Con retraso sobre los planes iniciales previstos, a causa de la situación que ha atravesado el país durante los últimos meses, la segunda fase de la reforma del Frente Litoral de Altea, una de las actuaciones más esperadas y necesarias en la Villa Blanca, ha entrado ya en su fase final con la licitación, por parte del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, de las obras.
El presupuesto destinado a esta actuación asciende a más de cinco millones de euros
Antes de finalizar el año
Tanto es así que, tal y como explica el concejal de Urbanismo alteano, José Orozco, los primeros trabajos verán la luz “antes de que acabe el año” y que, por lo tanto, permitirán estar un poco más cerca de esa meta final que supondrá que la localidad vea, al fin, completamente reformada su fachada marítima y cuente, por lo tanto, con un nuevo y vanguardista atractivo turístico.
Se trata, como es sabido, de una de las acciones más emblemáticas, y a la vez ambiciosas, de los últimos años igualada únicamente por la ya consolidada primera fase de la misma. Para esta segunda etapa se ha previsto un presupuesto que asciende a algo más de cinco millones de euros y cuyo calado va mucho más allá del meramente estético, convirtiéndose, como explica Orozco, en “una importante actuación medioambiental”.
«Este es el proyecto más ambicioso que ha tenido nuestro municipio en décadas» J. Orozco
El proyecto más ambicioso
Las obras, que afectarán tanto a la parte terrestre como a la marítima del frente litoral alteano, han sido calificadas por el edil de Urbanismo como “el proyecto más ambicioso que ha tenido nuestro municipio en décadas”. Así mismo, Orozco confirmó que el periodo de licitación de las mismas concluirá el día 7 de este mismo mes de octubre, “permitiendo el inicio de los trabajos antes de que finalice este año 2020”.
El responsable municipal de Urbanismo ha recordado que “este proyecto tiene por objeto la regeneración medioambiental de la fachada marítima y la urbanización de un nuevo espacio público, que garantizará la existencia de un corredor visual y paisajístico donde destacarán las palabras calidad urbana, sostenibilidad y movilidad”.
Si bien existe una práctica unanimidad en Altea sobre la necesidad de llevar a cabo esa regeneración del frente litoral, no todos los sectores sociales, económicos y políticos coinciden en cuál es la solución ideal para su ejecución.
Oportunidad de regeneración
Como siempre sucede en actuaciones de tan profundo calado, son muchas las sensibilidades que se deben poner de acuerdo y, por lo tanto, una conformidad total sobre el resultado final se antoja casi como una quimera. Consciente de ello, Orozco insisten que “no nos cansaremos de repetir que es de vital importancia para nuestro pueblo y una oportunidad para regenerar un espacio degradado de nuestro litoral”.
Uno de los aspectos que genera una mayor controversia es el que afecta de forma muy directa al tráfico rodado y, sobre todo, al aparcamiento en la zona cercana a la primera línea, donde se desarrolla una buena parte de la actividad comercial y hostelera del municipio.
Sin que nadie ponga en duda los beneficios a largo plazo de la culminación de la regeneración, sí existen profundas discrepancias acerca de la supresión de las plazas de aparcamiento que acarreará unas de las obras estrella de esta segunda fase.
«El proyecto asentará la imagen de Altea como un pueblo de vanguardia de la sostenibilidad y del diseño» J. Orozco
Nueva playa
En este sentido, José Orozco defiende la idoneidad del proyecto planteado ya que, si bien acotará mucho el tráfico rodado, presenta unos beneficios medioambientales que, a su juicio, superan las molestias o problemas que pueda generar la decisión.
Las obras permitirán, tal y como explica el edil, “la creación de una playa con condiciones envidiables de accesibilidad donde se encuentra en la actualidad un aparcamiento, eliminando el tráfico rodado y reduciendo por tanto las emisiones de CO2. Además, se procederá a la remodelación del paseo con mobiliario urbano, zonas verdes con vegetación autóctona, diferentes áreas recreativas y nuevos espacios lúdicos”.
Todo ello, tal y como defiende el responsable de Urbanismo de la Villa Blanca, sin olvidar que “la mejora del entorno también repercutirá en la calidad turística y, por lo tanto, en la situación económica de los propietarios y restauradores”, en un claro guiño hacia uno de los sectores comerciales que, como ya se ha apuntado anteriormente, con más recelo mira a esta actuación. “Consideramos”, concluye Orozco, “que este proyecto hará que se asiente la imagen de Altea como un pueblo de vanguardia de la sostenibilidad y del diseño, recuperando espacios para el ciudadano”.