Tras estos meses pasados cada vez resulta más difícil creer en algo. Las cifras de muertos cambian y se ajustan cada vez con un criterio, el BOE dicta una norma y la rectifica casi al mismo tiempo, el CIS da resultados que parecen propios de un espectáculo de humor, nadie se responsabiliza de temas como la manifestación del 8M y lo niegan todo hasta que se demuestra lo contrario, se habla de que somos un país que debemos ir todos juntos mientras que para ello se buscan acuerdos con los que no quieren un país unido como son los independentistas de ERC o, más allá, Bildu.
Y a ese largo etcétera podríamos añadir todas las incongruencias que hemos aceptado sin rechistar: no podías ir en el coche con quien convives, pero sí en transporte público con cientos de personas; no podías desplazarte a más de un kilómetro, pero sí si era para consumir en un bar; ahora los guantes eran obligatorios y ahora están incluso prohibidos en hospitales y centros de salud; ahora la mascarilla no y ahora sí hasta para bajar la basura…
Miedo al castigo
Con este panorama lo que no se quiere es que se hable de lo importante y se busca criminalizar y enfrentar, por ejemplo, contra unas personas porque estén paseando juntas, salvo que sea protestando por el cierre de la Nissan que entonces nadie se atreve a decir nada, o por cualquier motivo que, comparado con lo que hay detrás de lo ocurrido, es nimio. Pero sí metes el miedo del castigo a todos, consigues que todos miren mal al que se salta mínimamente una norma, por ineficaz o absurda que esta pueda ser.
Según opiniones estamos asistiendo a un enfrentamiento injustificado entre los políticos. Perdónenme que discrepe. Las consecuencias del coronavirus, como se podría prever según se iban desarrollando los hechos, son más duras que las causadas por el propio virus: paro, deudas, duelos sin pasar por nuestros muertos y cientos de problemas más.
Necios políticos
Yo no creo en la bronca del ‘y tú más’, que no conduce a nada salvo a desviar la atención haciendo que exista un debate vacío. Me niego a la bajeza de la señora del PP diciendo a Pablo Iglesias que su padre estaba en una banda terrorista, o las del señor de Galapagar líder de Podemos acusando a Vox de querer dar un golpe de estado. Esas no solo creo que sobran, sino que sobran quienes las utilizan y deberían dejar hacer política a los que de verdad quieren utilizarla para esclarecer, buscar responsabilidades y ofrecer soluciones.
Pero sí creo en el debate serio, el que trata de poner encima de la mesa distintas opciones y alternativas a las que evidentemente no han funcionado, que quiere sacar a la luz los delitos cometidos directos o por imprudencia, que destapan a aquellos que basándose en la ‘fidelidad’ buscan hacer lo que quieren sin que nadie les cuestione. Y si todo eso es lo que se denomina bronca política, yo quiero bronca.
Busca de responsabilidades
¿La culpa de un virus es de alguien? Pues seguramente responsabilidades hay, pero no entre nuestros políticos. ¿La culpa de las consecuencias de una gestión? Esa sí. Para bien y para mal.
Por ejemplo, estamos hablando de miles de muertos en residencias y ahora un consejero de la Comunidad de Madrid dice que se mandó por error un documento para que no se los llevase al hospital. Si eso es homicidio imprudente debe ser juzgado, como lo seríamos cualquiera si matamos a alguien por una imprudencia al volante.
Necesitamos saber
España es el país con más tasa de muertos del mundo, en el que más sanitarios se han infectado, y con el confinamiento más duro de millones de personas sanas que ha provocado la ruina de cientos de miles de familias que ahora se ven pidiendo ayuda para comer.
¿En serio que no hay que buscar responsables y que tenemos que ir todos a una? Lo dicho, discrepo. Hay que debatir, concluir, ver que ha pasado con esos miles de muertos que no se podían enterrar por falta de medios y que de la noche a la mañana ya no estaban, teóricamente porque se les había dado sepultura sin la presencia de los familiares.
Tenemos que saber de quién es responsabilidad para que se haya tenido que improvisar y actuar sobre la marcha en un tema que sabíamos que antes o después iba a pasar, y que no contaba con un protocolo de actuación, algo que te piden hasta para organizar un simple evento. Y recordemos que el máximo responsable de este tema, Fernando Simón, lo es desde 2012, no es un recién llegado.
Boletín ‘Orientativo’ del Estado
Y tenemos que saber todas las leyes que se han ido poniendo en el BOE, que ahora deberíamos describir como Boletín ‘Orientativo’ del Estado, donde tan pronto se ponía una cosa como horas después la contraria (está claro que estudios concienzudos no eran), y que ha sido utilizado para colarnos leyes ordinarias que nada tienen que ver con la pandemia y que se han saltado el control de los representantes de todos los españoles.
O que hay detrás de estudios ‘serios’ como los del CIS, que en marzo decía que el 30% de los ciudadanos estaban contentos con su situación económica y en mayo, entrados de lleno en la crisis, dice que está contento el 70%.
Tampoco creo que sea crispar pedir explicaciones ante la destitución de un alto cargo de la Guardia Civil sin justificación, solo creyendo el Ministro que su dedo de señalar es el ‘dedo de Dios’, como el del Presidente inventando cargos para poner a amigos (y van 26, más del doble que cualquier otro presidente a pesar de las críticas por esto a sus antecesores), con sueldos de 90.000 euros al año más gastos… …y cientos de temas más, que no me entran en esta editorial.