Entrevista > Ramón Rives Marhuenda / Gerente de Avecox (Cox, 6-septiembre-1954)
Seguimos hablado con ‘Nuestra gente’ y en esta ocasión lo hacemos con un empresario, Ramón Rives, amante de su familia, de su trabajo y de Cox.
«Con 21 años me monté por mi cuenta»
¿Cómo llegaste al mundo de los negocios?
Mis padres tenían una pequeña pollería. No quise estudiar, a pesar de que ellos me lo aconsejaron; me salió el espíritu comercial que tengo y trabajé en el negocio familiar. Mi padre era muy buena persona, aunque quizás un hombre excesivamente conservador.
Cuando regresé de la mili quise ser un poco tirado para adelante y con 21 años me monté por mi cuenta. Mi padre, que era un sabio, me lo puso difícil y me apretó bastante, aunque me regaló un coche. En realidad el mejor regalo que me hizo fue su honradez y lo querido que era en el sector, eso fue mi mayor activo. Gracias a su forma de ser yo tenía todas las puertas abiertas.
«Me ha venido muy bien el equilibrio y sensatez que me aporta mi mujer»
Empecé con muy poquitos medios y poco a poco fui avanzando. Tuve la gran suerte de casarme con mi mujer, que es una persona muy equilibrada y sensata. Quizás lo que a mí me sobraba de tirado para adelante, mi esposa me agarraba. Y esto siempre me ha venido muy bien.
Y desde ahí ha sido todo seguido…
Nuestro negocio empezó a crecer y a crecer. Contraté a un obrero y hoy ya damos trabajo a 120 personas directas y a otras 100 indirectas.
«La entrada en la empresa de mis hijos ha sido pasar de un cinco a un diez»
En esta ‘aventura’ te acompañan dos de tus hijos.
Cuando mi hijo mayor Ramón terminó de estudiar el negocio todavía era pequeño; gracias a él empezamos a ampliarlo. Al haber estudiado Dirección y Administración de Empresas con dos idiomas, eso nos permitió poder exportar.
Mi segundo hijo David era deportista y no quiso participar en la empresa. El pequeño Mario terminó la carrera y también está con nosotros. Esto fue la forma de pasar de un cinco a un diez, en inversiones, en comprometernos y en decir: “Hoy en día con la globalización que hay, tenemos que exportar, movernos y hacer cosas que no hemos hecho nunca”.
Lógicamente he tirado para adelante porque me he sentido respaldado por mis hijos y mi mujer. Y una cosa muy importante, también tengo un gran equipo humano muy comprometidas que son el alma de la empresa y están con Avecox a muerte.
¿Siempre has estado relacionado con las aves?
Sí, mi padre tenía una pollería y vendía en el pueblo y a carniceros. Tenía también tierras por lo que se dedicaba un poco a la agricultura. Empecé en aquella época matando conejos. Luego me puse con el pollo de campo y el pavo, hasta que se complicó porque las grandes empresas del país se pusieron también y entonces empecé con la gallina.
Hoy en día la gallina es el 90 por ciento del negocio de Avecox. A nivel nacional se la vendemos a Mercadona y a grandes empresas, porque a ellas les estorban las gallinas ya que matan pollos. Así que hemos cogido ese nicho de mercado. El resto, con mis hijos Ramón que se dedica a exportarlo y Mario que está en producción.
¿Cuándo nace Avecox como marca?
La empresa empezó llamándose Ramón Rives Marhuenda en 1975, después Ramón Rives SL y la marca actual nació hacia 1982.
¿Entonces las exportaciones empiezan cuando llega tu hijo a la empresa?
Exacto. Él sabe hablar inglés y francés. Fuimos a varias ferias y nos centramos en la exportación. Eso fue en 2010 y actualmente la exportación supone un 25-30 por ciento de las ventas.
¿Qué dirías a todas esas personas que se quejan del maltrato animal? ¿Cómo se trata a los animales en Avecox antes de su sacrificio?
Cualquier empresario que se preste a ser empresario, en este sector, sino trabaja el bienestar animal es un mal empresario. En primer lugar porque si no se trata bien a los animales, la calidad no es la misma. En segundo lugar, hay mucha gente que habla desde la ignorancia porque para saber deberían de trabajar en las plantas procesadoras de aves.
Y no digo que no haya empresarios que no lo hagan mal, y sobre ellos debería de caer todo el peso de la ley porque es un perjuicio para los que lo intentan hacer bien. Aquí desde la carga hasta que se sacrifica lo supervisamos, porque además Sanidad eso lo controla mucho.
Cuando se empieza a trabajar el primero que está aquí es el veterinario, y lo primero que te exige es un curso de bienestar animal para las personas que trabajan los animales. Además, egoístamente hablando, a los empresarios nos interesa que los productos salgan impolutos porque así tienen menos segundas y desperdicios.
«Aquí la limpieza y el bienestar de los animales tienen que ser de diez»
Veo además una total limpieza en las instalaciones…
Aquí la limpieza y el bienestar de los animales tienen que ser siempre de diez. Porque lo primero que queremos es cuidar del medio medioambiente y que los productos lleguen seguros de cualquier historia y de salud.
Igual que los granjeros que se precien deben tratar a los animales como la gloria, porque el que hace las cosas mal al final el mercado se lo come.
¿Es Cox, como se dice, un pueblo de emprendedores?
Está a la vista, sobretodo somos trabajadores. Trabajamos 24 horas si hace falta. La historia siempre ha puesto a Cox en el punto de mira dentro de la comarca.
¿Has dejado escapar alguna oportunidad de la que luego te hayas arrepentido?
Alguna oportunidad sí se ha dejado pasar. No obstante mi padre me dijo una frase que me impactó: “En esta vida hay dos clases de tontos. El que llevando bien las cosas las cambia y el que llevándolas mal no las cambia”. Y en mi caso como me ha ido bien, ¿para qué las quiero cambiar?
¿Cómo está la situación actual?
La verdad es que nosotros en estos momentos somos unos privilegiados, porque tocamos un producto muy económico donde con un pedazo de gallina se hace un puchero y comen diez personas. Los que viven de otros sectores no hace falta que te diga cómo están.
En estos momentos difíciles vosotros también sois solidarios…
Colaboramos con la Cruz Roja y con cinco conventos. De la forma que podamos tenemos que devolver a la sociedad lo que nos está dando. Para nosotros es insignificante dar cien menús a la semana a la Cruz Roja, o a las monjas que viven de la caridad que les damos cada dos semanas unas gallinas para que se hagan un caldo. También siempre hablamos con Alicante Gastronómica para que nos digan qué necesitan.
Mi padre decía que la bondad controlada te da más que te quita. Lo tengo más que comprobado y en la empresa siempre hemos colaborado, y dentro de lo que podamos vamos a seguir haciéndolo. Es lo que he querido trasmitir a mis hijos y ellos están de acuerdo.
Por otra parte, también colaboráis con el ayuntamiento en algunas actividades deportivas. ¿Por qué en concreto el deporte?
Mi padre era una persona muy futbolera, fue entrenador de fútbol de niños. Lo más importante del fútbol en un pueblo es promocionar a los críos. He sido presidente, siempre siguiendo la estela de mi padre.
Los mayores problemas a los que están expuestos durante la juventud se pueden evitar con el deporte. Cada vez que me han venido a solicitar ayuda para el deporte, siempre he dicho que para los niños lo que haga falta. En el primer partido de fútbol femenino que se jugó en Cox fui el patrocinador.
El 90 por ciento de los chavales que conozco que han practicado deporte han salido muy bien. Te da una disciplina, una obligación de cuidarte y es otra historia.
«Siempre digo que Cox es el mejor pueblo del mundo»
Llevas con orgullo ser de Cox, incluso en el nombre de la empresa.
Siempre digo que es el mejor pueblo del mundo, porque tiene de todo. Estoy muy orgulloso, y nunca me movería de aquí.
¿Cómo ha cambiado Cox desde tu infancia hasta hoy?
En lo importante Cox no ha cambiado, en nuestros valores, en nuestra esencia, sin embargo, no es que haya cambiado Cox, es que ha cambiado todo. O te adaptas a los tiempos o no avanzamos. La globalización lo ha cambiado todo. Hoy en día cualquier cliente de Europa te coge el ordenador y busca procesadoras de aves, y si no tienes un sello de calidad de entrada te descartan.
¿Cuántos animales tenéis en la empresa?
Nosotros solo criamos pollos de campo y pavos. Lo que más hacemos es procesar gallinas, ahora entre las pesadas que crían el huevo para el pollito y las que hacen el huevo para el consumo, estamos procesando entre 120.000 y 150.000 animales a la semana.
¿Cómo ves el futuro de Cox?
El futuro de Cox siempre estará ahí porque los cojenses somos muy trabajadores. Sí es cierto que cada día lo veo más complicado, porque las grandes superficies se lo están comiendo todo. O nos reinventamos o lo tendremos más difícil, por desgracia.
Lo que nos salva es que en Cox trabajan de media el doble que en cualquier otro pueblo. A las tres o cuatro de la mañana ya está todo el mundo en marcha, contra eso no hay quien pueda. Un periodista le dijo una vez a Tiger Woods: “Qué suerte tienes que le has pegado y ha ido al hoyo” y el golfista le respondió: “Me estoy dando cuenta de que cuanto más me entreno más suerte tengo”. Y así somos en Cox.