Entrevista > José Luis Celdrán / Redero (Santa Pola, 8-agosto-1972)
Santa Pola tiene en el mar una de sus mayores fuentes de ingresos y junto con el turismo su principal atractivo. Forma parte del patrimonio cultural de la villa marinera, y su flota y el puerto son la imagen más buscada por los turistas que les visitan.
Todos los trabajos son importantes en el sector de la pesca, pero hay uno fundamental que amenaza con desaparecer si no se buscan soluciones, y no es otro que el oficio de redero. A pesar de que las nuevas tecnologías arrasan con lo tradicional, hay oficios centenarios, como éste, que perduran y que sigue siendo fundamental para el sector.
Antiguamente las mujeres
Antiguamente eran las mujeres de los pescadores las que se ocupaban de tan artesanal trabajo, que para muchas fue su entrada en el mundo laboral. Pero con el tiempo se fueron jubilando y ya no hubo relevo para ellas. Desde entonces son hombres los encargados de reparar las redes.
Como todos los trabajos en la pesca es un trabajo duro, tanto en invierno por el frío, como en verano por el sol. Y aunque nuestro entrevistado no se queja, el paso del tiempo va dejando huella en la espalda y en la manos de los rederos.
En la actualidad hay diez rederos en Santa Pola, algunos de ellos cerca de ser octogenarios porque la falta de expertos en esta tarea no les permite dejar el oficio.
Familia de rederos
José Luis Cerdán es de los más jóvenes del grupo (47 años) y como casi todos pertenece a familia de tradición marinera, y en su caso de rederos, que pasan su experiencia de generación en generación.
Son ellos quienes han asumido la ardua tarea de reparar diariamente una de sus principales herramientas de trabajo, las redes de pesca. Una navaja, aguja e hilo, bastan en unas manos expertas para remendar las piezas que conforman una red.
«Con solo 11 años empecé a aprender el oficio en las vacaciones de verano»
¿La tradición familiar le marcó este oficio?
Si. Era el oficio que había vivido de cerca en mi familia. Con solo 11 años empecé a aprender en las vacaciones de verano. Al principio era como un juego que me entretenía, y al final se convirtió en el trabajo de toda mi vida.
¿Por qué ya no hay nuevos rederos?
Yo creo que la gente ahora huye de oficios que necesiten un tiempo de aprendizaje, van a lo práctico y no quieren perder el tiempo aprendiendo. Se necesita destreza y un tiempo para saber hacerlo bien, y requiere dedicación, tiempo y buen hacer.
Pero el problema es que cuando los que quedamos ya no estemos, y mientras se sigan utilizando redes, harán falta rederos. En Santa Pola quedamos solo diez y yo soy de los más jóvenes, pero algunos rozan los 80 años de edad. Son conscientes de que les necesitamos para dar abasto con todas las mallas que hay que reparar a diario.
¿Y la cofradía o el Ayuntamiento no se plantean hacer cursos para motivar a gente que no tenga trabajo?
Hace tres años lo intentaron. El Ayuntamiento hizo un curso remunerado para enseñar el oficio, pero ¿sabe qué pasó?, que cuando acabó el curso cogieron su remuneración y por aquí ya no se les volvió a ver. Es decir que no sirvió de nada porque lo único que querían era el dinero por asistir al curso.
Desde entonces no se ha vuelto a intentar. Yo creo que tal y como están las cosas no hay que despreciar el trabajo. Tenemos nuestro horario de ocho de la mañana a tres de la tarde, nuestra Seguridad Social y un sueldo fijo todos los meses.
«Algunas miden miles de metros y no es una tarea sencilla»
¿Cómo las reparan?
Como se ha hecho toda la vida, con aguja para coser y navaja para cortar. Son agujas especiales muy resistentes porque el material de las redes, principalmente plástico y nylon, son duros, y la navaja para cortar.
Antiguamente se tejían aquí las redes, pero ahora nos las traen de una empresa de Callosa que se dedica a eso y nos las envían por metros. Nosotros aquí las terminamos de preparar, rematándolas y añadiéndoles los accesorios que necesitan. Algunas miden miles de metros y no es una tarea sencilla.
¿Son iguales todas las redes o cambian dependiendo del tipo de pesca?
Cambian, pero principalmente porque el tamaño y el peso del barco es diferente según el tipo de pesca, y también su potencia para arrastrar redes. Cuanto más grande es el barco más grande es también la red. Un barco pequeño no tiene capacidad para arrastrar una red muy grande, pero por lo demás son prácticamente iguales.
¿Cuáles son los principales enemigos de las redes?
Las piedras y los delfines, aunque la verdad es que delfines se ven ya muy pocos. Las complicaciones también aumentan por el tamaño de la red, hay que pensar que reparar un desperfecto sobre una malla de cinco kilómetros de longitud no es una tarea sencilla, porque al trabajo de coser se puede añadir el de tener que desenredarla.
«En todos estos años he visto arrastrar de todo, incluso piezas de aviones de la Segunda Guerra Mundial»
¿Qué es lo más raro que han arrastrado redes que usted haya reparado?
En todos estos años he visto de todo. Piezas de aviones de la Segunda Guerra Mundial, balas, cántaros antiguos e incluso fardos de drogas que los traficantes echan al mar cuando se ven perseguidos por las patrullas.