Todos hemos aprendido a estas alturas que usar una mascarilla es una forma de ayudar a detener la propagación de la COVID-19 por el mundo. Pero el mensaje debería ampliarse un poco más. No sirve solo con llevar la mascarilla: hay que llevarla bien ajustada al rostro para que sea efectiva.
Según un nuevo estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ajustar bien la mascarilla puede proteger a los usuarios de aproximadamente el 96% de las partículas de aerosol que se cree propagan el coronavirus, siempre que ambas personas utilicen mascarilla. Si se da el caso de que una no emplee mascarilla, el usuario que sí la lleva estará protegido del 64,5 al 83% de las partículas potencialmente portadoras de virus.
Las mascarillas son realmente efectivas
“La conclusión es la siguiente: las máscaras funcionan y funcionan mejor cuando se ajustan bien y se usan correctamente”, afirma rotunda la directora de los CDC, Rochelle Walensky.
Ese mensaje es cada vez más importante a medida que más variantes de coronavirus transmisibles, incluidas las que se detectaron por primera vez en Sudáfrica y Reino Unido, están comenzando a extenderse más ampliamente por todos los países del globo.
Muchos estudios ya han demostrado que las mascarillas reducen la cantidad de partículas de saliva que pueden saltar hacia otras personas cuando alguien respira, habla, tose o estornuda. Aún así, las fotos y los vídeos muestran que el aire y las gotas a menudo escapan por la parte superior, los lados y la parte inferior de las mascarillas que no nos cubren bien.
Varios estudios recientes han demostrado que con ciertas medidas bastante sencillas para mejorar el ajuste de la mascarilla al rostro también se reducen las emisiones de aerosoles, como el uso de protectores de oídos, ajustadores de mascarillas, o colocar una mascarilla de tela sobre una mascarilla quirúrgica.
El efecto de ajustarse bien la mascarilla
En un estudio, los investigadores colocaron dos maniquíes uno frente al otro a casi 2 metros de distancia. Un maniquí sirvió como fuente, “exhalando” a través de un tubo de aerosol partículas de agua salada de un tamaño que podría transportar el coronavirus. El otro maniquí hacía de receptor. Los expertos midieron cuántas gotas de solución salina llegaron a la boquilla del maniquí receptor que representaba su nariz y garganta. En algunos experimentos, colocaron mascarillas quirúrgicas en solo uno de los maniquíes. En otros, ambos llevaban mascarillas. Probaron dos escenarios para que la mascarilla se ajustara mejor: anudar las orejeras cerca de la mascarilla y meter los extremos para eliminar los espacios laterales; y usar una mascarilla de tela sobre la quirúrgica.
En cada una de las pruebas, los resultados se compararon con la posibilidad de no usar ninguna mascarilla.
Cuando el receptor usaba una mascarilla que no le quedaba bien, que le quedaba grande u holgada, la cantidad de gotas que llegaban a su garganta se reducía solo en un 7,5%. Cuando la fuente era la que llevaba la mascarilla, la exposición del receptor se reducía en un 41,3%. Y cuando ambos maniquíes usaban mascarillas, la exposición a partículas era un 84,3% menor que sin mascarilla. Y cuando ambos maniquíes usaban las mascarillas bien anudadas y remetidas, la protección era aún más fuerte: la exposición se redujo en un 95,9%.
El uso de una mascarilla de tela sobre la quirúrgica mejoró aún más el ajuste. Cuando únicamente el maniquí receptor usaba mascarilla doble, estaba protegido del 83% de las partículas. Y cuando ambos maniquíes llevaban doble mascarilla, se bloqueó el 96,4% de las partículas.
Esos datos muestran que «es el ajuste de la mascarilla lo que realmente importa, y hay muchas formas diferentes de mejorarlo», comenta David Rothamer, ingeniero mecánico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Wisconsin-Madison, coautor de uno de los trabajos.
¿Por qué funciona mejor la doble mascarilla?
El material de la mascarilla médica está cargado electrostáticamente, lo que puede repeler microbios, además de filtrar partículas. La mascarilla de tela ayuda a reducir los espacios alrededor de los lados y la parte superior de la mascarilla quirúrgica. Según los expertos, el orden de la doble mascarilla no tiene por qué ser importante: podemos llevar la de tela debajo y la quirúrgica encima.
Sarah Romero