Entrevista > María Sempere / Cronista de Santa Pola (Santa Pola, 4-enero-1946)
María Sempere es una de esas mujeres que hacen historia en su ciudad, especialmente desde 1978 cuando fue nombrada Cronista Oficial de Santa Pola.
Nació en 1946, y fue una mujer sin duda avanzada a su época; mientras las mujeres de su entorno se dedicaban a coser y a bordar ella quería escribir y estudiar. Fue, sin pretenderlo, una abanderada de la igualdad entre hombres y mujeres en su localidad.
Cuando tenía 18 años alguien convenció a su padre de que su hija valía mucho y que tenía que dejarla emprender sus estudios, fue el poeta santapolero Pepe Alonso.
Se licenció en Filosofía y en Psicología Clínica y es diplomada superior en Criminología. Ha ejercido como psicóloga clínica, y veintitrés años como docente de filosofía en institutos de enseñanza secundaria. Ha escrito libros, canciones, obras de teatro y ahora, por fin, después de 30 años desde su inicio, ha terminado su primera novela: ‘La isla de la luna’.
¿Cómo recuerda sus tiempos de estudiante?
Con mucha nostalgia. Mi padre, que era defensor de la cultura, y a pesar de los tiempos que eran, me dijo… adelante, estudia. Éramos una familia humilde y me puse a trabajar como auxiliar de clínica para poder costear mis estudios.
Primero hice el bachiller y después me fui a Valencia, a la universidad, y empecé filosofía. Poco después empecé también psicología y conseguí acabar las dos carreras. Si ya era raro entonces que una mujer hiciera una carrera, imagínate dos.
Viví todo el movimiento estudiantil en la dictadura de Franco, y fueron experiencias muy enriquecedoras para mí que me hicieron ver la vida de otra manera.
«El libro lo comencé a mediados de los años 70 a raíz de unas vacaciones de Navidad que pasé en Tabarca»
Su primera novela ve la luz después de más de 30 años desde su inicio. ¿Por qué ha pasado tanto tiempo?
El libro lo comencé a mediados de los años 70, a raíz de unas vacaciones de Navidad que pasé en Tabarca, pero no sé por qué razón me desmotive y deje de escribir.
Desde entonces he tenido muchísimas veces la intención de continuarla, pero nunca encontraba el momento y mira por donde ha tenido que venir una pandemia y un confinamiento para que por fin me decidiera. He dedicado esos meses a terminar por fin esa novela que empecé hace casi 40 años, y el mes que viene podré presentarla.
Se titula ‘La isla de la luna’, y tiene doce capítulos cuya historia se desarrolla en Tabarca. La protagonista es una mujer neurótica que pasa sus vacaciones de verano en la isla. A lo largo de esos capítulos se desarrollan unas vivencias vividas intensamente de unas vacaciones supuestamente tranquilas, que se convierten en una historia intensa en la que no faltan el amor o el sexo.
¿Qué destacaría de la historia de Santa Pola?
Santa Pola tiene mucha historia, ten en cuenta que los primeros pobladores datan de la época prehistórica.
En 1812 pudo independizarse de Elche y tener su propio ayuntamiento. De hecho, tengo escrita una obra de teatro representando ese momento histórico. Pero tuvieron que pasar 100 años más para que Elche nos diera también las tierras que correspondían a nuestro término municipal. Se consiguió gracias a las gestiones de un gobernador que movió todos los hilos necesarios para conseguirlo.
«Nuestra flota pesquera llegó a ser, a partir de los 60, la más importante del Mediterráneo»
La pesca ha sido su principal actividad siempre…
Hasta estos tiempos todo gira principalmente en torno al mar, y al ser una población marinera ha sido la pesca el sustento de la mayoría de santapoleros y santapoleras, y posteriormente llegó el turismo.
A partir de 1910 aparecen las barcas a motor y pueden llegar mucho más lejos en sus capturas. Nuestra flota llegó a ser, a partir de los 60, la flota más importante del Mediterráneo. Ahora las cosas han cambiado, y las diferentes crisis vividas han pasado factura.
¿Cómo describiría la sociedad santapolera?
Santa Pola ha sido siempre un pueblo matriarcal. La mujer tenía por oficio encargarse de las tareas de la casa, y por las tardes hacer red y aprender a bordar. Ahora las redes las cosen hombres, pero antes era labor de las mujeres. Las tareas domésticas antes eran mucho más sacrificadas, no teníamos tantos avances en cuanto a electrodomésticos y utensilios, y se limpiaba todos los días.
Antes, por ejemplo, hacer una cama llevaba mucho tiempo. Era la madre la que debía sacar adelante a la familia con el dinero que el marido las dejaba. La figura del padre podía estar ausente durante meses, embarcado en un barco en cualquier parte del mar.
Precisamente mi libro y mi disco, ‘Semblanza de mujer’, quiere ser un recorrido sobre la historia tan desconocida de las mujeres en Santa Pola, puntales de la sociedad local.
«Quien escriba las crónicas del futuro espero que no se acuerde solo de lo malo»
¿Cómo la gustaría que se escribiera en un futuro la crónica de la etapa que estamos viviendo?
Las crónicas del futuro sobre esta etapa ya no las escribiré yo, pero espero que quien las escriba no se acuerde solo de lo malo.
Espero que recuerden como las gaviotas paseaban libres por las playas, como los pájaros ya no venían a mi balcón porque paseaban libres por los parques, lo impresionante que era ver tanta soledad en las calles, de cómo los vecinos nos ayudábamos unos a otros o los mensajes de tranquilidad que nos transmitía la alcaldesa, y también cómo muchos barcos tuvieron que quedarse en el puerto amarrados. Fueron detalles únicos, porque nunca antes los habíamos vivido.