La cosa, claro, es mucho más complicada; pero si hay una cosa que tienen los genios es que, en sus arranques de lucidez, son capaces de explicar los conceptos más complicados de la manera más sencilla.
Así, Albert Einstein nos dejó para la posteridad su particular explicación de la teoría de la relatividad aplicada al tiempo, asegurando que “una hora sentado con una chica guapa en un banco del parque pasa como un minuto, pero un minuto sentado sobre una estufa caliente parece una hora”.
Cierre de instalaciones
Cualquiera que alguna vez en su vida haya tenido que esperar la llegada de un servicio de urgencias habrá comprobado como de repente, desde que el cordón umbilical que supone la señal telefónica con el operador de turno se corta y se oye el sonido de las primeras sirenas en la distancia, los segundos comienzan a pesar como semanas. Una sensación agobiante. Asfixiante. Un terror sólo superable, en este caso, por una realidad todavía más inimaginable: no encontrar respuesta alguna.
En el primer mundo, como hemos dado en llamar a nuestro rinconcito de occidente donde todo -hasta que 2020 se empeñó en ponernos ante nuestro propio espejo- parecía garantizado, hemos dado por hecho que si algo malo pasa bastará con llamar a un número de teléfono para que, iluminados con sus focos azules, los agentes de la ley acudan, sin importar la hora, en nuestro auxilio. Sin embargo, esa no ha sido siempre la realidad en Altea, donde el pasado mes de enero se llegó al extremo de tener que cerrar las instalaciones de la Policía Local durante la noche.
Problema enquistado
El cierre de las dependencias policiales alteanas fue, es cierto, un hecho puntual; pero ni mucho menos puede o debe ser considerado un problema aislado o fruto de una casualidad o mala planificación que sólo afectara a ese momento.
El cartel que corrió como la pólvora por las redes sociales y aplicaciones de mensajes de los alteanos no es más que la última -ya veremos si más grave- consecuencia de un problema enquistado desde hace ya muchos años y que, tal y como han explicado a AQUÍ en Altea fuentes de la propia Policía Local, no ha hecho más que agravarse más en los últimos meses.
Para ir al origen de todo ello, hay que remontarse “al año 2000, cuando se firmó un convenio que afectaba a todos los funcionarios del Ayuntamiento. En ese convenio se dejó para una revisión posterior incluir un anexo con las condiciones especiales de la plantilla de la Policía Local ya que, como cualquiera puede entender, nosotros somos unos servicios especiales y, por lo tanto, estamos sometidos a otro tipo de legislación en muchos casos”.
En ese sentido, “también tenemos unos horarios completamente distintos al resto de funcionarios, por lo que se establecieron una serie de condiciones que mejoraban las que se reflejaban en ese convenio general. Esas mejoras, finalmente, se aprobaron y se reconocieron en el año 2002”.
«Pese a haberlo venido avisando durante mucho tiempo, se llegó al punto de tener un tercio de la plantilla en comisión de servicio»
Déficit de agentes
Repasar ahora de forma pormenorizada dos décadas de ajustes, cambios y rectificaciones de convenios laborales no tiene ningún sentido ni arrojaría luz alguna sobre el motivo por el que la situación actual de la Policía Local de Altea es tan desesperada, pero sí resulta importante señalar, como recuerdan los interlocutores a AQUÍ en Altea, que “en aquel momento se estableció un cuadrante en función de las necesidades del municipio por aquel entonces y nosotros siempre nos hemos preocupado de trabajar, que es lo nuestro”.
Sin embargo, durante todo este tiempo Altea ha crecido, las necesidades han cambiado e, incluso, la legislación laboral que afecta a los funcionarios en general y a los cuerpos policiales en particular también ha sufrido modificaciones. Además, durante todo este tiempo, como es lógico, la plantilla de la Policía Local de Altea se ha ido mermando a causa de jubilaciones que no se han repuesto, produciéndose actualmente un importantísimo déficit de agentes en la Villa Blanca.
“La última oposición fue en 2009, pero lo que se hizo fue un proceso de consolidación por el que se metieron como plazas fijas a diez interinos que ya existían. No hubo entonces un aumento de plazas, como tampoco lo ha habido después. Pero la cosa se hizo más grave entre 2016 y 2017 cuando, pese a haberlo venido avisando durante mucho tiempo, se llegó al punto de tener un tercio de la plantilla en comisión de servicio”.
«Actualmente existe un déficit de un 30% de la plantilla en la Policía Local de Altea. Ahora mismo sólo contamos con algo menos de 40 agentes»
Jubilaciones e interinos
El relato exige ir dando algunos saltos temporales obviando algunos detalles que, aunque tienen su miga, no influyen de forma trascendental en los motivos por los que en Altea hemos llegado a la situación actual. “Todo ello no se resolvió como se debía y hemos llegado a 2019, cuando una nueva ley ha obligado a los ayuntamientos a que no haya personal interino trabajando como policía dando un plazo determinado para solventar esa situación. Ahí es donde se ha evidenciado que los ayuntamientos han abusado de esas figuras del interino y de la comisión de servicios”.
Además, recuerdan estas mismas fuentes, “la jubilación se ha adelantado ahora cinco años, lo que, sobre unas plantillas ya envejecidas por la falta de reposición de funcionarios, ha supuesto una enorme pérdida en cuanto al número de agentes”.
Y así, gota a gota, el cubo de los despropósitos ha ido llenándose hasta ser incapaz de contener la riada que, inevitablemente, iba a tener que acabar llevándose por delante la frágil paz laboral del colectivo. “Actualmente existe un déficit de un 30% de la plantilla en la Policía Local de Altea. Ahora mismo sólo contamos con algo menos de 40 agentes para cubrir todos los turnos, lo que es a todas luces insuficiente para un municipio como este”.
Informe demoledor
Llegados a este punto, “y viendo que pese a las muchas explicaciones que hemos dado al respecto no se nos ha querido escuchar ni hacer caso, a finales del año pasado comenzamos a redactar un informe pormenorizado, que ya hemos presentado, que recoge, en más de 200 folios, la situación exacta en la que nos encontramos ahora mismo”.
Un extenso informe al que esta redacción a tenido acceso y que, además de demostrar una realidad laboral muy preocupante, evidencia la dejadez o, como mínimo, la excesiva relajación con la que las autoridades políticas han afrontado esta situación a lo largo de los últimos años.
Tanto es así que ni tan siquiera hace dos años, cuando la plantilla policial alteana intentó, una vez más, negociar sus condiciones con el Ayuntamiento, sus representantes forzaron hasta el punto de reivindicar la totalidad de sus derechos. Así, la reducción de la plantilla y la cada vez mayor necesidad de servicios llevó a un punto en el que cada agente se veía obligado a realizar una media de más de 110 horas extra anuales “algo que, según el convenio y sus revalorizaciones desde 2000, supondría 149 euros mensuales por agente. Nosotros no pedimos tanto y planteamos una subida de 60 o 70 euros”.
Promesas electorales
Cerca ya de las últimas elecciones locales, las urgencias políticas provocaron la intervención del “entonces concejal de Hacienda, Pere Lloret”, tal y como relatan los agentes. “Nos prometió que se haría un estudio de la productividad de todo el Ayuntamiento y que contáramos con, aproximadamente, unos cien euros de subida. A cambio, nos pidió el compromiso de hacer cinco refuerzos extraordinarios y nosotros, como siempre que hemos visto voluntad de arreglar las cosas, aceptamos”.
Sin embargo, las cosas comenzaron a torcerse muy pronto. “En seguida nos dijo que el proceso era complicado y que, por lo tanto, no se iba a poder resolver antes de las elecciones, pero que el proceso ya se había puesto en marcha y que, incluso si entrase una corporación diferente, se tendría que llevar a cabo”.
«El Ayuntamiento elaboró un documento redactado expresamente contra los intereses de la policía y donde ponía en cuestión los complementos que nosotros teníamos ya aprobados»
Incumplimiento deliberado
Pero las cosas no mejoraron. “De nueve servicios extraordinarios en 2017 pasamos a 15 en 2018 y cuando llegamos a Navidad, sin haber vuelvo a hablar con nuestros delegados sindicales ni sentarse con nosotros para nada, ese informe que supuestamente nos dijo que iba servir para estudiar las productividades y permitir la subida que reclamábamos, se traduce en un documento redactado expresamente contra los intereses de la policía y donde ponía en cuestión los complementos que nosotros teníamos ya aprobados”.
Lo más estrambótico de todo el asunto llega cuando ese informe, además, “sirve para decirnos que estamos cobrando, según ellos, dos veces la nocturnidad y que, por lo tanto, nos van a retirar una parte importante de nuestro sueldo. ¿Por qué dicen que cobramos dos veces la nocturnidad? Porque en su momento, debido a la falta de personal, se llegó a un punto en que se necesitaba que trabajásemos más turnos. Negándonos a ello porque, una vez más, querían meterlo como servicios extraordinarios, de los que ya hemos hablado antes, lo que se hizo fue renunciar a los tres días libres que nos correspondía por nocturnidad y, a cambio, trabajarlos y, por lo tanto, cobrarlos”.
«En los últimos cuatro años cada agente de la Policía Local podría reclamar hasta 17.000 euros»
Posturas irreconciliables
Una mala fe que, a juicio de los representantes policiales, queda evidenciada en que “el propio alcalde, en pleno municipal, llegó a afirmar que nos retiraban esos complementos para que no tuviéramos que devolver más dinero. Es decir, no sólo no querían pagarnos por lo que habíamos trabajado, sino que pretendían reclamarnos lo que ellos consideraban en ese informe que no nos correspondía”.
De ahí surge, a finales de 2020, ese informe de más de 200 páginas que, tal y como ha podido comprobar AQUÍ en Altea, no sólo desmonta punto por punto los postulados del Ayuntamiento en este ámbito, sino que, al contrario, demuestra que, incluso tras tantas reivindicaciones, han sido los agentes policiales los que siempre han seguido ejerciendo su labor incluso por debajo de las condiciones fijadas en sus convenios.
“Ese informe refleja que, en los últimos cuatro años, que son los que permite reclamar la ley en este tipo de reivindicaciones, cada agente de la Policía Local podría reclamar hasta 17.000 euros, pero pedimos sólo 12.000 de ellos”, nos explican.
«Nosotros no nos hemos levantado de la mesa de negociación. La única medida que hemos planteado es que no vamos a hacer horas extras»
Servicio bajo mínimos
Y así hemos llegado a este mes de enero en el que la válvula de seguridad de esa olla a presión ha terminado por colapsar. “Nosotros no nos hemos levantado de ninguna mesa de negociación. La única medida que ahora mismo hemos planteado, tal y como está la situación, es que no vamos a hacer horas extras, ya que según el Ayuntamiento ellos nos tienen que pagar una cantidad tan brutal e injustificada de horas extras”.
«Nuestra función principal es la prevención. Se trata del riesgo-beneficio. Si voy a ser inmune porque sé que voy a ir a robar y no va a haber nadie para pillarme, pues…»
Con toda esta situación, la pregunta es clara. ¿Puede el ciudadano de Altea sentirse seguro dada la situación laboral de su policía? “Lo que comentamos en este sentido entre los compañeros es que no porque haya más intervenciones policiales un pueblo es más seguro. Nuestra función principal es la prevención. La presencia disuasoria. Al final, se trata del riesgo-beneficio. Si voy a ser inmune porque sé que voy a ir a robar y no va a haber nadie para pillarme, pues…”.