El rinoceronte blanco del norte se encuentra en peligro crítico de extinción desde hace algunos años, sobreviviendo solo unos pocos ejemplares en el mundo. En marzo de 2018 moría Sudan, el último macho, empañando el futuro de la especie, dejando a solo dos hembras como única población. No obstante, había un halo de esperanza: el esperma de Sudan había sido congelado, con la esperanza de poder utilizar algún día sofisticadas técnicas de fertilización para asegurar su supervivencia. Esta especie sucumbió a costa de la caza furtiva; ahora, podría depender de un laboratorio.
Meses más tarde de la desaparición de Sudan, los científicos ya trabajaban en la elaboración de embriones viables. La misión consistía en recoger ovocitos de las dos hembras que aún sobreviven y combinarlas con el esperma de Sudan, que era el padre de estas. La endogamia puede ser un problema para que la cría prospere. Aquí es donde la biotecnología entra en juego. Gracias a la utilización de células madre pluripotentes, que pueden convertirse en cualquier tejido de un organismo, existen 12 líneas celulares congeladas de rinocerontes blancos del norte, seis de las cuales son genéticamente distintas. Esto es clave para evitar la mencionada endogamia y la viabilidad del embrión.
Lamentablemente hoy sabemos que ninguna de las dos hembras (ni Najin ni Fatuwill) pueden llevar un embarazo a término, debido a su avanzada edad.
Embriones de rinoceronte blanco del norte implantados en hembras de otras subespecies
Por este motivo, los científicos pusieron en marcha un plan B: el objetivo se centraba implantación en rinocerontes blancos sureños femeninos o rinocerontes blancos híbridos del norte al sur, de los que quedan aún 20.000 ejemplares. Según este plan, los rinocerontes híbridos que nazcan de esta FIV podrían ser, en el futuro, madres más compatibles para un posible embrión de rinoceronte blanco del norte, ya que compartirán más ADN con las crías. No obstante, este proceso tiene un punto débil: es lento. Se necesitarán varias generaciones para poder recuperar la población de rinoceronte blanco del norte puro.
Desde que comenzó el proceso de recolección de ovocitos de las hembras, este material genético está siendo trasladados desde Kenia al Laboratorio Avantea en Italia, para ser inseminados artificialmente con esperma congelado de Sudan.
Hasta ahora se han logrado crear tres embriones. El siguiente paso es seleccionar rinocerontes blancos del sur hembras, otra subespecie de rinoceronte, en la reserva natural de Ol Pejeta, para que sirvan como madres sustitutas. Perfeccionar las técnicas de fertilización in vitro y mantener con vida a las dos hembras restantes será clave para salvar a esta especie de la desaparición.
Un ‘robot inseminador’ en forma de serpiente
Ante la crítica situación del rinoceronte blanco del norte, laboratorios de todo el mundo se pusieron a trabajar para desarrollar tecnologías que pudieran ponerse al servicio de la pervivencia de la especie.
Un ejemplo de ello es el proyecto de la Universidad de California y el Zoológico de San Diego que en mayo de 2019, que presentaron un innovador método que podría facilitar la fecundación in vitro: se trata de un robot flexible con forma de serpiente, que ayudaría a los zoólogos la realización de inseminación artificial.
La motivación de este ingenio, según los investigadores, reside en las características peculiares de la anatomía de las hembras: “El cérvix de rinoceronte es muy grande y realiza una serie de giros, como curvas en una empinada carretera”, afirmaron.
Si el proceso continúa los cauces normales, en poco tiempo podremos asistir al nacimiento de un nuevo ejemplar de rinoceronte blanco del norte, el primero nacido gracias a una FIV. Solo queda esperar a que el milagro tecnológico suceda.
Laura Marcos