El pasado año 2018 el edificio que alberga el Ayuntamiento de Altea cumplió medio siglo de vida. Cincuenta años en el que la casa consistorial ha sido testigo mudo de la enorme y profunda transformación de la Villa Blanca que, desde su origen marinero –cuya esencia sigue viva–, se ha convertido en uno de los referentes turísticos de la provincia.
Han sido cinco décadas en las que, como recuerda el alcalde alteano, Jaume Llinares, el inicialmente enorme espacio del edificio se ha ido quedando cada vez más pequeño hasta que, a día de hoy, sus instalaciones ya son insuficientes para poder albergar todos los servicios municipales que requiere el día a día de Altea.
El hoy pequeño ayuntamiento acogió en otras épocas, tal y como explica el primer edil, “otros usos además de su función principal. Aquí se han dado clases e, incluso, hubo un tiempo el que albergó los calabozos en los que se retenía a los detenidos antes de su traslado”. Más de 50 años después, ha llegado el momento de afrontar un necesario lavado de cara.
«En el Ayuntamiento se han dado clases e, incluso, hubo un tiempo en el que albergó los calabozos» J. Llinares
Conexión entre ‘dalt’ y ‘baix’
El equipo de gobierno, presidido por Llinares, anunciaba recientemente el inicio de un proceso de participación ciudadana del concurso de ideas para abordar esta importante cuestión para todo el municipio. Una iniciativa que no sólo se fija en la propia casa consistorial, sino que es mucho más ambiciosa y buscará dar solución a la también deficitaria conexión entre las dos alteas, la de ‘baix’ y la de ‘dalt’.
Como le ha sucedido al propio edificio, el crecimiento del municipio ha provocado que diversas infraestructuras –carretera nacional, autopista, ferrocarril– hayan ido colocando barreras artificiales entre sus distintas áreas, y uno de los mejores ejemplos del achicamiento de espacios que todo ello ha producido lo vemos, precisamente, en las zonas aledañas al ayuntamiento.
El concurso de ideas está dotado de 16.000 euros en premios, pudiéndose encargar la redacción del proyecto al ganador
Por ello, tal y como asegura José Orozco, concejal de Urbanismo en Altea, se ha lanzado este concurso de ideas “que está dotado de 16.000 euros en premios, reservándose el Ayuntamiento la posibilidad de encargar la redacción del proyecto al ganador de ese concurso”. Una convocatoria cuyo resultado se espera para el próximo mes de septiembre.
El concurso de ideas buscará dar solución a la deficitaria conexión entre las dos alteas, la de ‘baix’ y la de ‘dalt’
Resolución de la trama urbana
Orozco apunta que dentro de este concurso se abordará “la reforma, modernización y/o ampliación de la casa consistorial en un momento en el que su quincuagésimo aniversario queda muy cercano”, pero matiza que este punto es sólo uno más dentro de un proyecto más ambicioso, quizás el menos relevante, frente a un objetivo mayor: resolver los actuales problemas de la trama urbana de la zona.
Así, el responsable del área de Urbanismo en Altea asegura que este concurso de ideas “pretende abordar cuestiones no resueltas o mejorables de la trama urbana, como la interconexión entre la parte alta y baja de Altea”.
A su vez, la pretensión de Orozco y el equipo de gobierno es que ese mismo proyecto también ofrezca soluciones para otras zonas, como “la conexión transversal entre la avenida de Valencia, ayuntamiento y el paseo Marítimo a través del pasaje Constitución; la dotación de aparcamientos, la integración de la infraestructura ferroviaria y sus construcciones vecinas, la continuidad de la trama y la relación entre el núcleo urbano y la huerta”.
«Animamos a los participantes a que sus propuestas puedan superar este límite del entorno inmediato de la Plaza del Ayuntamiento» J. Orozco
Superar los límites
Orozco se muestra muy ambicioso y gráfico a la hora de abordar ese concurso de ideas, ya que “animamos a los participantes a que sus propuestas puedan superar este límite del entorno inmediato de la plaza del Ayuntamiento y lo entiendan más como una sugerencia que como una delimitación estricta”.
Así, el edil de Urbanismo desea que “trabajen sobre un ámbito ampliado que puede abarcar la calle Constitución, la plaza del Ayuntamiento, la avenida Jaume I, las calles Zubeldía, Ferrocarril, el Estatuto, y las avenidas Comunidad Valenciana y Valencia”.
Todo ello, sin olvidar que Altea se encuentra en un proceso de renovación de su imagen muy importante con la reforma de su fachada marítima, cuya segunda fase se ha visto trastocada a causa de la pandemia de la covd-19. “Se trata de concurso de ideas que quiere darle continuidad al documento de la Estrategia de Regeneración del Frente Litoral que comenzó a desarrollar Imma Orozco como concejala de Urbanismo la pasada legislatura”, asevera.
Cicatrices del siglo XX
Como ya se ha indicado, la construcción de infraestructuras como la carretera nacional 332, la línea del ferrocarril de vía estrecha que une Alicante con Dénia (hoy TRAM) y, por último, la ahora liberada autopista; fueron elementos que no sólo transformaron el mapa alteano, sino que también crearon una serie de fronteras artificiales de separación entre distintas zonas del municipio que, con el paso del tiempo, se ha hecho imperativo salvar de una forma adecuada.
Son, claro está, cicatrices de un tiempo pasado en el que las necesidades y preocupaciones eran otras, pero también oportunidades de desarrollo ya que suponían –y suponen– la puerta de entrada de miles de turistas a la Villa Blanca. Ahora, incluso, la liberalización de la AP-7 provoca una nueva oportunidad, esta a estudiar en el medio o largo plazo, de desarrollo de la actual N-332.
Orozco lo explica diciendo que todo este tiempo ha ido diferenciando “entre la Altea de arriba, con los asientos originales y las sucesivas extensiones que establecían una clara relación con el paisaje agrícola, y la Altea de abajo, con la extensión de estos núcleos hacia la costa, primero con el Raval marinero de San Pedro y después con la extensión paralela al mar surgidos a partir del crecimiento económico y demográfico como consecuencia del turismo”.
Una mejora imprescindible
Las dos alteas, la marinera y la agrícola, siempre estuvieron unidas. En el pasado ya lejano, nadie pensó jamás en diferenciar los barrios de aquella pequeña villa marinera más allá de la ocupación principal de los habitantes de cada uno de ellos. Los marineros, pegados al mar y los hortelanos, metidos en tierra. Eso era todo.
Sin embargo, “esta relación fue aniquilada a principios del siglo XX para la construcción de dos grandes infraestructuras lineales entre las dos alteas: la carretera nacional y el ferrocarril”, tal y como explica el edil de Urbanismo.
Por ello, según sus propias palabras, “dado que las conexiones físicas entre las dos alteas son deficitarias, se nos hace ahora imprescindible potenciar las conexiones de las calles principales que históricamente han subido y bajado del pueblo antiguo al mar”.
Cinco ejes estratégicos
Y es precisamente aquí donde vemos la relación que, de manera premeditada, tiene este plan para el que se ha propuesto el concurso de ideas con ese ambicioso proyecto del Frente Litoral, que contempla cinco ejes estratégicos que tienen su continuidad, evidentemente, en esa unión de las alteas de arriba y abajo.
Esos cinco ejes, bautizados en el proyecto del Frente Litoral con nombres que los hacen más atractivos a la industria del turismo, actual motor del desarrollo no sólo de Altea, sino de toda la Marina Baixa y el resto de la provincia de Alicante, no son más, si se superponen en el mapa del municipio, que la visión modernizada de las bajantes históricas desde la Altea de arriba al mar.
Así, y a modo de ejemplo, Orozco explica que “estamos trabajando en el proyecto de la mejora de Pont de Moncau, un proyecto muy ambicioso que salió ganador de los procesos de participación de Altea 2020 y que también ataca otro eje estratégico de bajada al mar”.
Aparcamientos, un imperativo
Evidentemente, todos estos planes deben abordar uno de los principales problemas a los que se enfrenta cualquier ciudad en la actualidad y al que no es ajena la Villa Blanca: la falta de aparcamientos. Altea ha trabajado en los últimos años en esa dirección y Orozco avisa de que “en el futuro vamos a encaminar los proyecto a fomentar el uso de transportes alternativos como la bicicleta y a la peatonalización”.
Pero mientras ese momento llega y siendo conscientes –realistas– de que el coche no va a desaparecer de nuestras vidas como por arte de magia, Orozco y sus compañeros de gobierno trabajarán por facilitar la creación de más plazas de aparcamiento para los conductores.
En ese sentido, recalca que “hemos potenciado el parking Basseta con su reciente asfaltado” y adelanta “la tramitación del cambio de lugar del transformador de Iberdrola para habilitar el parking Foieta, la peatonalización en fin de semana de la calle San Pedro, el proyecto de la conexión del parking del Mercadillo o el nuevo proyecto de Boulevard de la Comunidad Valenciana”.
La AP-7, una oportunidad
Como ya se ha comentado antes, una de esas infraestructuras que partió a Altea en el siglo XX es la autopista del Mediterráneo, más conocida como la AP-7 y que fue liberalizada el pasado día 1 de enero tras décadas como carretera de pago.
La pandemia ha impedido que se puedan realizar los previstos estudios que deben determinar cómo afectará esa liberalización al tráfico rodado por la N-332 a su paso por el centro mismo de la Villa Blanca, pero eso no impide que desde el Ayuntamiento se siga pensando en el medio y largo plazo y que Orozco reconozca que “la liberación de la autopista nos dará posibilidades de que la Nacional lo deje de ser y sea una calle más en el futuro”.
«El frente litoral pondrá en el centro del tablero palabras como calidad urbana, sostenibilidad y movilidad» J. Orozco
Varios proyectos, un objetivo
Y así, repasando los puntos de conexión que pueden existir entre proyectos y elementos aparentemente tan independientes, es como mejor se comprende que cada uno de ellos responde a una necesidad concreta de ese objetivo común de volver a convertir a Altea en, con todas las camillas posibles, un solo municipio.
“No nos cansaremos de repetir que el proyecto del Frente litoral es de vital importancia para nuestro pueblo y una oportunidad única para regenerar un espacio degradado de nuestra costa”, afirma Orozco.
Por ello, informa que “ya hemos firmado el convenio con el Ministerio, para iniciar las obras, si todo va bien, a finales de 2020. Un convenio que tiene por objeto la regeneración medioambiental de la fachada marítima y la urbanización de un nuevo espacio público de características únicas que dará continuidad al paseo marítimo, garantizará la existencia de un corredor visual y paisajístico, y pondrá en el centro del tablero palabras como calidad urbana, sostenibilidad y movilidad entre otros”.
«Se trata de un proyecto que va a mejorar el entorno y la calidad turística y, por tanto, la situación económica» J. Orozco
“En definitiva”, concluye, “se trata de un proyecto que va a mejorar el entorno y la calidad turística y, por tanto, la situación económica de propietarios y restauradores, revalorizando casas y locales”.