Entrevista > José Antonio Campos / Presidente de la Asociación Taxi Altea
Fueron considerados, desde el primer momento de la pandemia, un servicio esencial. Los taxis de Altea, como los del resto de España, eran parte de la muy reducida cantidad de vehículos que podían circular por nuestras calles y carreteras durante los largos meses de confinamiento de la pasada primavera, pero, pese a ello, el volumen de negocio se desplomó y el sector está atravesando una de las peores crisis que recuerda.
El verano representó un alivio, muy tímido y pasajero, para una economía cuyos números son alarmantes. En los mejores meses, los de julio y agosto, la facturación no llegó al 30% de lo que es normal en otros veranos. A partir de ahora, la cosa es mucho peor. Y todo, en un ámbito en el que los gastos no se pueden recortar mucho más.
José Antonio Campos, presidente de Taxi Altea, trata de ser optimista y desliza, en más de una ocasión, su deseo de que todo mejore de cara al próximo año, pero su discurso no es muy esperanzador. Ahora, además, vienen los meses más duros. Un invierno en el que las cifras de visitantes se esperan mucho menor que otros años y, por lo tanto, con una perspectiva muy negra por delante.
La primera pregunta, después de un verano tan complicado, es casi obligada: ¿cómo está la situación del sector del taxi en Altea en este momento?
Pues estamos como casi todo el mundo: fatal. En concreto, en Altea, con la reducción del turismo a consecuencia de la pandemia de la covid, la situación para nosotros es francamente mala. Tras el confinamiento de mediados de marzo, pudimos volver a trabajar a mediados del mes de junio. Ya te puedes imaginar lo que supone estar tres meses prácticamente parados.
Para aclarar las cosas, ustedes eran un servicio esencial y sí estaban en la calle, pero imagino que con muy poca o nula actividad.
Éramos servicio esencial y podíamos trabajar, pero salían dos o tres compañeros al día y hacían una o ninguna carrera. No había nadie por la calle, estaba todo cerrado y, por lo tanto, era imposible mantener la actividad.
«La conselleria de Sanitat nos pidió ayuda y por supuesto que nos brindamos a ello. ¡Sólo faltaba!»
Durante aquellos meses fueron muchos los ejemplos que surgieron de taxistas llevando su trabajo más allá del servicio esencial y ayudando a paliar la situación, insisto, más allá de lo que estaban obligados.
Sí. La conselleria de Sanitat nos pidió ayuda, y por supuesto que nos brindamos a ello. ¡Sólo faltaba! Estuvimos, sobre todo, trasladando a pacientes y personal sanitario a los centros de salud y a las visitas a domicilios.
«La mayoría de nosotros hemos instalado mamparas de metacrilato para ofrecer mayor seguridad ante la pandemia»
Habiéndoles pedido esa ayuda, es lógico pensar que se les haya dotado con los medios necesarios para protegerse en forma de mamparas y demás. ¿Ha sido así?
A nivel autonómico nos facilitaron una mampara para poner en el interior del coche, pero era de plástico, muy complicada de colocar. La mayoría no la hemos colocado porque se caen, en cuanto abres la ventanilla el viento las tira… ha sido caótico.
La mayor parte de nosotros nos hemos pagado unas mamparas de metacrilato y es lo que muchos utilizamos. Es una protección tanto para nosotros como para el cliente. Con ello, él también se siente más protegido.
Comenzaron a trabajar de nuevo, como ha dicho, en junio. ¿Cómo se planteó el verano?
Pensábamos que iba a haber algo de trabajo. Es verdad que ha habido mucha gente, sobre todo turismo nacional, pero apenas hemos visto turistas extranjeros.
«En estos últimos meses ha habido mucha gente, pero era todo turismo nacional, que para nosotros es un complemento»
La lógica me lleva a pensar que el turismo nacional hace menos uso del taxi porque, entre otras cosas, vienen con su vehículo particular. ¿Lo han notado mucho en su facturación?
Sí, hemos hecho, de media, un 30% de facturación respecto al mismo periodo del año pasado. Y para conseguirlo hemos tenido que echar más horas. Para nosotros, el turismo nacional siempre es un complemento que nos viene muy bien; pero este año ha venido todavía mejor porque, sin ellos, no habríamos podido hacer nada.
Pese a todo, el que más ha trabajado ha podido facturar un 35% respecto a las cifras que estábamos manejando el pasado año. Estamos hablando de los meses de julio y agosto, porque en septiembre esas cifras se han reducido a un 15%. Es una situación horrible.
«El Ayuntamiento nos ha prometido que este año estaremos exentos de la tasa municipal de ‘situado’»
Otros sectores han contado con ayudas por parte de las administraciones locales en forma de exención de ciertas tasas en 2020. Ustedes, que además han sido servicio esencial, ¿han recibido algún tipo de ayuda?
Como presidente de Taxi Altea he solicitado al Ayuntamiento que nos quitaran el ‘situado’, que es una tasa municipal que pagamos anualmente para poder tener una parada en la que ponernos. En la mayoría de los municipios no se cobra, pero en Altea todavía lo hacen. El concejal me prometió que este año nos lo iban a quitar, pero ya veremos si llega o no llega el recibo el mes que viene. No es gran cosa, son 94 euros, pero todo sirve.
Ustedes, en realidad, dependen de la regulación autonómica. ¿Qué podría hacer la administración local para echarles una mano en los meses que vienen?
Creo que se podría estudiar alguna ayuda a fondo perdido para los autónomos, como se ha hecho en otros sitios. Cualquier cosa que venga por parte de los ayuntamientos, sería bienvenida.
Entendemos perfectamente que habrá mucha gente que lo necesita más y que los recursos son finitos, pero estamos dándole un servicio a la ciudad durante todo el año y creo que no deberíamos estar pagando por prestar un servicio, como es el caso de esa tasa por poder estar en una parada.
¿Han tenido que ponerse de acuerdo entre ustedes para reducir sus horarios y turnos?
En Altea no estamos obligados, como en otras localidades, a parar un día a la semana. Tenemos unos turnos de trabajo de mañana, tarde y noche. Hay que aclarar que la noche es libre, pero la mañana y la tarde, efectivamente, están reguladas por un turno que viene estipulado en la ordenanza municipal.
Estamos trabajando en una modificación de ese planning para, a partir de octubre, librar un par de días seguidos cuatro o cinco coches por turno, porque hasta marzo las cosas vienen bastante feas.
Supongo que la sangría económica será muy grande para ustedes porque parados, como mucho, sólo se ahorran el gasto de combustible. Todo lo demás sigue viniendo.
Efectivamente. Por ejemplo, hay que seguir pagando los seguros exactamente igual. Es verdad que ha habido alguna compañía que ha tenido la deferencia de bonificar los meses de confinamiento, pero los gastos siguen siendo los mismos.
También nos hemos podido acoger a las ayudas gubernamentales a los autónomos, pero eso no llega a mil euros. En cualquier caso, todo es bienvenido.
En comparación con municipios cercanos, ¿su situación es similar en todos ellos?
Los compañeros de Benidorm lo tienen todavía peor. Ellos han estado trabajando al 10% de sus cifras de facturación habituales. Y, además, allí hay más de 200 taxis. La situación es increíble: están trabajando cuatro días a la semana en pleno verano.
En el caso de Altea, ¿de cuántos coches se compone la flota?
Somos 26 taxis. Estamos metidos en un área de administración conjunta un poco ‘sui géneris’. Se hizo de una forma tan rara que no podemos ponernos en las paradas de otros pueblos, pero es lo que tenemos.
«La caída de facturación ha provocado que este año no pudiéramos contar con los conductores asalariados»
Además de los titulares de las licencias, el sector del taxi también da empleo a conductores contratados.
Sí, pero este año no hemos podido tener a nadie. Yo, por ejemplo, siempre tengo a un conductor contratado durante los seis meses de más trabajo, pero este año no lo he tenido. Facturando un 30% algunos meses, como comprenderás, no te da ni para ti. Espero que esto mejore y el año que viene podamos retomar la normalidad, aunque me temo que es un deseo más que una realidad.
Volviendo a la cuestión del área de taxis de la Marina Baixa, Benidorm no pertenece a la misma.
Benidorm no ha entrado nunca, aunque estaba en la propuesta por parte de Conselleria. Desde Benidorm consideran que, con su flota de taxis, tienen cubiertas sus necesidades de servicio y no les interesa hacer un área comarcal, que creo que sería lo más idóneo aunque hay que respetar las opiniones de cada uno. Además, a nivel autonómico consiguieron poner como ley que las poblaciones de más de 200 vehículos tuvieran potestad para poder elegir.
Para los que no estamos familiarizados con el sector, ¿en qué beneficiaría a la ciudadanía que, como usted defiende, Benidorm entrase en el área comarcal?
En primer lugar, una rebaja de los costes. Ahora mismo, cuando vas a Benidorm o vienes de Benidorm a cualquier otro pueblo de la Marina Baixa, se cobra la tarifa interurbana, es decir, la de ida y vuelta. Además, una flota de más de 300 coches para toda la comarca sería, desde mi punto de vista, lo ideal para todos.
«En la actualidad el área de la Marina Baixa cuenta con una flota de 97 taxis»
Con 26 taxis en Altea y pensando en momentos de normalidad, ¿es una flota suficiente?
Sí, es otra de las ventajas de estar dentro de un área. En cualquier momento que hicieran falta coches por un evento o circunstancia ajena a la habitual, pueden entrar taxis de otras poblaciones excepto, insisto, de Benidorm. Podríamos contar con el apoyo de coches, incluso, de La Vila Joiosa.
En total, el área comarcal cuenta con una flota de 97 vehículos. Pese a ello, insisto en que es un área que se creó de forma muy especial y muy rara. En cualquiera los coches de cualquier pueblo se pueden poner en las paradas de todos los pueblos, pero aquí no. Podemos hacer servicios en otras poblaciones, pero no ponernos en sus paradas.
Escuchándole, es evidente que consideran que hay muchas cosas a mejorar en este sentido. ¿Cuáles son las principales medidas que habría que tomar para que el área de la Marina Baixa funcione mejor?
En primer lugar, porque es básico y esencial, que desde la Conselleria nos abran el área igual que están todas. Una zona de administración conjunta se hace para beneficio del usuario y del propio taxista. Se alargan las zonas y, de esa manera, no se encarecen los precios con esas tarifas interurbanas que te comentaba. Además, con una gran flota de coches hay margen para atender todas las peticiones.
Algo que, imagino, es esencial para los municipios del interior.
Claro. Ahora mismo los pueblos de la montaña tienen un servicio muy precario. En esos pueblos no hay taxis y, por lo tanto, los tenemos que llevar desde otras localidades, pero en algunos casos estamos a 20 o 30 kilómetros.