La previsión, incluso de lo imprevisible, es la base del éxito de cualquier proyecto. Lo dicen los gurús del emprendimiento y, de un tiempo a esta parte, también los ‘coach’, esa versión moderna de los vendedores de crecepelo que recorrían el oeste americano -al menos, su versión cinematográfica- haciendo caja gracias a la ignorancia de sus víctimas.
Analizar de forma seria y honesta las propias debilidades resulta imperativo para poder prever las soluciones que deberán implementarse llegado el momento. Hace ya décadas, cuando Benidorm se transformó de un pueblo pesquero a una potencia mundial del turismo, la ciudad afrontó ese proceso con el agua como el gran talón de Aquiles de aquel proyecto.
Había más, claro, pero el abastecimiento de agua, que siempre había sido tremendamente precario en la zona, se evidenció muy pronto como la carencia que podía hacer descarrilar toda aquella mutación. Por fortuna, los responsables políticos del momento no miraron hacia otro lado cuando se hizo evidente que el enorme crecimiento demográfico que estaba a punto de ocurrir, iba a precisar de una actuación valiente y seria.
Tras la sequía de 1978, Benidorm y la Marina Baixa han sido un ejemplo en la gestión de los recursos hídricos
Una comarca autoabastecida
Pese a todo, el déficit hídrico de una ciudad en constante crecimiento explotó en el verano de 1978. Benidorm sufrió entonces la sequía más grave de su historia y, una vez más, la capital turística se vio obligada a buscar un recurso que abasteciera a la población.
La solución, finalmente, llegó con uno de los mejores ejemplos de colaboración comarcal de nuestra historia reciente: el acuerdo de la Corporación de Beniardà por el que se permitieron prospecciones en su término municipal en busca de recursos hídricos necesarios para el municipio benidormense en esos momentos, lo que hizo que se pudiera mantener como destino turístico.
Prever carencias
Ese gesto supuso un antes y un después en la gestión del agua de una comarca que desde entonces y hasta ahora sigue dependiendo, de una forma muy importante, de los acuíferos de la zona montañosa de la misma. La Marina Baixa, pese a su ubicación en una de las zonas más secas de España, situación que se agrava cada año a causa del cambio climático, sigue siendo capaz de autoabastecerse gracias a la utilización conjunta de las aguas superficiales (embalses), subterráneas (acuíferos) y reutilizadas (depuradoras de aguas residuales).
Pero de nuevo, como ocurrió a mediados del siglo pasado, el crecimiento demográfico y, sobre todo, el cambio climático que está agravando el déficit hídrico de la zona, obligan a prever las carencias futuras y a encontrar soluciones, antes de que la situación se haga insostenible y acabe por crear problemas que puedan poner en riesgo el futuro de una industria, la turística, muy frágil tal y como han demostrado los últimos meses.
La solución, en el mar
Hace casi dos décadas las necesidades hídricas de todo el litoral levantino se convirtió en el arma arrojadiza de turno del debate político nacional. El Plan Hidrológico Nacional (PHN) que, en líneas generales, proponía trasvasar agua del Ebro para aliviar la sed, real y metafórica, de la Comunitat Valenciana y Murcia se topó con la oposición de los ecologistas y las comunidades bañadas por el río más largo de España.
Como suele ocurrir con las cuestiones de carácter urgente, los distintos partidos no supieron ponerse de acuerdo y una solución que se precisaba de forma inminente se enquistó, hasta llegar al día de hoy sin haber desarrollado un plan realmente efectivo con el que afrontar las próximas décadas, en las que todos los modelos apuntan a un incremento de las necesidades y una disminución de los recursos.
Por ello, el mar y las desaladoras -infraestructuras que ya se pusieron sobre la mesa en aquel entonces- se han convertido en la solución más plausible para ciudades como Benidorm, que han hecho del ahorro de cada gota de agua un arte, pero que siguen mirando con preocupación hacia un futuro en el que la pregunta no es tanto si vendrá una nueva sequía como la del 78, sino cuándo llegará.
Mejora de las infraestructuras
Benidorm, decíamos, no sólo ha tenido que asegurarse el suministro de agua, sino que, y sobre todo, se ha visto obligada a ingeniárselas para no perder ni una gota de la que le llega. Las campañas de concienciación de la ciudadanía hace ya muchos años que dieron sus frutos y se puede asegurar, sin temor a equivocarnos, que los habitantes de la ciudad y sus municipios vecinos son ya muy conscientes de la necesidad de no despilfarrar el líquido elemento en sus actividades diarias.
Además, el Ayuntamiento ha liderado el esfuerzo de distintas administraciones por mejorar las infraestructuras hídricas de la ciudad para terminar con las filtraciones y pérdidas de agua. Tal y como explican los responsables municipales cada vez que se acomete una obra de mejora en algún punto del mapa de Benidorm, el grueso de esos trabajos queda enterrado y cubierto por el asfalto y, por lo tanto, lejos de la vista de los vecinos; pero su invisibilidad no implica inutilidad.
El último y mejor ejemplo de ello lo hemos encontrado y contado con motivo de las obras de remodelación de la avenida del Mediterráneo y la plaza de la Hispanidad, de la que el edil de Escena Urbana, José Ramón González de Zárate, explicaba en este medio que “aproximadamente el 65% de esta obra se ha hecho en el subsuelo. Estaba todo destrozado. Todas las aguas residuales de los habitantes de Benidorm pasan por ahí. Había puntos en los que ya no había tuberías. Se habían prácticamente desintegrado y estaban en coexistencia con la tierra”.
El Ayuntamiento pretende que la futura desaladora de Benidorm sea financiada por la Unión Europea
Fondos europeos
Pero, pese a todo y de forma paralela, se debe de seguir pensando en el futuro. Esas obras de las que hablábamos están redimensionando la red de agua benidormense para el futuro, pero no dan solución al que será el gran problema en un plazo más o menos corto: garantizar el suministro en una zona climáticamente cada vez más seca. Para ello, el ayuntamiento de Benidorm y la empresa concesionaria del agua, Hidraqua, han presentado recientemente un proyecto que contempla la construcción de una desaladora en la ciudad.
El alcalde de Benidorm, Toni Pérez, explicó que este proyecto, englobado dentro de las distintas actuaciones de Ciclo Hídrico, “permitirá tener una herramienta que garantice el autoabastecimiento, sin depender de compras externas o las circunstancias climáticas”.
El proyecto de esa desaladora, todavía en fase embrionaria, contempla que la financiación para su construcción llegue desde Bruselas gracias a los fondos del Plan de Recuperación, la mayor inyección de dinero en la historia de la Unión Europea y que se aprobó el pasado año como respuesta a las terribles consecuencias de la crisis sanitaria que se desató en el mes de marzo y que sigue sin dar muestras de remitir.
La nueva desaladora, aunque no es necesaria en la actualidad, eliminaría cualquier riesgo de desabastecimiento en los próximos años
Solución de futuro
Tal y como ha explicado Pérez, la futura desaladora de Benidorm se ubicará en la zona de Poniente, en algún punto junto a la avenida Juan Pablo II, muy cerca de la zona donde ya se está desarrollando la mayor bolsa de suelo urbano de las últimas décadas en la ciudad.
Además, el alcalde de la capital turística de la Costa Blanca reconoció que, aunque a día de hoy esta instalación podría no ser estrictamente necesaria para hacer frente a las necesidades actuales de la ciudad, eliminaría cualquier riesgo de sufrir un desabastecimiento en los próximos años.
Los propios técnicos municipales que han redactado el proyecto que, como se ha indicado, aspira a ser financiado por la Unión Europea, han hecho hincapié, tal y como ha desvelado el primer edil, de la necesidad de que Benidorm se actualice y se adapte, también en el ámbito de los recursos hídricos, a la realidad y tecnología actuales.
En 2021 se destinarán más de dos millones de euros a la mejora y renovación de la red de agua de Benidorm
Renovación constante
Y todo ello, a su vez, dentro del marco del Fondo de Renovación 2020-2027 incluido en el actual contrato de agua de Benidorm, que está dotado con 26,5 millones de euros que se destinan a todas esas actuaciones de mejora de la red que hemos esbozado anteriormente y que, en 2021, tal y como explicó Toni Pérez, tienen prevista su continuidad en cuatro viales de la ciudad como son las calles Emilio Ortuño, Mallorca, Roma y Atocha.
En ese sentido, el alcalde de Benidorm explicó que las actuaciones en las calles Roma y Mallorca tendrán una dotación presupuestaria de poco menos de dos millones de euros. A su vez, la obra que se ha aprobado realizar en la calle Atocha contará con un presupuesto de 200.000 euros.
Esta última consistirá en la renovación del colector de aguas residuales y la mejora de la capacidad del sistema de la zona, aunque, como ya ha ocurrido en otros puntos de la ciudad que se han beneficiado de este tipo de iniciativas, se aprovechará para mejorar la parte visible de la zona con una actuación sobre la propia escena urbana.
La avenida Emilio Ortuño será el escenario de la obra de mayor impacto en el ámbito del Ciclo Hídrico en 2021
Obra «de envergadura» en Emilio Ortuño
Quizás, por su importancia y tamaño, la actuación más potente que desde el ámbito del Ciclo Hídrico se va a afrontar en 2021 -a falta de que se puedan confirmar avances en la desaladora- sea la prevista en la avenida Emilio Ortuño, uno de los viales que, tras la remodelación de la avenida del Mediterráneo, más puede ver incrementado su volumen de tráfico como vía alternativa a la arteria principal de la zona de Levante.
El Alcalde avanzó que las obras planificadas para esa calle contemplan la instalación de un gran colector en el cruce de la mencionada avenida Emilio Ortuño con la avenida Alfonso Puchades que, a su vez, conectará con la canalización del barranco de l’Aigüera. El propio Toni Pérez calificó esta actuación como “unas obras de gran envergadura que tendrán su efecto sobre la red de alcantarillado y agua potable, ambas infradimensionadas” para las necesidades actuales.
Tal y como avanzó el primer edil benidormense, la avenida Emilio Ortuño no sólo será renovada en el subsuelo, sino que se acometerá una actuación integral en la misma que permitirá remozar la pavimentación, el alumbrado y el mobiliario urbano, lo que dará continuidad a las ya concluidas actuaciones en zonas colindantes como la mencionada avenida del Mediterráneo y la avenida de Europa.
Hidraqua pretende instalar contadores digitales en todos los edificios de la ciudad en un plazo de dos años
Renovación de contadores
Todo ello, resume a grandes rasgos los proyectos más inminentes que acometerá la ciudad para seguir avanzando en su carrera por el máximo aprovechamiento de sus recursos hídricos, pero no serán los únicos. Tal y como también adelantó Toni Pérez, la empresa concesionaria del agua, Hidraqua, tiene la intención de aumentar y mejorar el control del gasto hídrico de los consumidores finales.
Para ello, la filial de Suez España se ha planteado el objetivo de instalar contadores digitales en todos los edificios de la ciudad, una medida que confían que ayude a “mejorar en la sostenibilidad y aprovechamiento del agua”.