Entrevista > Gemma Pérez Sala / Yoguini (Torrevieja, 02-mayo-1986)
Con los movimientos restringidos durante más de diez semanas nos hemos visto obligados a reinventarnos. Hay quienes han apostado por hacer pasteles, retos, ejercicio y, por supuesto, yoga.
Hablamos con Gemma Pérez Sala, delegada responsable de la sede torrevejense de la Escuela Internacional de Yoga para conocer el que ha sido uno de los antídotos contra el confinamiento en casa.
¿Por qué es preciso aprender a respirar?
El ritmo de vida que llevamos hace que desnaturalicemos el acto simple de respirar y parar. La gran mayoría no está familiarizada con el diafragma, sus implicaciones físicas, psicológicas, su funcionamiento correcto y cómo creamos ese acto de respirar. Respirar sin prestar atención a si lo estamos haciendo de manera correcta es como ir con un coche sin pasarle la revisión.
Cuando somos pequeños respiramos con todo nuestro potencial respiratorio. Sin embargo, conforme nos vamos haciendo más mayores, apenas lo utilizamos o lo hacemos de manera muy pobre. Nuestro cuerpo necesita respirar bien para funcionar correctamente ya que respirar mal nos afecta a la capacidad cerebral, envejece las células y daña a nuestro cuerpo.
«Como seres humanos no estamos acostumbrados a pisar el freno»
Muchos han aprovechado estas semanas para iniciarse en esta disciplina milenaria.
De la noche a la mañana se nos ha brindado el regalo de tener muchas horas libres. Esto que a priori es algo maravilloso, tiene un trasfondo sobre el cual merece la pena reflexionar y es que como seres humanos no estamos acostumbrados a pisar el freno.
La sociedad va muy deprisa y nosotros con ella, y esto es algo muy peligroso. La mente tiene la capacidad de hacernos libres o esclavos de ella, cuando rellenamos huecos con actividades para no pensar, esto es peligroso.
Ante el parón de actividad decidieron dar clases online
Ante el parón total de actividad habéis apostado por realizar clases virtuales, ¿verdad?
Como muchas personas, a mitad de marzo echamos el cierre y eso implicaba dejar a nuestros alumnos sin clases y con las cuotas a la mitad. No dudamos ni un segundo en actualizarnos y hacer la inversión correspondiente para alcanzar la máxima calidad. Afrontamos las clases online bajo estos estándares y el feedback ha sido muy bueno.
Era vital que los alumnos no estuvieran solos frente a una pantalla con riesgo de lesionarse, sino que nosotros pudiéramos ver su práctica, ayudarles a instalarla y adaptarla a cada uno de los cuerpos. Para ello nos pusimos los dos formadores, Ramón Puente y yo, en cada una de las clases que impartimos: uno haciendo la clase y el otro frente a la pantalla revisando y corrigiendo las posturas que ejecutaban los alumnos en tiempo real.
El esfuerzo es muy superior a que si hubiéramos cogido una cámara y hubiéramos grabado para YouTube pero nos ha merecido la pena.
¿Por dónde empezar?
El yoga es una disciplina que abarca ocho pasos, desde comportamientos hacia nosotros mismos y hacia el mundo que nos rodea como Ahimsa (no hacernos daño y no dañar), hasta Pranayama (técnicas de respiración) o meditación. Cada persona puede encontrarse atraída por uno de los pasos para comenzar. Normalmente solemos iniciarnos en Asana (las posturas o práctica física).
«Para mí el yoga es desconectar del mundo para conectar conmigo»
En tu caso, ¿cómo te iniciaste?
Aunque mis primeros contactos con el yoga fueron hace bastantes años, no fue hasta hace más o menos una década cuando empecé a interesarme de verdad. En aquel momento mi vida era muy estresante y ya estaba metida en el mundo empresarial de la mano de una conocida marca de chocolates. Posteriormente, me fui unos años a Estados Unidos y allí me certifiqué en el área de Mindfulness por la Universidad Estatal de Ohio.
Mi formación ha sido extensa y en diferentes estilos de yoga y meditación. El yoga es mi manera de entender la vida y el mundo que me rodea. Es compartir, guiar y ayudar a las personas que lo necesitan, es aceptarme y vivirme con plenitud y aceptación. Es desconectar del mundo para conectar conmigo. Es estar aquí y ahora.
¿Es apto para cualquier persona?
Puede ser para todos, porque es una estructura abierta que se adapta y que ha evolucionado, pero para ello se necesitan ganas. Decir que el yoga es para todos es autoimponer un ‘si no lo haces es porque no quieres’ y hay momentos en nuestra vida en los cuales simplemente no es el momento y no pasa nada.
Disciplina milenaria
Aunque es difícil precisar el momento histórico en que apareció el yoga, hay varios autores que consideran que su verdadero origen está en la colección de escrituras que constituyen los Vedas, los cuatro textos más antiguos de la literatura india que se remontan al año 1.500 a.C.
En reconocimiento de su popularidad universal, el 11 de diciembre de 2014 las Naciones Unidas proclamaron el 21 de junio como el Día Internacional del Yoga.