Primero tenemos que buscar hasta las definiciones de que significan, aunque hoy en día ya son familiares entre todos nosotros y dentro de poco estarán en la Real Academia de la Lengua: Suspensión temporal del contrato o reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ERTE-ETOP…).
Y es que todos los días nos desayunamos con “mira el hijo de, el marido de, la mujer de, la madre de no ha cobrado el Erte”, otros con “no me han incluido a los hijos”… Y es que ciertamente este colapso en el SEPE existe y ya lo indicamos en nuestros artículos de marzo y principios de abril, en nuestra edición digital.
Sistema capitalista
Hacer un relato de lo que vivimos es complejo. Todos conocemos a personas que se han quedado en el desempleo o amigos con empresas que no van a poder superar esta crisis. Lo primero que debemos recordar es que vivimos en un sistema capitalista, y el sistema vive del consumo.
Pongamos un ejemplo: como no utilizamos los coches durante el confinamiento, bajo el consumo de la gasolina y bajo el precio. Como solamente podíamos comprar alimentos, empezamos a comprar fruta y verdura y aumento la demanda, lo que hizo subir el precio.
Ingreso mínimo vital
Así funciona nuestro sistema en base a la demanda de los productos, con el factor oferta, y lo más importante los precios y el nivel adquisitivo. Para ello, el Estado ha empezado a poner medidas fuertes. Una medida que va a reactivar el consumo, si bien será a base de un esfuerzo descomunal y que sólo servirá si hay una contención en los precios al consumo, es el decreto ley que pone en marcha la renta o ingreso mínimo vital (IMV).
Es una prestación de la Seguridad Social que aspira a llegar a 850.000 familias en situación de pobreza extrema y su cuantía oscilará entre los 462 euros y los 1.015 euros al mes en 12 pagas, en función de cómo sea la composición del hogar. Lo que se pretende es que haya 850.000 nuevos consumidores. Por tanto, la búsqueda de un aumento de consumo, que conlleve un aumento de la producción y en consecuencia del empleo.
Podrán solicitar este ingreso mínimo vital todos aquellos ciudadanos mayores de 23 años y menores de 65 que estén buscando empleo según el texto legal del ministerio de Escrivá. Recordar que no se puede ir a las oficinas y que se tendrá que hacer por vía telemática.
Solo contando marzo hay ya 122.000 empresas y autónomos empleadores menos
Cierre de empresas y paro
¿Va a ser suficiente esta medida para parar el cierre de empresas?, pienso que no. Veamos que ha ocurrido: en España había 1.489.733 empleadores activos al cierre de febrero, y en el último día de marzo quedaban 1.367.493. Esto significa que a lo largo del mes se perdieron 122.000 empresas y autónomos empleadores, un descenso nunca visto.
Eso visto desde el punto de vista de empresas. En los trabajadores, sólo en las dos últimas semanas del mes de marzo (desde el día 13) se destruyeron casi 900.000 empleos, medidos en términos de afiliados a la Seguridad Social.
Los datos de Gobierno estiman que el paro llegue al 19%
Concursos de acreedores
A partir de ahora llegan los concursos de acreedores, que se producirán como consecuencia de la depresión económica tras el impacto del confinamiento producido por la covid-19. Ahí estarán los bares, productores de coches, hoteles, inmobiliarias y un sinfín de sectores y empresas, que no van a poder superar esta crisis. Los datos del Gobierno estiman una caída del 9,2% del PIB para este 2020 y que la tasa de paro llegue al 19%.
En algunos casos ya iban al límite, y el coronavirus termino con ellas; en otros casos, como los hoteles que no ven futuro sin turismo, y escasa solución con el turismo nacional, esperan como agua de mayo la reapertura de fronteras anunciada por el Gobierno. Los que no tenían capacidad de resistencia se los engullo la nueva crisis.
Según los expertos los concursos de acreedores aumentarán un 200%
En los próximos meses, cuando se recupere la actividad habitual de los Juzgados, el número de concursos de acreedores aumentarán. De hecho, según los expertos, este proceso legal aumentará estos años un 200% debido a la crisis económica provocada por la covid-19. El concurso de acreedores “es un procedimiento judicial regulado por el Derecho Concursal, que se lleva a cabo cuando una persona física o jurídica entra en una situación de insolvencia en la que no puede hacer frente a todos sus pagos”.
Influencia por sectores
Pongamos un ejemplo con dos sectores concretos. En el automovilístico Nissan anunció un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para el conjunto de las plantillas de sus plantas de la Zona Franca de Barcelona, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca (Barcelona), de aproximadamente 3.000 trabajadores. Resultado: Nissan se deja el 94% de los beneficios y anuncia el cierre de fábricas. La automovilística despedirá 12.500 empleados.
En el sector del aluminio Alcoa prepara el cierre de su planta en Lugo, con 534 despidos. Y así podríamos seguir enumerando y es que, en España, se han perdido 200 grandes empresas en solo dos meses. La buena noticia es que la inmensa mayoría de ellas no han desaparecido como empresas, sino que han dejado de ser grandes, se han empequeñecido. Sus plantillas se han adelgazado aceleradamente.
En cadena
Desgraciadamente, para 122.000 empresas y autónomos, empieza el vía crucis de los concursos de acreedores y las declaraciones de insolvencia (Una persona podrá declararse insolvente cuando haya incumplido la cancelación de dos o más obligaciones a favor de dos o más acreedores por un plazo mayor a 90 días, o cuando cursen en su contra una o más demandas de ejecución o cobro judicial).
Esto a su vez supondrá que los acreedores de estas dejaran de cobrar todo aquello que les vendieron cuando estas empresas funcionaban. Y al mismo tiempo, cómo ya hemos anunciado en varios artículos, una paralización judicial en esta jurisdicción.