Los profesores tienen que encarar con «optimismo» la inminente vuelta al cole y afrontarla como «un reto» profesional, con criterios de «adaptación y flexibilidad», ha aconsejado el experto educativo Aitor Álvarez Bardón.
Este profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha explicado a Efe que los docentes deben transmitir «mensajes positivos» a sus alumnos, porque responder con negatividad al regreso al aula podría perjudicar a toda la sociedad.
Ha reconocido que se presenta un panorama educativo «complejo», por las dificultades que entrañarán la aplicación de medidas sanitarias en el aula y el riesgo de mantener la presencialidad ante posibles contagios de COVID-19.
Álvarez Bardón ha recomendado que los primeros días del curso escolar los estudiantes tengan un período de «adaptación» similar al que cumplen los niños de primero de Infantil cuando se incorporan al colegio.
«Después, habría que hacer un repaso de lo estudiado durante el último trimestre del curso anterior, pero la educación se debería centrar más en el desarrollo competencial del alumnos que en la adquisición de nuevo contenido», ha recalcado.
Así, ha subrayado que se debería «poner el foco» en que el alumno sea el generador de sus propios conocimientos y facilitarle las competencias para que se forme, para que «la educación no será tan compleja».
A su juicio, a los padres no les debería preocupar que sus hijos hayan perdido un poco de contenido en el tercer trimestre del curso pasado, «ya habrá tiempo de recuperarlo si se hacen bien las cosas».
El profesorado ha de estar en «constante formación», ha subrayado, por lo que en la nueva normalidad es fundamental tener las herramientas para saber utilizar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
«No es lo mismo impartir una asignatura a través de las TIC que a través de una metodología tradicional de forma presencial en el aula», ha subrayado.
Por ello, ha insistido en que la educación a distancia requiere de formación, tanto para los profesores como para los alumnos y sus familias, de modo que es necesario también para los padres «un tiempo de adaptación».
En este sentido, ha defendido una formación especializada en nuevas tecnologías a través de los gobiernos autonómicos para aquellas familias en las que haya «brecha digital», que se ha hecho más evidente en España entre los pasados meses de marzo y junio.
El confinamiento ha sacado a la luz las desigualdades tecnológicas, ya que se ha comprobado que todos los alumnos no tenían un ordenador o tableta disponible, o no contaban con acceso a internet para seguir las clases a distancia, ha constatado.
La pandemia pilló a toda la sociedad «con el pie cambiado», aunque ha reconocido que algunos centros educativos estaban más habituados al uso de las tecnologías, mientras que otros se encontraban a «años luz».
En comparación a Europa, Alemania ya ha implantado un sistema muy similar al que se aplicará en España a partir de septiembre, con uso obligatorio de la mascarilla, grupos reducidos y distancia social entre los alumnos.
En Escocia, los niños no usan mascarilla ni mantienen distancia entre ellos, pero sí con el profesor, mientras que en el resto de países no se ha alcanzado un consenso sobre cuál es la medida más adecuada.
«Hace años, el modelo educativo finlandés era idílico, pero en España se pueden hacer cosas tan buenas con el compromiso de los docentes», aunque ha puntualizado que Finlandia tiene ratios más bajas y mayor inversión económica en educación.
Ha concluido que la comunidad educativa española se ha dado cuenta de la necesidad de formarse en nuevas tecnologías, ante un panorama de educación no presencial, por lo que los profesores han hecho «un esfuerzo» para cambiar su método pedagógico de una semana para otra, algo que ha sido «poco reconocido» por la sociedad y que se debe «poner en valor».
EFE