La pandemia, el confinamiento y las medidas de seguridad sanitaria han disparado los niveles estrés de la mayoría de las personas. En Alfaz, sin embargo, han logrado hacer de la necesidad virtud gracias en gran medida al yoga.
De la mano de Juan Pedro Martínez, los alfasinos y vecinos de la comarca han conseguido mejorar su calidad de vida y han hallado la fórmula para encontrarse a sí mismos en un entorno idílico como el mirador del Amenador en el Albir.
El ‘monitor’
Terapeuta de profesión y alcarreño de nacimiento, Juan Pedro, formado en diferentes escuelas de yoga de tradición hindú y en la sadhana vasca, no quiere ser calificado como maestro o gurú, sino simplemente como un “monitor”, si bien admite que en esta fase de iniciación siempre es importante contar con un “referente” que abra el camino.
Practica el yoga desde hace más de tres décadas y desde hace seis años decidió devolver a Alfaz, la tierra que lo acogió por cuestiones profesionales, algo de todo lo aprendido durante su extensa trayectoria y sus viajes por la India. “El yoga es unión entre las diferentes dimensiones, física, mental y emocional”, sentencia.
«El yoga te lleva a la realización personal y aporta bienestar y paz» J. P. Martínez
Paz frente a estrés
“En Alfaz empezamos de cero, con tres o cuatro personas. El movimiento ha ido creciendo y somos ya más de 70”, explica Juan Pedro, quien agradece la ayuda que siempre le ha ofrecido el Ayuntamiento de l’Alfas para desarrollar esta actividad. “El yoga es una actividad psicofísica que ayuda sobre todo al bienestar global de la persona. Es algo innato al ser humano, que tiene la necesidad de sentirse bien con su cuerpo y dentro de él”, argumenta.
A pesar de que requiera cierta actividad física, fundamental para mitigar los efectos de las malas posturas ocasionados por el trabajo, Juan Pedro aclara que no es un deporte “porque no compites contra nadie ni contra ti”. “El yoga te lleva a la realización personal y aporta bienestar y paz”, reitera el maestro, quien ofrece un dato escalofriante: nueve de diez personas sufren hoy en día algún tipo de estrés.
Se reúnen desde hace meses en el Mirador del Amenador de la playa del Albir
Entorno privilegiado
Como consecuencia de la pandemia y el miedo al contagio en los espacios cerrados, el grupo encontró al aire libre, con la colaboración de la concejalía de Turismo, Playas y Medio Ambiente, un espacio privilegiado para la práctica de una actividad saludable: el Parc Natural Serra Gelada. “Es un entorno único, en un mirador y frente al mar”, explica con pasión.
«En este entorno sientes de una manera plena todos los elementos» J. P. Martínez
“Sientes de una manera plena todos los elementos. Estás al aire libre, al sol, ves el agua y sientes el viento. Es un privilegio absoluto”, añade. Todos los alumnos se sitúan sobre una plataforma habilitada de tierra para no dañar el hábitat del parque natural. El entorno ofrece momentos tan especiales que provocan emoción en todos los participantes”, según explica Juan Pedro, “como una puesta de sol que por su belleza llegó a derramar lágrimas entre los asistentes”.
“Y es que a medida que tú te sientes mejor también te vuelves más cuidadoso con las personas, pero también con el entorno y el planeta”, reflexiona.
Beneficio de las clases grupales
La fusión entre ese bienestar interior y el escenario amplifica exponencialmente la sensación de paz, una experiencia que Juan Pedro desea compartir con el mayor número posible de personas. “Esta zona es maravillosa, pero no todo es playa, noche o marcha. También hay otras cosas y sensaciones extraordinarias al alcance de todos. Estoy muy agradecido a esta localidad y quiero aportar de esta forma mi granito de arena”, detalla.
El hecho de que las clases sean grupales, siempre manteniendo la distancia social y las ya conocidas medidas de seguridad sanitaria, también ayuda, según explica, a aumentar la sensación de bienestar entre los alumnos. “Se transmite de unos a otros una energía muy positiva y se logra crear una comunión. La sensación positiva que transmite un grupo es mucho mayor”, asegura.
Calidad de vida
Y es que Juan Pedro Martínez entiende que la calidad de vida de un municipio no se mide solo por la renta per cápita de sus habitantes o en la modernidad de sus infraestructuras. “Está bien tener instalaciones deportivas, pero también es necesario cuidar el bienestar de las personas y que ellas se sientan a gusto consigo mismas para poder ser felices y aprovechar todo lo que tienen alrededor”, subraya.
De todas formas, aclara que el yoga es completamente complementario a las otras actividades de ocio. De hecho, Juan Pedro desvela que tiene alumnos que tras la clase de yoga realizan alguna ruta de senderismo y, posteriormente, se dan un baño en la playa del Albir para completar y aumentar su experiencia.
Martínez desmonta otro mito y afirma que no se debe entender el yoga como una “terapia” en respuesta a un problema o a una situación de estrés. “No hace falta llegar a ese punto para iniciarse, basta con que uno quiera sentirse mejor consigo mismo”, señala el maestro.
Cómo participar
Todas las personas interesadas en formar parte de esta experiencia pueden sumarse a través de las redes sociales Instagram y Facebook en la página Asanavital o presencialmente en el centro social del Albir. Los precios para participar en estas clases son populares y van, dependiendo del número de sesiones, desde los 20 euros al mes.
“Lo que hemos hecho aquí está al alcance de todos. Espero que otros municipios tomen nota y también aprovechen su entorno para mejorar la calidad de vida de sus habitantes”, sentencia.