La pandemia de la COVID-19 que ha azotado nuestro país durante los últimos tres meses ha hecho aflorar centenares de iniciativas solidarias de todo pelaje. Durante las primeras semanas de la crisis, se hicieron habituales las imágenes de particulares donando mascarillas, guantes y otros elementos de protección a sanitarios, policía y demás trabajadores que se encontraban en primera línea de batalla.
Esa muestra de cariño y solidaridad fue uno de los principales detonantes que impulsó a los agentes de la Guardia Civil de Altea a iniciar una acción que acabó recaudando cerca de 15 toneladas de comida, que ellos mismos han repartido a los departamentos de servicios sociales de los municipios de la comarca y otras organizaciones que se están volcando en ayudar a los más necesitados.
Borja Fernández, Teniente del cuartel de la Guardia Civil de Altea, explica a AQUÍ Medios de Comunicación que “durante todo el confinamiento hemos recibido un montón de ayuda y muestras de solidaridad por parte de todos nuestros vecinos. Gente que tenía en casa uno o dos paquetes de guantes, mascarillas, gel… nos lo traían para que pudiéramos hacer nuestro servicio. Esto fue un goteo constante de pequeñas ayudas que hacían que notáramos el cariño que nos tienen”.
«Durante todo el confinamiento hemos recibido un montón de ayuda por parte de todos nuestros vecinos» B. Fernández
Iniciativa propia
Ante esta muestra espontánea de solidaridad con el Instituto Armado, “pensamos que teníamos que ser capaces de devolverlo de alguna manera y se nos ocurrió hacer esta colecta de alimentos para poder ayudar a las familias que más lo necesitan”.
En este mismo sentido, Fernández considera que es importante remarcar que se ha tratado de “una iniciativa a título particular de los componentes del puesto de la Guardia Civil de Altea y que se ha realizado en nuestros ratos de descanso, no en el horario de trabajo. Cada uno hemos compartido la idea en nuestras redes sociales, a través del Whatsapp, con nuestro círculo más cercano…”
«La mayor parte de la donación ha sido propia de los guardias civiles y su entorno» B. Fernández
Y así, sin hacer grandes llamamientos y trabajando el boca a boca entre amigos y familiares, los agentes de la Guardia Civil se convirtieron, a la vez, en los responsables del grueso de la comida recogida. “La mayor parte de la donación ha sido propia de los guardias civiles y su entorno, pero también es verdad que hemos recibido donaciones de empresas locales y nacionales”, explica el Teniente.
Colaboración de empresas
Además, añade el máximo responsable del Instituo Armado en Altea, “hubo empresas que nos ayudaron a nivel logístico, como una dedicada al alquiler de furgonetas que nos dejó los vehículos para hacer el reparto de forma gratuita. Al final, cada uno puso su grano de arena y pudimos llegar a esas 15 toneladas que hemos conseguido”.
Borja Fernández y sus agentes ya han hecho llegar a sus destinatarios todo lo recaudado que, como él mismo explica, “se ha repartido entre los servicios sociales de L’Alfàs, Altea, La Nucía y Polop y también hemos hecho una donación a una ONG que se llama Corazón Express que trabaja ayudando a las personas más necesitadas. Además, hemos hecho unas donaciones directas a diez familias que se encuentran fuera del circuito de los servicios sociales”.
«Todas las estadísticas del INE demuestran que somos una de las instituciones más valoradas» B. Fernández
Queridos por sus vecinos
Se suele decir que los tiempos de crisis hacen aflorar lo mejor de la condición humana, y esta muestra de cariño recíproco entre la Guardia Civil y los vecinos de la Marina Baixa no es ninguna excepción.
Fernández, en cualquier caso, no se muestra muy sorprendido, aunque sí muy agradecido, por haberlo podido comprobar una vez más durante estas duras semanas de confinamiento. El responsable de la Guardia Civil en Altea explica que “objetivamente, las estadísticas del INE demuestran que somos una de las instituciones más valoradas, y es verdad que siempre nos hemos sentido muy queridos por todos nuestros vecinos. Es algo que vemos día a día en nuestro trabajo”.
En cuanto a estos ya tres largos meses de lucha diaria contra la pandemia, Fernández reconoce que no han sido tiempos fáciles para sus agentes, siempre en la calle y, por lo tanto, expuestos al virus. “Ha sido un periodo bastante duro. La gente ha tenido que trabajar en unas condiciones a las que no estamos habituados. Como todo el mundo, nos hemos tenido que acostumbrar al uso de mascarillas, guantes y adoptando medidas de protección extremas para no contagiarnos y, en el caso de que alguno de nosotros fuera asintomático, no contagiar a los ciudadanos. Ha sido duro, pero se ha llevado y ha salido todo bien”.