Cuando faltaba un mes para que miles de hogares de la Comunitat Valenciana arrancaran la ‘Operación Vuelta al Cole’, la nuestra era la única autonomía de España que contaba con un plan consensuado entre profesores y sindicatos para afrontar el más delicado, enigmático y potencialmente caótico regreso a las aulas en muchísimo tiempo.
Los retos a los que se enfrenta la comunidad educativa en el arranque del curso 2020-2021 son enormes. La comunidad científica augura que podría dar luz verde a la vacuna contra la COVID-19 antes de que nos comamos las uvas al son de las campanadas de la Puerta del Sol, pero eso no es, por ahora, una certeza y nadie se atreve a asegurar con certeza cómo podrá afectar la pandemia a un colectivo que no ha vuelto a pisar las aulas desde el pasado mes de marzo.
Distanciamiento social, uso de mascarillas, menos alumnos por aula, más espacio entre los pupitres, protocolos especiales para la detección y aislamiento de posibles positivos… todo son generalidades y nadie, padres, alumnos, profesores… sabe a ciencia cierta cómo se podrán afrontar los problemas que, y eso es lo único que es seguro, surgirán.
La Comunitat Valenciana es la única que tenía un plan consensuado a falta de un mes para el inicio de las clases
Hoja de ruta
Pero, si se nos permite el símil, la Comunitat Valenciana parte con algo de ventaja respecto al resto de territorios españoles porque ha hecho sus deberes. A partir del 7 de septiembre será el momento de afrontar el examen y ver si ese trabajo realizado durante el verano sirve para aprobar, pero, como dice Francisco García, delegado de Educación de CCOO, “la Comunitat Valenciana es la única que tiene un plan más allá de poner hidrogeles”. Y en ese mismo sentido, apunta que “la mayor parte de las comunidades autónomas están siendo irresponsables, barajando la hipótesis del ‘a ver si no pasa nada’”.
Así, la región cuenta con una ‘hoja de ruta’ desde principios del mes de julio que busca crear los ‘grupos burbuja’, teniendo sólo 20 alumnos por aula de primero de infantil a cuarto de primaria que, a su vez, sólo tendrá un profesor. Así mismo, ese plan contempla medidas para limitar al máximo los contactos de alumnos y profesores con personas ajenas a su ‘burbuja’ para, de esta forma, hacer más fácil el trabajo de rastreo en caso de producirse algún positivo.
Durante el horario lectivo las medidas se sustentan en el distanciamiento físico y la reducción de ratios
El uso de la mascarilla será obligatorio para todo el personal y alumnos de los centros educativos –con las salvedades que marca la normativa general– siempre que no se pueda garantizar la separación mínima de 1,5 metros. En otras palabras, el caballo de batalla para garantizar una vuelta al cole segura se sustenta en el distanciamiento físico y en el largamente reivindicado descenso de ratios.
Falta de profesores
Sin embargo, la reducción de alumnos por aula presenta un reto monumental a nivel logístico. Por un lado –y en este punto cada colegio presenta condiciones únicas y, por lo tanto, cada caso debe ser estudiado de forma individual–, la lógica hace pensar que se necesitarán nuevos espacios para habilitar más unidades y, por otro, serán necesarios más profesores para hacerse cargo de las mismas.
En ese sentido, los sindicatos se quejan de la falta de acuerdo entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas, que se han ido pasando la pelota ante la evidente necesidad de contratar más personal o, al menos, regularizar la situación de un importante número de interinos que ahora podrían ser buena parte de la solución.
El riesgo cero, una quimera
Con todo esto sobre la mesa y existiendo un consenso casi unánime de que el regreso a las aulas de modo presencial es la mejor solución posible, todos los actores implicados en esta operación son conscientes y advierten que, desde el mismo momento en el que se abran los centros educativos, el riesgo cero no existe.
Uno de los que lo ha explicado de forma más clara ha sido Pepe Gil, secretario de enseñanza de UGT en la Comunitat Valenciana. El dirigente sindical evidencia que “la seguridad al 100% nadie la puede garantizar, pero tenemos claro que hay unas garantías sanitarias, con unos planes de contingencia, que incluyen las directrices que están marcando los profesionales de todo el mundo”.
El cambio de las rutinas diarias afectará también a los recreos, la entrada y salida de los centros y al comedor
Cambio de rutinas
En cualquier caso, todas estas medidas serían insuficientes si no se implementasen otras normas que afectan más allá del horario estrictamente lectivo. Por ello, no sólo los alumnos y profesores deberán aprender a convivir con esa mal llamada ‘nueva normalidad’, sino que los padres también se verán obligados a cambiar algunas de sus rutinas.
La más evidente es la que regula la entrada y salida de los colegios. Los centros educativos tendrán que habilitar todas las puertas de acceso que tengan disponibles y se evitará la entrada de los familiares a los mismos. Además, se escalonarán los momentos de entrada y salida evitando también las tradicionales filas, siendo el tutor el que esperará a los alumnos en la puerta misma del centro.
Tampoco será igual la algarabía de los recreos ya que estos se espaciarán en dos o tres turnos. Todo ello para ahondar, todavía más, en la protección de esas ‘burbujas de convivencia’ que, incluso, se mantendrán en el horario del comedor. Comerán juntos y dentro del aula o, en caso de que exista la posibilidad de hacerlo de forma segura, en el propio comedor, cuyo aforo se verá reducido al 40%.
«Hemos trabajado para que el siete de septiembre se pueda empezar el curso con la máxima normalidad posible» V. Pérez
Optimismo frente al arranque de curso
Con todo esto sobre la mesa, llega el turno de que los ayuntamientos, que realmente no tienen competencias en el ámbito educativo, pero que son una pieza fundamental en todo el engranaje que permitirá la puesta en marcha del curso escolar, den el último empujón para que, tras medio año de silencio, las aulas vuelvan a llenarse. Su principal objetivo, al menos en las últimas semanas, fue acometer todas las mejoras necesarias para acondicionar los colegios a las nuevas normativas.
Vicenta Pérez, concejala de Educación en Altea, explica que “los centros han preparado un protocolo que, a su vez, ha sido remitido al Ayuntamiento para que podamos ayudar a ponerlo en marcha. Nos han pedido, sobre todo, vallado para los patios, apoyo en la limpieza y algún centro ha pedido ayuda para poder desdoblar unidades y, de esta manera, poder garantizar las ratios que se han establecido”.
Con todo ese trabajo hecho, Pérez es optimista respecto al arranque del curso escolar 2020-2021, aunque avisa: “yo no me atrevo a asegurar taxativamente que se vaya a empezar el curso sin ningún tipo de problema. Pero te hubiese dado la misma respuesta cualquier otro año porque siempre hay imprevistos que pueden surgir a última hora. En principio, hemos trabajado para que el día siete de septiembre se pueda empezar el curso con esta normalidad diferente que estamos viviendo y, valga la redundancia, con la máxima normalidad posible”.
Mensaje de tranquilidad
La responsable del área de educación en el consistorio alteano ha querido lanzar una llamada a la tranquilidad a las familias de los escolares, que puedan tener sus legítimas preocupaciones a la hora de mandar a sus hijos a clase. “El mensaje tiene que ser de tranquilidad. Es una situación que, aunque ya hemos tenido la experiencia de la parte final del pasado curso, es completamente nueva y en la que cada día vamos aprendiendo un poco más”.
Pérez asegura, en ese mismo sentido, que “la vuelta a clase se va a producir con las máximas medidas de seguridad para poder garantizar el control e intentar que no haya casos de contagios o, en el peor de los casos, minimizarlos”.
Otro de los ‘puntos calientes’ de este reinicio del curso serán esas entradas y salidas escalonadas en algunos centros y la prohibición de que los padres accedan al centro escolar para dejar o recoger a los niños. La concejala de la Villa Blanca argumenta que “siempre que se cambia alguna costumbre que está muy arraigada, como es esta, produce incomodidad; pero no creo que sea difícil amoldarse a esas nuevas reglas y no espero que genere grandes problemas”.
«La escuela no es sólo un sitio para aprender un temario. Es un lugar donde los niños se relacionan y aprenden todo tipo de valores» V. Pérez
En beneficio de los estudiantes
Ante las voces que se han levantado en los últimos días abogando por el absentismo, Pérez ha querido lanzar un mensaje claro. “La escuela no es sólo un sitio para aprender un temario. Es un lugar donde los niños se relacionan y aprenden todo tipo de valores. Yo soy madre y sé que hay momentos en los que uno sufre pensando en que sus hijos pueden verse afectados por cualquier cosa y los quieres proteger al máximo. Uno tiene que saber que la vida tiene que seguir fluyendo. Lo importante ahora es hacerlo con la mayor seguridad posible”.
Lo más importante, en palabras de la edil, es que los padres deben “sopesar si, de verdad, le están haciendo un bien a sus hijos. Yo mando a mis hijos al colegio de forma normal. Este año tenemos esta pandemia, pero otros años ha habido gripes o han tenido accidentes haciendo deporte. Mi sensación de tranquilidad ante el arranque de este curso no es muy diferente a otros años”.
Un efecto desconocido
Cuestionada sobre cómo han podido afectar los últimos meses a los alumnos y cómo van a vivir el regreso a las aulas seis meses después, Pérez considera que “eso es como sacar la bola de cristal. Los efectos los vamos a ver con el tiempo. No es lo mismo un niño de tres años que un adolescente. Espero que entre todos sepamos entender la situación tan extraña que nos ha tocado vivir y ser muy comprensivos como padres, como profesores y también como alumnos”.
En cualquier caso, la concejala de Educación de Altea explica que “esto nos ha recordado a todos una obviedad: que no somos inmortales. Los menores, siendo mucho más jóvenes que nosotros, también van a tener que aprender a vivir con esa realidad”.
Esfuerzos durante el confinamiento
Durante los cuatro últimos meses del curso escolar, la comunidad educativa, al igual que el resto de los ciudadanos, se mantuvo confinada y esto generó no pocos problemas a la hora de completar los currículums formativos de cada curso. Para conseguirlo y, sobre todo, para que todos los alumnos tuvieran las mismas oportunidades de lograrlo, el ayuntamiento de Altea se volcó en la puesta en marcha de distintas iniciativas.
“Estuvimos comprando tablets en base a las peticiones de aquellos centros a los que no llegó la dotación de la Conselleria. También dimos clases de refuerzo online para tratar de ayudar a todos aquellos que lo necesitasen. En este caso, hablamos de alumnos de secundaria y bachillerato. De alguna manera, esa aula virtual también les sirvió para encontrarse con sus compañeros de clase dando una mayor sensación de compañía”, explica Vicenta Pérez.
“Además”, añade, “durante este tiempo se ha reunido el ‘Consell de xiquets y xiquetes’ para hablar y decidir las cosas que les gustaría que se hicieran. Por desgracia, hay varias propuestas que no hemos podido llevar a cabo. Sobre todo, actividades de fin de curso que implicaban algún tipo de convivencia y que, por la situación que todos conocemos, no han podido realizarse y ahora estamos viendo cómo lo podremos compensar”.
«Vamos a seguir ofreciendo y dando las actividades extraescolares desde el Ayuntamiento» V. Pérez
Se mantienen las extraescolares
Uno de los puntos menos tratados en las semanas previas al arranque de las clases ha sido el que afecta a las actividades extraescolares y, sobre todo, a aquellas que permiten garantizar el desarrollo de la jornada continua, un horario puesto en marcha en el pasado más reciente y que ha tenido una amplia implantación en la Villa Blanca.
Vicenta Pérez explica que “como parte de la jornada continua, que es la que tienen todos los centros de primaria de nuestro municipio, el Ayuntamiento apoya las actividades extraescolares. En ese sentido, vamos a seguir ofreciendo ese apoyo y dándolas. Son los centros los que tienen que ajustar las circunstancias para que, con la nueva normativa, se puedan realizar con total seguridad”.