Aunque este curso académico 2019-20 haya sido de todo menos normal, como cada año toca terminar con las calificaciones finales a los estudiantes. Muchos profesores han tenido que tirar de tecnología para programar exámenes virtuales o imaginar formas alternativas. Incluso la propia Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) se ha retrasado hasta julio.
Eso sí, aunque cambien las evaluaciones, la premisa es la misma que siempre: Para aprobar hay que estudiar. Por eso queremos compartir varios consejos que pueden ayudar a memorizar aquellos conceptos que a veces más se nos resisten.
Horarios fijos y métodos alternativos
Una de las técnicas de estudio más recomendadas es la organizarse en horarios programados. Según muchos psicólogos o expertos, es más efectivo fijar unas determinadas horas diarias o semanales en nuestra agenda para estudiar que dejarlo simplemente al libre albedrío de “cuando tenga tiempo”. Algo parecido a las rutinas de gimnasia o deporte que solemos seguir para ponernos en forma.
Igualmente se recomienda repetir siempre una misma rutina previa. Por ejemplo, cada vez que nos toca estudiar podemos realizar algunas flexiones, tomarnos alguna bebida o despejar la misma mesa para preparar todo el material necesario. De esta forma nuestra mente entrará en dinámica de estudio más fácilmente y disminuiremos el peligro de caer en distracciones.
El lugar escogido para estudiar es una elección muy personal. Algunas personas prefieren la intimidad de su casa, mientras que otros se encuentran más cómodos en una biblioteca. Incluso también están los que huyen del silencio y necesitan algún pequeño ruido para concentrarse. Para este último caso, recomendamos ponerse música new age o sonidos de la naturaleza a nivel muy suave.
Aunque siempre se estudia mejor entendiendo la lección que memorizándola, a veces nos toca aprendernos palabras o nombres complejos que nos cuestan. Un truco que nos puede ayudar es escribirlos en post-its y pegarlos en lugares comunes como la nevera, la mesa donde comemos, la televisión, etc.
Por último, siempre es recomendable pedir ayuda a alguien para que recitarle la lección. Incluso aunque el examen no sea oral, nos puede venir muy bien como prueba para confirmar que tenemos todos los cabos atados o si nos falta repasar más alguna parte concreta.