El bullicio se torna silencio respetuoso, también un tanto apurado. Las personas que forman la ‘colla’ se preparan. Empezarán de rodillas para, a continuación, formar un ‘desplegable’ hacia arriba. De vez en cuando se escucha, seguido de un ‘chiiiisssst’, algo como: “Mira, si son ‘castellets’”.
En realidad, no. Los ‘castells’ (castillos) catalanes se centran más en formar torres. Con más estatismo. Pero la ‘muixeranga’ en la Comunidad Valenciana, aquí la d’Alacant, posible herencia de danzas moras, se recrea más en las figuras, en los ‘desplegables’. Podría decirse que hay más movimiento.
Están declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el año 2011
Desde el siglo XVII
Este espectáculo podía disfrutarse hasta las postrimerías de la antigua normalidad, antes de marzo del año pasado, y nada menos que desde el siglo XVII (hay quien anota un siglo antes), aunque no goce del reconocimiento popular de la versión desarrollada desde la tarraconense Valls a partir del XVIII.
De hecho, según antropólogos y folcloristas, fueron los temporeros quienes, desde la valenciana Algemesí, cuna de la ‘muixeranga’, la llevaron consigo a Valls. En realidad, trabajadores alicantinos y valencianos, pues tanto llegó a arraigar la ahora recuperada tradición, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde 2011.
«Estamos en hibernación, hasta que salga el sol» M. Ruíz
Apuesta por la inclusión
Manuel Ruiz Gómez, el actual ‘mestre’ de la ‘colla’ capitalina, arribó hace unos cuatro años a una agrupación que funciona desde 2014, con sede en la Societat Cultural i Esportiva Betis Florida, y que ha llegado a actuar incluso en Cataluña o Navarra. Y prepara nuevas actuaciones: “Nosotros decimos que estamos en hibernación, hasta que vuelva a salir el sol”. Al cabo, se trata de una actividad de “contacto absoluto”. Son unas 90 personas, 60 de ellos totalmente activos en cuanto a lo de componer tan peculiares figuras, y pertenecen a la ‘colla’ más atareada, con más actuaciones.
De las 22 collas recogidas en su ciberpágina por la joven (creada en 2018) Federació Coordinadora de Muixerangues, otras cuatro acompañan en la provincia: Marina Alta y Baixa, El Campello y la Penyeta Blanca de Cocentaina, a la que sumamos la Valls del Vinalopó (en Novelda, integrada pese a no estar aún anotada). Todas tienen su día grande con las Trobades, encuentros, celebrados en Alicante.
Algo ha cambiado, eso sí, desde su gestación: ya no la forman sólo hombres. “En nuestras bases está contemplada la inclusión a todos los niveles. Sexo, raza, sin importar dónde has nacido…”, señala Manuel Ruiz. “De hecho, en el equipo coordinador funcionamos con total paridad, dos mujeres y dos hombres. Y salimos todos. Luego, hay perfiles de posiciones, de figuras, más enfocados a más hombres, más mujeres, siempre porque tienes que tener en cuenta las características físicas”.
Un esfuerzo conjunto
¿Qué es lo que lleva a participar en una ‘muixeranga’? Contesta, desde la ‘colla’ alicantina, Víctor: “Primero curiosidad, y cierto gustillo por hacer cosas en equipo, sentirte integrante de un grupo. Y valorar la ‘muixeranga’ como algo propio e identitario”.
Motivos suficientes para haber arrastrado a ese casi centenar de personas, que va desde la más joven inscrita, con sólo seis meses (aunque habrá de esperar a tener al menos dos años para participar en algún ‘pinet’, pinito, de dos alturas), a Perfecto Mas, quien a sus 78 años despliega un derroche de actividad.
“No hay límite de edad”, precisa el ‘mestre’ de la Muixeranga d’Alacant. “Hay tantas figuras que se pueden hacer”. ¿Y qué se siente mientras se está ahí abajo, soportando el peso de la torre humana? “Es un poco complicado”, se explica Víctor. “Por un lado, sientes el peso, la presión de la figura. Notas el movimiento de los pisos y los comentarios, y aguantas, y aguantas. Cuando montamos la base para una figura importante, nueva o un reto, nos arengamos diciéndonos (o más bien gritándonos): ‘¡Som pedra!’ (¡somos piedra!). Aguantar y aguantar”.
‘Muixeragues’ en circuito
Las cuotas, el voluntarismo, la ilusión: son los motores que hacen girar las bielas de estas torres, que no poseen subvención directa, sino que actúan poniéndose en contacto población a población.
Bien es cierto que, además del peso que aporta la Federació, que además canaliza propuestas, existen ya circuitos como el de la Diputación de Alicante. “Los pueblos más pequeñitos”, apunta Manuel Gómez, “que no poseen presupuesto suficiente, pueden así participar”.
«Hay algo atávico en juntarnos para ser más altos» Víctor
Participación del público
La Muixeranga d’Alacant ofrece, además de las propias figuras, participar en pasacalles, o directamente organizarlos, y talleres: el origen de las ‘muixerangues’, posiciones, figuras, diferencias con los ‘castells’. “Acabamos el taller haciendo participar al público subiendo sobre nuestros compañeros que hacen de bases. Esta última parte es muy dinámica y divertida”.
Por un momento, se trata de espolear la curiosidad, hacer al público sentirse ‘colla’. Como cuenta Víctor: “Notas a toda la colla trabajando, esforzándose. Que formas parte de un equipo, no intelectualmente, que también, sino físicamente, todos juntos. Superado el pudor, te das cuenta de que, con un poco de técnica, puedes formar parte de algo importante y chulo”. En suma, “eso es lo que engancha. La adrenalina, el esfuerzo, el equipo, los logros. Y creo que hay algo atávico en lo de juntarnos para hacer subir, para ser más altos”.