Entrevista > Antonio López / Agente de jugadores y ex futbolista del Club Atlético de Madrid (Benidorm, 13-septiembre-1981)
Mito viviente del Atlético de Madrid, Antonio López ha logrado hacerse un hueco en el híper competitivo mundo de la representación deportiva con las mismas armas, honradez, tenacidad y constancia, que le permitieron ser dueño del carril izquierdo del Calderón durante una década.
El ex capitán rojiblanco mantiene intactas las raíces con su tierra, donde reside su familia y desde donde lidera el equipo de ‘Antonio López Management 3’, su empresa de representación. Defiende con pasión su oficio y a sus jugadores, a los que protege y prepara para el salto al fútbol profesional. “Puedo aportar mi experiencia, porque he vivido lo mismo que ellos, y ayudarles a elegir”, afirma.
Usted se fue muy joven a Madrid, donde pasó gran parte de su vida, pero siempre ha mantenido contacto con su tierra. ¿Qué le hizo regresar?
Me fui de aquí con 14 años para hacer las pruebas en el Atlético, pero siempre he tenido a gala ser de Benidorm. De hecho, en Madrid se sorprendían porque pensaban que casi nadie era de Benidorm, ya que creen que todo el mundo que vive aquí es de fuera.
Nací aquí y la mayor parte de mi familia sigue aquí. Tras acabar en Mallorca, convencí a mi mujer para que pasáramos en Benidorm unos meses, porque echaba de menos a mi familia, aunque el plan era vivir en Madrid. Pero una vez probó esto se quedó encantada. No fue difícil convencerla.
Ahora se dedica a la representación de jugadores, un mercado en el que existe infinidad de intereses y una competencia voraz. ¿Qué ofrece usted para diferenciarse de los demás?
Sinceridad, experiencia, trato directo y contactos. Empecé por mi cuenta y mucha gente me decía que era una locura. Tuve la suerte, por haber jugado donde jugué, de tener acceso cercano a los clubes y contactos.
Los principios no fueron sencillos del todo, porque hay muchos representantes. Recuerdo que Fran Mérida, que había sido compañero mío y su capitán, fue de los primeros que me llamó. Y las cosas salieron bastante bien para los dos.
¿Nunca le tentó ser director deportivo o entrenador?
Mi vocación era ser futbolista. Ser entrenador o director deportivo implica estar expuesto a ir de un sitio para otro. Y yo quería estabilidad para mi familia. Tengo cuatro niños y de esta forma el único que se sacrifica viajando soy yo.
Lo de ser representante era algo que ya me planteaba en las concentraciones. ¿Quién mejor que yo para saber lo que necesita un jugador?, me preguntaba. Si alguna vez soy representante, pensaba, haré esto o lo otro.
«Apostar por gente joven es un riesgo, pero también muy gratificante»
Su empresa se caracteriza por representar a muchos jugadores jóvenes, a pesar del riesgo que conlleva. ¿Por qué ese mercado?
Apostar por gente joven siempre es un riesgo, porque no dejan se der proyectos que pueden torcerse en cualquier momento. Pero también es algo muy gratificante. Yo no miro si puedo llevar como sea a un chico al Madrid, Atlético o Barcelona, sino su calidad para poder asesorarles teniendo en cuenta su potencial, y que puedan mejorar día a día. Este mundo no es fácil y a los jugadores hay que ayudarles a elegir.
Imagino que los tiempos de la covid-19 no ayudarán a su profesión. Primero la no movilidad y luego que los clubes no quieren gastar.
Tocó tirar de video llamadas durante el confinamiento y para mí fue algo difícil, porque soy de los que prefiere viajar para tener encuentros en persona con jugadores o directores deportivos.
Tampoco está siendo fácil mover futbolistas. Los clubes, con la crisis, no quieren gastar y priorizan dar salida a lo que no quieren por encima de fichar. Ya sabes, aquello de que más vale malo conocido…
«Todos los clubes de Benidorm han hecho un esfuerzo grande por salir adelante»
Regresemos a Benidorm. Imagino que le dolerá el alma de no ver en su ciudad un proyecto fuerte y consolidado que aspire al fútbol profesional.
Claro. Es una pena, porque hay mucha afición. Yo era de los que iba con mi padre todos los domingos al campo a ver al Benidorm CD. Jugué en sus infantiles y sus cadetes y llegué a disputar el Mundialito, que era como llamábamos los chavales a la Costa Blanca Cup.
La situación actual, con varios clubes en la ciudad, es entendible. Todos han hecho un esfuerzo enorme por tener su propio fútbol base y una fusión ahora no es tan fácil. Es posible que con el tiempo haya más acuerdos y convenios, pero un único equipo ahora lo veo complicado.
¿Qué supone para usted dar nombre en su ciudad a los campos de entrenamiento de la cantera?
Es una satisfacción enorme ver tu nombre en esos carteles y que por ahí pasen tantos niños, ya sea de Benidorm como de fuera cuando vienen a disputar los torneos. Es un reconocimiento que emociona y que queda para siempre.
«Tuve la suerte de aportar mi granito de arena al cambio brutal del Atléti»
Y, por último, ¿cómo lleva eso de ser uno de los jugadores que ayudó a cambiar la historia del Atlético de Madrid?
Me siento orgulloso de haber llevado la camiseta del Atlético. No solo por haber ganado títulos, sino porque mi carrera empieza con el ascenso a Primera. Tuve la suerte de aportar mi granito de arena al cambio brutal que ha vivido el club en los últimos años.
Empezamos por la Intertoto y acabamos ganando la UEFA y la Supercopa de Europa. Hace unos días estuve en el nuevo museo del Atleti, en el Wanda, y me quedé impresionado. Es un orgullo que haya allí algunas cosas mías, como botas o un balón firmado por mis compañeros, que quedarán para la historia.