L’Alfàs del Pi visto con otros ojos. La localidad ya cuenta innumerables atractivos en su término municipal y el casco urbano, pero desde hace un tiempo ha aumentado el interés por conocer su espectacular entorno natural y su extraordinario tesoro marino.
Bosques inmensos de posidonia e infinidad de especies marinas y de aves acompañan a todo aquel que desee zambullirse en esta apasionante aventura que, desde la concejalía de Turismo del Ayuntamiento de l’Alfàs, liderada por Luis Morán, se impulsa como fórmula ideal para maridar deporte y naturaleza.
«El pueblo no termina en el mar», R. Barreno
Desde el mar
Richard Barreno, trabajador del Ayuntamiento de l’Alfàs en las concejalías de Medio Ambiente, Playa y Juventud, es uno de los principales impulsores de estas actividades lúdico-marinas que permiten disfrutar de rincones del Parque Natural, que serían inabordables desde cualquier otro punto que no sea el agua. “El pueblo no termina en el mar. Ni mucho menos”, afirma.
A estas actividades acuático-deportivas como el kayak, el paddle surf o el buceo, que no necesitan un aprendizaje previo ni habilidades especiales y son aptas para personas todas las edades, se puede acceder a través de las empresas instaladas en la playa del Albir que poseen la concesión del servicio, pero también de forma individual con un equipo propio.
Posidonia y decenas de especies acuáticas y de aves son avistadas con facilidad
Deporte y paisaje
El kayak, por ejemplo, ofrece la posibilidad de visitar tres calas emblemáticas y envidia de toda la Costa Blanca, como el Amerador, el Metge y La Mina, y descubrir, mientras se practica deporte, parte del pasado y la cultura de lAlfàs. “A las dos últimas calas solo se puede acceder desde el mar”, apunta Barreno, quien insiste en que se trata de una oportunidad “única” de ver el Parque Natural desde otra perspectiva.
Otro de las actividades que recomienda con pasión Barreno es la del paddle surf, una suerte de remo a pie sobre una tabla, ideal para “hacer deporte mientras se disfruta del entono y el paisaje”. En este sentido, asegura que hay pocos momentos más emotivos que ver un “amanecer” desde el interior el agua “por la cantidad de colores que se mezclan en el cielo, la montaña y el mar”.
También el snorkel, bucear con tubo, supone una experiencia que deja marcado para siempre a todo aquel que lo practica en las aguas que bañan la Serra Gelada. “Solo con mirar hacia el agua podemos ver la posidonia, caballitos de mar, erizos de mar, tomates de mar… Infinidad de especies”, explica.
Seguridad
El mar sigue siendo un elemento en el que la mayoría de los humanos no se siente cómodo. “La película Tiburón hizo mucho daño. Al mar no hay que temerlo, pero sí respetarlo. Y el deporte ayuda a eso”, señala el experto alfassí. Por si acaso, las actividades lúdico deportivas se realizan dentro de la máxima seguridad, siempre dentro del Parque Natural, pero nunca alejados de la costa.
Tampoco hay riesgo de llevarse un susto con algún acompañante incómodo. “A lo más que hemos llegado en kayak es a ver un grupo de delfines a lo lejos. Los grandes cetáceos y los tiburones están mar adentro, por lo que lo más peligroso que nos podemos encontrar son erizos o medusas”, detalla Barreno.
El recorrido ideal suele ser de unos cuatro kilómetros, dos de ida y otros tantos de vuelta, que pasan “volando” porque la persona que está en el kayak o la tabla “queda enamorada por el entorno que le rodea”.
Todo el año
Lo bueno de este rincón del paraíso de l’Alfàs es que este tipo de actividades pueden hacerse casi todo el año. “Incluso en invierno, porque el mar está más caliente que nunca” comenta Barreno.
Eso sí, es aconsejable a partir de noviembre llevar un mono de neopreno. También es recomendable salir siempre al mar con un silbato y el móvil. “Y sobre todo no alejarse más de lo razonable de la costa”, añade el técnico municipal.
Estos deportes permiten observar la costa desde lugares privilegiados
Mirar hacia adentro
Estas actividades deportivas acuáticas dan la oportunidad al turista de conocer la Serra Gelada desde un ángulo único, pero también la opción de mostrar a las jóvenes generaciones de alfassís la verdadera dimensión del legado natural que deberán proteger en el futuro. Por este motivo, Barreno lleva una década organizando salidas al mar con los jóvenes de la localidad “para que descubran el tesoro que les rodea”.
Los cursos son un éxito y todas las plazas se agotan en apenas unos días. “Es una forma de quitarles el miedo al mar y de que conozcan parte del patrimonio de l’Alfàs. Siempre les pregunto si saben dónde está el mayor bosque del pueblo y todos miran a la montaña. Se quedan sorprendidos cuando les digo que está debajo de nuestros kayaks, una pradera de posidonia oceánica fascinante, hogar de más de mil especies que absorbe CO2 y protege la playa”, explica con pasión el alfassí.
“Lo tenemos aquí, es gratis y para todos. Y solo hay que sumergirse y abrir los ojos para disfrutar de este mundo maravilloso en un entorno privilegiado”, sentencia Richard Barreno.