En una época durante la cual casi la totalidad de las actividades se han visto reducidas hasta la mínima expresión, la cultura ha sido uno de esos sectores que se han tratado de reinventar, mediante digitalización o medidas sanitarias, para salir adelante en tan atroz momento social. Los museos han sido parte de esa pelea permanente por la notoriedad, cuando no por la supervivencia.
La tecnología ha sido la gran aliada en muchos momentos de la pandemia, especialmente durante los confinamientos severos, para que museos y galerías pudieran seguir culturizando a la sociedad, mostrando sus contenidos y, por qué no decirlo, aprovechando muchos encierros forzosos para llegar incluso a públicos que en otros momentos no habían podido alcanzar.
En lo que se refiere a la cultura museística de Santa Pola, se podría decir que las circunstancias han desembocado en que, por así decirlo, se haya ofrecido una de cal y otra de arena. Y es que uno de los referentes del municipio, el Museo del Mar, cuenta con una reciente nueva sede externa, gracias al nuevo Museo al Aire Libre Portus Ilicitanus. Sin embargo, los santapoleros siguen preguntándose qué sucederá con una de las insignias de su cultura en los últimos años, el barco museo, el cual sigue rodeado de un ambiente de incertidumbre permanente.
El Museo al Aire Libre Portus Ilicitanus ofrecerá una ampliación a la experiencia que ya se puede disfrutar en el Museo del Mar
Un viaje al pasado
Gracias a la apertura de la nueva sede externa del Museo del Mar, aquellos que deseen empaparse con la historia de la zona podrán acercarse un poco más a la experiencia de la antigua colonia íbera que, hace casi dos mil años, ya habitaba estas tierras y que tuvo en Santa Pola uno de sus puertos mercantes de referencia junto al de Cartago Nova.
Pasear por las calles del núcleo comercial de Portus Ilicitanus será una realidad gracias a la puesta a punto que se ha venido realizado en los últimos años, especialmente meses atrás, gracias a lonas interpretativas o material interactivo. Estos elementos permitirán que el paso entre las pasarelas que rodean al recinto ofrezca a los visitantes un mayor conocimiento histórico, que ya podían cultivar gracias al material arqueológico recogido en el Museo del Mar.
Un año después de su cierre sigue sin conocerse el futuro del Barco Museo por la falta de presupuesto
Buque insignia hundido
Si el nuevo espacio para visitar los yacimientos arqueológicos y conocer el pasado de Santa Pola es la gran noticia para los amantes de los museos en el municipio, sin duda el revés sigue siendo el cierre continuado del Barco Museo Esteban González.
Este pesquero, que para muchos se había convertido en santo y seña de la cultura santapolera, cumple ya más de un año con el cerrojo echado en sus puertas. La falta de personal para realizar las visitas guiadas y trasladar así la experiencia y vida abordo de un navío, tal y como la pudiera sentir cualquiera de los marinos que surcaron el mar en busca de pescado que llevar a tierra firme, ha terminado por claudicar a un presupuesto municipal y una falta de contrataciones que parece hacer imposible su funcionamiento.
Construido en madera y habiendo estado en activo hasta los años ochenta, este arrastrero se había convertido en una de las experiencias más genuinas que se podía encontrar en Santa Pola. Ahora, tras un año sin visitantes, la imagen del Esteban González es otra bien distinta, con un casco cada vez más deteriorado y un aspecto que invita más a pasar de largo que a esperar a que abra sus puertas.
Sin personal ni presupuesto
La causa por la que el ayuntamiento de Santa Pola optó por el cierre, por entonces anunciado como algo temporal, no era otra que la reducción de personal que afectaba al propio consistorio, reflejada en los despidos y falta de contrataciones en colaboración social. Pero transcurrido ya el 2020, la falta de cuentas públicas municipales invita a que lo que era un cierre de unos meses pueda acabar siéndolo de forma permanente.
En el aire está el posible traslado del barco a otro lugar, una acción que además de suponer un alto coste para unas arcas municipales ya de por sí muy lastradas, podría llegar a ser inviable debido al delicado estado del Esteban González. Con todo, el futuro del barco museo parece muy oscuro, pudiendo perderse definitivamente una de los emblemas a los que más cariño llegaron a tener los ciudadanos de Santa Pola.
El Castillo, el acuario o las salas de exposiciones completan la oferta museística y cultural de Santa Pola
Cultura huérfana
A pesar del año de ausencia del Esteban González, la ampliación del Museo del Mar, a la que también se han añadido la inclusión de nuevas actividades en el Museo de la Sal, dotan a Santa Pola de posibilidades museísticas para los hambrientos aficionados locales, así como para aquellos visitantes que quieran empaparse de la cultura e historia santapolera.
El Castillo, el acuario o las múltiples salas de exposiciones permiten que la oferta cultural sea amplia. Pero, con la historia íbera representada arqueológicamente, las profundidades del mar mostradas mediante los acuarios y el arte más actual pudiendo exhibirse en las salas de exposiciones, Santa Pola y sus gobernantes deberán plantearse como volver a transmitir una de las identidades más arraigadas y sin las que el municipio no sería lo que es, la cultura pesquera.