En los últimos compases de la Guerra Civil el Gobierno de la todavía República Española presidido por Juan Negrín abandonó Madrid y se instauró en Elda. De hecho aquí se celebraron los dos últimos consejos de Ministros, hasta que a principios de marzo todos se marchasen al exilio.
La guerra estaba ya perdida para los republicanos, que se debatían entre una rendición honrosa, ante las tropas dirigidas por el futuro dictador Francisco Franco, o resistir lo máximo posible para ganar tiempo en aras de poder escapar del país. Todas estas cuestiones fueron debatidas por las personalidades políticas que se reunieron en Elda.
Elda se convirtió en una especie de cónclave de grandes comunistas internacionales durante aquellos días
La influencia de la URSS
Aunque la Unión Soviética nunca declaró la guerra al bando sublevado ni admitió oficialmente su participación en la Guerra Civil española, lo cierto es que fue uno de los países extranjeros que más se implicó en el conflicto. Aproximadamente envió a España unos 3.000 técnicos militares y 700 pilotos de combate para apoyar al Gobierno republicano.
Por eso, durante los casi tres años que duró el conflicto bélico, la posición política de los comunistas quedó muy reforzada dentro de la España republicana. A pesar de que en las elecciones generales de 1936 el Partido Comunista de España (PCE) tan solo había obtenido un 3,5% de los escaños del Congreso, las autoridades soviéticas condicionaron su ayuda militar a que sus homónimos españoles tuvieran un rol principal en la toma de decisiones políticas. De hecho prácticamente la zona republicana se organizó con las leyes soviéticas durante este tiempo.
Así pues, cuando el Gobierno de la República arribó a Elda, aparte de destacados comunistas españoles como Rafael Alberti, María Teresa León o Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’, también llegaron a la localidad dos destacados comisarios de la URSS. Pero… ¿quiénes eran estos diplomáticos soviéticos?
El búlgaro Mínev fue un espía soviético que era conocido en Elda como ‘Stepanov’
El búlgaro con diez nombres
Stoyán Mínev era un médico comunista búlgaro que ocupó un papel muy destacado dentro de la Komintern (la III Internacional). En servicio para la URSS había realizado varias misiones de espionaje en países occidentales como Francia, Alemania o Italia. Llegó incluso a ser el secretario particular del dictador Iósif Stalin en los años 20.
Pocas personas conocían a Mínev con su auténtico nombre, pues siempre trató de camuflar su identidad con falsos nombres. A lo largo de su vida como espía utilizó pseudónimos como Ivanov, Lorenzo Vanini, Shavarosh, Richar, Lebedev o Focius. Cuando llegó a España para colaborar en la Guerra Civil se hacía llamar Moreno, mientras que en su breve estancia en Elda fue conocido como Stepanov.
De vuelta en Rusia, el búlgaro Mínev realizó un informe sobre las causas de la derrota republicana en la guerra, que fue censurado por el gobierno soviético y no saldría a la luz hasta los años 60.
Dado a su fracaso en España la posición política de Mínev se resintió, y apenas tuvo ninguna misión importante durante la Segunda Guerra Mundial. Pasó sus últimos años dedicado a la investigación científica en la URSS.
El italiano Togliatti fue el líder del Partido Comunista Italiano en las primeras décadas de la Guerra Fría
El Carrillo italiano
Acompañando a Mínev también pasó por Elda el comisario soviético Palmiro Togliatti, quien hubiera sido dos décadas antes uno de los fundadores del Partido Comunista de Italia.
Togliatti era de los pocos comunistas italianos que se habían librado de la represión del dictador Benito Mussolini, gracias a que el golpe de estado que constituyó el régimen fascista le había pillado por suerte en una conferencia internacional celebrada en Moscú. Poco después sería elegido como secretario general del PCI en el exilio.
Durante la Guerra Civil se implicó mucho en las decisiones políticas del Gobierno republicano, hasta el punto de que algunas fuentes le acusan de haber auspiciado varios crímenes contra republicanos que no colindaban con las directrices de la URSS.
Tras su paso por Elda se afincó en Rusia, donde dirigió una emisora de radio en italiano que alentaba a la resistencia contra el régimen de Mussolini. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial cayó la dictadura fascista y Togliatti pudo regresar a su país. Aquí fue el candidato del PCI en varias elecciones que nunca consiguió ganar, pero sí consolidarlo como el principal partido comunista de Europa occidental durante la Guerra Fría.
Esquivó la muerte en un atentado terrorista perpetrado contra su persona en 1948, y no fallecería hasta 16 años más tarde. Todavía hoy Palmiro Togliatti es una de las figuras políticas más discutidas en Italia.