Las fábricas harineras Bufort y Cloquell, que llevan más de ocho décadas levantando las persianas cada mañana, viven sus últimos días en su histórico emplazamiento de la avenida de Elche. El fin de año también supone el final de una época para ambas industrias, que en principio planean trasladarse entre 2021 y 2022 al polígono industrial Rodel ubicado en Mutxamel.
La fábrica de Harinas Cloquell fue construida en 1936 y la de Harinas Bufort en 1940
Historia de las harineras
En 1936, en tiempos de la Segunda República y apenas unos meses antes de la Guerra Civil, el empresario José Cloquell Carratalá abría la primera fábrica de harina al sur de Benalúa. Una zona que entonces quedaba a las afueras de la ciudad y que funcionaba como polígono industrial. Cuatro años más tarde, con la guerra ya acabada, Francisco Bufort Alemany construiría su propia harinera justo al costado.
Con el paso de los años todas las demás industrias de Benalúa fueron trasladándose a lugares más periféricos o cerrando definitivamente. La mayor parte de los terrenos quedaron abandonados y la zona cayó en un franco declive, e incluso se convirtió en un lugar típico de prostitución.
Después de décadas de hacerse la competencia, la familia Bufort compró Harinas Cloquell en 2013 evitando así que esta fábrica cerrará definitivamente y que sus trabajadores se fueran al paro. Actualmente ya son las únicas dos industrias que aún resisten en este antiguo polígono que está a años luz del esplendor que algún día tuvo.
El plan para desarrollar urbanísticamente la zona de Benalúa Sur lleva atascado desde los años 90
Bloqueo de la zona
A finales de los años 90 el Ayuntamiento quiso impulsar un plan urbanístico para Benalúa Sur, encargando a la constructora Grupo Prasa el proyecto que incluida 742 viviendas, una zona verde, un campo de fútbol y un colegio.
Sin embargo finalmente apenas se construyó una mínima parte de los edificios planeados y el colegio público Benalúa. Durante la época de Luis Díaz Alperi y Sonia Castedo como alcaldes, el Ayuntamiento asumió parte de los costes de algunas obras, lo cual fue denunciado por la oposición. El Grupo Prasa se vio envuelto en varios casos judiciales y en 2015 el Consistorio alicantino acabó retirándole del proyecto por incumplimientos varios.
Tras la caída de Prasa de la ecuación, las propias harineras quisieron tomar las riendas de una parte del plan urbanístico constituyéndose en una Agrupación de Interés Urbanístico junto a otros propietarios de los terrenos. Para ejecutar dicha operación, la familia Bufort amplió el capital de su sociedad en tres millones de euros e incluso absorbió a la empresa Actuación Industrial Roidel, propietaria del polígono del mismo nombre, con el fin de trasladarse a Mutxamel.
El Ayuntamiento está negociando la compra de las fábricas para salvar los históricos inmuebles
Futuro de los edificios
En la última de las muchas modificaciones que a lo largo de dos décadas ha experimentado el Plan urbanístico de Benalúa Sur, se prevé la construcción de unas 600 viviendas de las cuales alrededor de 145 estarían en los terrenos propiedad de las harineras.
Ahora bien, todavía no está claro que estas antiguas fábricas vayan a ser demolidas. Hace unos meses el grupo municipal Unidas Podemos propuso incluir estos históricos edificios en el Catálogo de Protecciones que fue aprobado en septiembre por el Ayuntamiento, si bien su enmienda no prosperó.
Aún así parece que la Concejalía de Urbanismo podría tener interés en comprar los edificios para destinarlos a algún uso cultural. Incluso se habría realizado ya una tasación de los terrenos por alrededor de los ocho millones de euros. Desde este periódico hemos querido preguntar al actual edil Adrián Santos (de Ciudadanos) pero desde su concejalía nos han indicado que no quieren realizar declaraciones al respecto ya que actualmente se hallan en “proceso de negociación” con la familia Bufort. Tampoco desde la empresa han querido hacernos ningún comentario.
Chimeneas históricas
Lo que sí parece confirmado es que las famosas grandes chimeneas marrones que están a pocos metros de distancia no serán derruidas. Su construcción se remonta a 1923, como parte de una antigua fábrica de cerámica ya extinguida hace muchos años. El proyecto es mantener estas simbólicas chimeneas de Benalúa y rodearlas de zona ajardinada.
Actualmente casi toda la acera colindante de la avenida Catedrático Soler se encuentra cortada por obras para acelerar la urbanización de la zona, después de tantos años de parón.
Una fachada marítima recuperada
En cuanto a la actividad harinera, como antes comentábamos su futuro próximo pasa por Mutxamel. El pasado 24 de noviembre Harinas Cloquell anunció una nueva ampliación de capital por valor de 1,5 millones de euros para comenzar a construir su nueva nave en el Polígono de Roidel. La empresa ya comenzó en octubre las obras de adecuación de la parcela, que ocupa unos 5.600 m2.
Parece pues que Cloquell cerrará sus puertas a mediados de 2021, tras 85 años de actividad en Benalúa. Probablemente Harinas Bufort permanecerá aún en el mismo sitio hasta 2022.
La ciudad de Alicante ganará así una zona en un lugar privilegiado, a pocos metros del Puerto industrial, y podrá al fin recuperar su fachada marítima más abandonada. A cambio, los últimos dos testimonios de una época de esplendor industrial perdida desaparecerán para siempre.