Atrás quedaron los tiempos en los que los complejos y los prejuicios señalaban al skate como una actividad urbana, marginal y temeraria. Ese cliché de los ochenta ha quedado definitivamente borrado, como lo confirma el hecho de que este deporte haya sido incluido en unas Olimpiadas por primera vez en los próximos juegos de Tokio. Su presencia, según apuntan los expertos, será determinante para su expansión global.
La Nucía, como en otros tantos casos, se adelantó a la jugada y cuenta desde hace seis años con una escuela de skate que año a año aumenta el número de alumnos. Ya son 35 los que se ejercitan y aprenden las técnicas de este espectacular deporte bajo la tutela del nuciero Pablo Sánchez, coordinador del Skatepark, un circuito que reproduce todos los obstáculos urbanos dentro de un estricto protocolo de seguridad.
«Ya nos tratan como deportistas, que es lo que siempre fuimos» P. Sánchez
Práctica deportiva
Nadie mejor que Pablo Sánchez conoce la evolución de este deporte, plenamente ya instalado en la cultura popular. “Yo nací en la década de los setenta y entonces lo de ir con el monopatín no estaba bien visto. Se asociaba a cierta polémica y a malas compañías, pero todo eso ha cambiado para bien”, explica el nuciero, quien insiste en que en la actualidad ya no se asocia el practicante de skate a la figura de un “friki”.
Sánchez confiesa una “satisfacción inmensa” por poder enseñar a los jóvenes de La Nucía la que fue su pasión y presume de su localidad, la única en la comarca que cuenta con este tipo de instalación. “Los medios de comunicación ya nos comienzan a tratar como deportistas, que es lo que siempre fuimos. Tenemos una disciplina, ejercicios, técnica y aprendizaje, lo mismo que cualquier otra práctica deportiva”, apostilla.
El circuito del polideportivo reproduce todos los clásicos obstáculos urbanos
El héroe del monopatín
El modo en el que la sociedad percibió el skate cambió de forma radical por culpa de una tragedia. Ignacio Echeverría, el ‘Héroe del monopatín’, realizó su último servicio a su deporte cuando perdió la vida en los atentados de Londres de 2017 tras enfrentarse a varios terroristas con su monopatín. Ignacio, que desde entonces da nombre a las pistas de skate de media España, salvó la vida de varios inocentes y se convirtió en un símbolo para su deporte y para la sociedad.
“Su figura ha sido determinante y ha ayudado mucho a mejorar la imagen del skate. El chaval se dejó la vida por defender a otras personas, demostrando que los patinadores son gente comprometida y para nada marginales o fuera de la sociedad”, resume el coordinador de la escuela nuciera.
También ayudó la figura de Echeverría a que muchos padres miraran con otros ojos el skate y comenzaran a interesarse por apuntar a sus hijos a la escuela. Por suerte, La Nucía ya estaba preparada para ello con un recinto en el que se simulan todos los clásicos obstáculos urbanos, como escaleras, barandillas, cajones, bancos o aceras y, cómo no, las célebres rampas que provocan esos saltos tan espectaculares. “Lo bueno de contar con un recinto propio es que ayuda a progresar, porque los ejercicios son siempre los mismos”, detalla.
«Antes de enseñar a los chicos a patinar los enseñamos a caer y a protegerse» P. Sánchez
Aprender a caer
Para Sánchez, la seguridad lo es todo en la fase de iniciación al skate. “Antes de enseñar a los chicos a patinar los enseñamos a caer y a protegerse. No importa perder un poco de tiempo cada día en esto, porque al final es lo que te da seguridad para avanzar. Es importante que entiendan por qué llevamos protecciones y cómo doblar las rodillas ante una caída para minimizar daños”, explica Sánchez, quien admite que como en cualquier actividad deportiva “siempre puede haber una mala caída, pero el porcentaje de daño se reduce un setenta por ciento si sabes cómo actuar”.
El skate, además, no es un deporte caro, ya que sirven las coderas, rodilleras o casco de otros deportes. Tampoco las tablas tienen un precio excesivamente elevado. “No es un deporte que necesite renovar el material cada cierto tiempo”, señala Sánchez recordando que en la escuela de La Nucía se les facilita el material a los alumnos durante las clases.
Trabajan con grupos de diez alumnos por monitor. Los más pequeños tienen solo cinco años y Pablo Sánchez agradece la colaboración de las familias, sobre todo en la actual crisis sanitaria, “porque son las primeras que nos ayudan a crear un entorno seguro”. En los últimos tiempos la escuela ha sufrido un notable repunte en cuanto al número de niñas que practican este deporte, algo que llena de orgullo a sus responsables.
Cantera
El buen trabajo realizado por Sánchez y el resto de los monitores comienza a dar sus frutos y La Nucía ya sitúa a algunos de sus jóvenes skaters en la élite provincial y autonómica. Los alumnos más aventajados ya están compitiendo, como Didier Sánchez, de 12 años, que recientemente quedó cuarto en una prueba del calendario nacional celebrada en Alicante.
Didier, que empezó con ocho años en la escuela, es solo uno de los “cuatro o cinco” chicos con un “enorme futuro” que a día de hoy se ejercitan en la escuela nuciera, presume Pablo Sánchez, quien más allá de los éxitos competitivos, se enorgullece de “disfrutar enseñando la que fue mi gran pasión juvenil”.