Un equipo de científicos españoles con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publica una carta en la revista Nature Methods para subrayar la necesidad de investigar con modelos animales (ratones) en la obtención de anticuerpos monoclonales, que entre otras aplicaciones, es una de las aproximaciones más prometedora para enfrentarse a la Covid-19.
La carta responde a la Comisión Europea, que el pasado mayo recomendó sustituir la técnica de generación de anticuerpos monoclonales mediante el uso de animales, por técnicas alternativas, como por ejemplo el uso de librerías de virus bacteriófagos. Los investigadores sostienes que ambas técnicas deben complementarse, pero que una no puede aún sustituir a la otra.
La carta está firmada por los investigadores África Gonzalez, de Vigo, ex-presidenta de la Sociedad Española de Inmunología, junto con Marcos López Hoyos, de Santader, actual presidente de la sociedad. También la firman Kirk Leech, director de la Asociación Europea de Animales de Investigación (EARA); Javier Bermúdez, del IBIMA de Málaga; y los investigadores del CSIC Margarita del Val y César Cobaleda, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC-UAM), y Lluís Montoliu, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).
Los anticuerpos monoclonales (un tipo de proteína generada por el sistema inmunitario para hacer frente a los patógenos, como virus o bacterias) son muy útiles porque pueden ser dirigidos de forma específica contra distintos compuestos y patógenos (virus, bacterias) y se emplean con éxito en técnicas de diagnóstico, terapia preventiva y curativa. Se ha estudiado su aplicación contra el cáncer y contra el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19. Por ejemplo, recientemente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido anticuerpos monoclonales contra el SARS-CoV-2 desarrollados en ratones por la empresa Regeneron. Para estudiar estos tipos de anticuerpos y la información que genera la vacunación con ellos, es crucial el uso de modelos animales, ya que permiten entender con precisión la respuesta que se genera.
Los científicos exponen en la carta que ambas tecnologías pueden complementarse, pero en ningún caso la tecnología de librerías de virus bacteriófagos puede sustituir aún a la de obtención de anticuerpos mediante animales, es decir, mediante la elaboración de hibridomas (líneas celulares híbridas obtenidas de la combinación de un linfocito B que produce el anticuerpo que se busca, con un linfocito B que no produce el anticuerpo propio).
“Nosotros estamos de acuerdo en reemplazar la experimentación animal por métodos alternativos cuando esto sea posible”, sostienen los investigadores en la carta. “Esos métodos requieren una validación científica que justifique reemplazar el uso de animales, sin afectar a los resultados deseados del experimento”, añaden.
Los investigadores indican que la tecnología con librerías de virus bacteriófagos aún tiene carencias y sigue siendo imprescindible el uso de modelos animales para estudiar la inmunización. La investigación en modelos animales “permite el desarrollo de anticuerpos monoclonales con una afinidad y especificidad mucho mayores que los generados por la tecnología de virus fagos”, detallan.
La tecnología con modelos animales (con hibridomas) “permite el aislamiento de anticuerpos nativos generados en el contexto de una respuesta inmunitaria contra un antígeno determinado. Durante el desarrollo de una vacuna, este método proporciona información valiosa sobre cómo reacciona el sistema inmunitario a ese antígeno, incluidos los genes de inmunoglobulina involucrados, reordenamientos secundarios, inserciones y deleciones, maduración de la afinidad, relaciones clonales de diferentes anticuerpos, isotipos, etc. Toda esta información crucial se pierde cuando se utiliza tecnología de librerías de fagos”, explican los investigadores.
Además, añaden que la técnica de generación de hibridomas solo requiere animales durante la fase de inmunización, mientras que para la producción de anticuerpos ya no se requieren animales. Asimismo, se han mejorado los protocolos de inmunización para maximizar el bienestar animal.
CSIC Comunicación