El desarrollo de la minería antigua pudo causar la transformación del paisaje, de los usos del suelo y de la vegetación. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que estudia el impacto de la minería del oro en la Hispania romana en el marco del proyecto Avraria. Los científicos han analizado los depósitos de agua empleados en las explotaciones mineras romanas de O Courel (Lugo) y el proyecto prevé extender el trabajo de campo a otras zonas de Galicia, Asturias, León y Portugal.
El proyecto Avraria, que comenzó en 2020 y está previsto que concluya en 2024, tiene como objetivo “estudiar la explotación del oro en Hispania y comprender los cambios que implicó sobre la organización del territorio, la estructura económica y la conformación del paisaje”, explica Brais X. Currás, investigador del CSIC en el Instituto de Historia. El fin último es disponer de una síntesis histórica que aporte una imagen global del papel desempeñado por el oro en la evolución política y económica del Imperio Romano, y de su impacto local en la configuración del paisaje.
Los primeros resultados
Los primeros datos obtenidos, permiten valorar diacrónicamente los cambios en las formas de ocupación y explotación del territorio gallego de O Courel desde el momento inmediatamente anterior al comienzo de las labores mineras, durante su funcionamiento y tras su abandono.
“Esta zona de montaña se caracteriza por el fuerte impacto causado por la conquista romana en la organización territorial y social. Es un área que aparentemente estuvo casi despoblada durante la Edad del Hierro y que a partir de la implantación del poder de Roma experimentó una profunda transformación: se abrieron decenas de nuevas explotaciones auríferas y surgió una nueva red de poblamiento”, explica Currás. “Los trabajos de investigación que se llevan a cabo se han centrado en los depósitos de la red hidráulica empleada para abastecer las labores mineras”, añade.
El equipo de científicos realizó sondeos en esta zona para secuenciar cronológicamente la evolución de las labores mineras y estudiar el impacto medioambiental de la explotación del oro.
“Los depósitos de agua empleados en las explotaciones mineras romanas a cielo abierto son verdaderos archivos que contienen una gran cantidad de información referente a la evolución del paisaje. En concreto, la sedimentación que se produjo dentro del vaso del depósito mientras estuvo en funcionamiento y durante buena parte del período que siguió a su abandono (cuando el agua todavía se seguía acumulando), contiene información paleoambiental extremadamente rica con datos de carácter edafológico, palinológico, carpológico y antracológico”, destaca Currás.
“Ahora estamos procesando los primeros resultados de los muestreos en los depósitos de agua, y se prevé que arrojen luz sobre cuestiones que se pueden relacionar con el impacto de la minería, como una intensificación de la antropización derivada de un aumento de la densidad demográfica en zonas mineras; la transformación en los usos del suelo; la apertura de zonas de cultivo y pasto; la evolución de los procesos de deforestación; la introducción de nuevas especies o la contaminación ambiental causada por metales pesados asociados con la actividad minerometalúrgica”, avanza Currás.
Cuatro líneas de actuación
La investigación, que está coordinada por el grupo de Estructura Social y Territorio del Instituto de Historia del CSIC, cuenta con la participación de la Universidad de León y la Universidad de Santiago de Compostela. Los trabajos en la sierra de O Courel han contado con la autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia y la colaboración de la Comunidad de Vecinos de San Xulián (A Rúa) y de las Comunidades de Monte Vecinal en Mancomún de Seoane do Coruel.
El proyecto Avraria está financiado por la Comunidad de Madrid en la Convocatoria de Ayudas Destinadas a la Atracción del Talento Investigador.
Ana Bellón / CSIC Comunicación Galicia