sensación es que algún día lo van a hacer. Cuando hagan la nueva playa, seguirán adelante con esta cuestión.
«No buscamos la confrontación con el Ayuntamiento, queremos trabajar conjuntamente»
¿Las relaciones con el gobierno local son fluidas?
En los últimos tiempos van mejor. Me da la sensación de que ahora tienen una predisposición al diálogo. Nosotros somos una asociación apolítica, defendemos los intereses de un sector económico tan potente como el turístico.
Creo que si todos los partidos políticos alcanzaran un acuerdo sería algo beneficioso para el municipio. Deberían de afrontar esta cuestión olvidándose de los intereses de cada uno de ellos. Cada uno debe tener su mentalidad y su punto de vista, pero deben hablar con nosotros. Nosotros no buscamos la confrontación con el Ayuntamiento, queremos trabajar conjuntamente.
Otra cuestión que les preocupa son los elevados precios de los alquileres.
Sí. Estamos negociando esa cuestión también. Todo se reduce a un problema de gastos. La realidad es que los gastos nos están comiendo.
«No está descartado que en el futuro podamos hacer algo relacionado con el Oktoberfest»
Se llegó a hablar de que querían organizar un Oktoberfest. ¿Qué hay de cierto en ello?
Queríamos hacerlo, pero el Creativ Club de Calp, que es el motor de esto, ha decidido irse este año a La Nucía. No tiene sentido hacer algo en las mismas fechas porque allí tienen muchas facilidades y mucha fuerza, pero vamos a sentarnos a hablar para ver si podemos poner en marcha algo de cara al futuro. No es algo que esté descartado.
La cuestión del Oktoberfest es un buen ejemplo de la importancia que pueden tener las relaciones con asociaciones, hosteleras o no, de la comarca. ¿Cómo entienden ustedes esa colaboración?
Yo siempre he defendido que lo mejor es hacer un frente común. Si intercambiamos información e ideas, se aprende más y todo el mundo sale ganando. He de decir que es algo que, desde Hospal, consideramos muy importante.
Volviendo al ámbito local, ¿qué otras propuestas han trasladado al Ayuntamiento para mejorar la competitividad de la hostelería de Altea?
Hemos abordado la necesidad de realizar una señalítica que indique el camino y el tiempo que se tarda hasta ciertos puntos. Por ejemplo, ‘3 minutos hasta la playa’, ’10 minutos hasta la Iglesia’…
Altea, en comparación con Benidorm y Calp, ha atraído históricamente a un turista con un nivel adquisitivo más alto. Eso ha asociado su oferta gastronómica a una imagen de mayor calidad. ¿Cree que el turista que llega por primera vez a la Costa Blanca lo hace siendo sabedor de la calidad que ofrece Altea en comparación con sus municipios más cercanos?
Eso puede, efectivamente, ser un pequeño problema, porque el que llega sin conocer Altea básicamente no sabe absolutamente nada de Altea. Es un pueblo al que tienes que venir para ver lo que hay.
Ahora que es tan importante presumir de los pueblos antiguos y bien cuidados, debo decir que no hay otro lugar en España como Altea. Es un lugar bonito y, muy importante, con unos niveles de calidad y de seguridad muy elevados. Por lo tanto, aquí la gente no viene a beber o a buscar jaleo. Altea es un lugar amable que lo ofrece todo.
La imagen, merecida o no, que tiene Benidorm de destino ‘low cost’ puede jugar en contra de los intereses de Altea. Sin embargo, estar tan cerca de una potencia turística como esa ciudad es beneficioso. ¿En términos generales, considera la influencia de Benidorm positiva o negativa para el turismo en Altea?
Sin ninguna duda, la presencia de Benidorm tan cerca es bueno para Altea. Sólo hace falta escuchar a nuestros clientes. Desde el primer día, tengo clientes que vienen a Benidorm y nos visitan cada año.
Associació d’Hostelers per Altea (Hospal)
Web: www.hospal-altea.com
Contacto: administracion@hospal-altea.com
Número de socios: +/- 50 empresas (datos de febrero de 2020)