Entrevista > Nuria Andreu / Jugadora del Club Balonmano Elche (Santa Pola, 29-enero-1991)
Santa Pola como alfa y omega de una carrera deportiva. Nuria Andreu regresó este verano a casa para aportar su granito de arena al ambicioso proyecto del Club Balonmano Elche, entidad que le dio hace más de una década la oportunidad de debutar en la élite.
Nuria, otro producto más de la cantera santapolera, llega a esta nueva etapa más madura dentro y fuera de la pista y con la mente puesta en el futuro. Adora jugar y competir, pero también dirigir a los pequeños en su fase de iniciación al balonmano. Por ahí, posiblemente, asome su futuro.
¿Cómo se inició en el balonmano?
Como todos los niños, en las escuelas deportivas de Santa Pola. Con doce o trece años jugaba a todo: A baloncesto, balonmano, voleibol o fútbol. Cada semana a lo que tocaba.
¿Cuándo llegó el salto al balonmano?
Más o menos en alevines, cuando comencé a destacar un poco con el equipo de la escuela municipal.
En esa época coincidió con una tal Lara González, actual subcampeona del mundo y símbolo de las Guerreras. Menuda pareja.
Hemos estado juntas toda la vida. Es de mis mejores amigas. Teníamos un buen equipo en autonómicos y sectores, aunque al final nunca llegábamos a las finales porque éramos poquitas en el equipo. Teníamos que ir engañando a gente para que se apuntaran y así poder ser doce.
¿Cuándo se da cuenta de que puede hacer del balonmano su profesión?
En el segundo año de cadetes, cuando recibo la llamada del Sagunto. En ese momento era el club top en España. Me querían para su juvenil, aunque entrenaba con el primer equipo. No me lo pensé y me marché allí con dieciséis años. Fui valiente.
¿Qué dijeron sus padres?
Me apoyaron a tope. En Santa Pola estaba estancada porque no había mucha gente que entrenara. Era una oportunidad irrechazable porque iba a estar con lo mejor de lo mejor.
¿Qué tal fue la experiencia?
Fue un año súper bonito, porque estuve en un piso con dos compañeras. Una chica nos traía la comida y estábamos tuteladas. Era como estar en un piso de estudiantes, pero sin estudiar en mi caso. Me lo pasé muy bien. Lo que pasa es que el club comenzó a caer en picado, a tener problemas económicos, y decidí regresar a casa para jugar en Elche.
Y aquí comienza su etapa trotamundos.
Hubo de todo, épocas buenas y malas. En Elche coincidí con Ana Martínez y pude debutar al máximo nivel con solo dieciocho años. Luego me fui a Alicante porque no me encontraba cómoda… Fueron unos años raros, entre los estudios e ir de aquí para allá en los entrenamientos.
Luego llegó la oferta de Oviedo, que me daba un poco de respeto, pero pasé dos años muy buenos, con ascenso a División de Honor en el primero. Luego Alcobendas y Málaga.
En Málaga dejó un gran recuerdo a pesar de estar solo dos años.
Y eso que el primero casi lo pasé en blanco por una operación de un tumor en la pierna. Allí me cuidaron mucho y se portaron muy bien conmigo. Aunque el segundo año sí que competí a un buen nivel, igual se me valoró más casi como persona que como jugadora.
Una de las cosas que llaman la atención de su carrera es que en todos los clubes en los que ha estado ha dirigido a algún equipo de la cantera. ¿Tiene alma de entrenadora?
Siempre me llamó la atención y me gusta muchísimo. Lo hice en Oviedo, Alcobendas y en Alhaurín, donde entrenaba a niños y niñas de cinco a doce años. Lo que más me emociona es poder entrenar a equipos de la cantera.
¿Tiene pensado en el futuro dar el salto al banquillo de un primer equipo?
De momento no, pero todo el mundo me dice que cuando se es entrenador se quiere siempre un poco más. No lo sé.
¿Cómo es Nuria como entrenadora?
Insoportable. Soy muy exigente, muchísimo. Pero también soy cariñosa. Suelo apretar a las jugadoras porque soy una obsesionada de la garra y las ganas.
«Entrenar con Rocamora ha sido una sorpresa brutal, no pensaba que podía aprender tanto»
Me imagino que durante su carrera habrá ido cogiendo un poco de cada entrenador. Ahora está con Joaquín Rocamora, el mejor técnico de la pasada Liga. ¿Qué ha aprendido de él?
Es verdad que de todos los sitios coges cosas, pero Joaquín ha sido una sorpresa brutal. No pensaba que, a mis 29 años, podía aprender tanto de balonmano como con él. Además hace hincapié en enseñarme muchas cosas porque sabe que me gusta entrenar.
«Se pasa mucho más estrés jugando por no descender que peleando por un título»
Regresemos a su labor de jugadora. ¿Qué tal ha encontrado al Balonmano Elche?
Muy bien. Estoy contenta de haber aceptado la oferta. Tuve mis dudas, porque venía de una temporada muy estresante para salvar la categoría en Alcobendas. Dudé porque no sabía si me apetecía meterme en un proyecto tan ambicioso, pero la cabra tira al monte y decidí volver.
La verdad es que se pasa mucho más estrés jugando por no descender que peleando por ganar un título. El balance hasta el momento es positivo y nos queda una segunda parte de campeonato muy interesante.
«Me encantaría ver algún día un equipo de Santa Pola en lo más alto, pero ahora es difícil»
Por último, con la buena cantera que hay en Santa Pola, ¿ve posible a medio plazo un equipo del pueblo en una categoría importante?
Ahora mismo lo veo lejos. Me encantaría, porque soy de la casa y agradecida a mi tierra. La gente que está trabajando con la cantera tiene toda mi admiración. Me gustaría ver algún día a un equipo de Santa Pola en lo más alto, pero de momento me conformo con que cada poco tiempo sigan saliendo jugadoras como Lara o como yo.