Cristina Rodríguez / Estilista de cine
De pequeña creció en la tienda de ropa ‘Miriam’ de sus padres en la calle Ruzafa de Benidorm. Ayudando a su familia con el negocio, Cristina (Benidorm, 5-mayo-1969) descubrió su vocación como estilista. Ahora es una gran estrella a nivel nacional, no solo como diseñadora de vestuario en el cine sino incluso poniéndose también en muchas ocasiones delante de las cámaras, tanto en películas como en programas de televisión.
Hablamos con Cristina Rodríguez Torres; la principal encargada de vestir al reparto en numerosas producciones españolas como ‘El cónsul de Sodoma’, ‘Tres bodas de más’, ‘Tarde para la ira’, ‘Élite’… Acaba de ser nominada por sexta vez en su carrera a los Goya, un premio que todavía se le resiste. La gala se celebrará el 6 de marzo.
¿Cómo recuerdas tu infancia en Benidorm?
Yo soy de las pocas benidormenses que de verdad ha nacido en Benidorm, no en el Hospital de la Vila ni en el de Alicante (risas). Por supuesto la ciudad y la tienda de ropa de mis padres me influyeron muchísimo para llegar a ser quien soy. De niña siempre estaba jugando con los tejidos que caían al suelo y hacía ropa para mis muñecas.
Hacia los 14 años empecé a atreverme a hacer vestidos con cortinas u otros productos reciclados antes de que acabaran en la basura. Y así empezó todo. Fíjate que mi hermana creció en la misma casa y se metió a ingeniera. Con una educación similar, cada una hemos salido de una manera. Yo desde adolescente tenía clarísimo que quería dedicarme a la moda.
«Entré a trabajar en el cine buscando teléfonos de directores en las Páginas Amarillas»
¿Cómo fue tu inclusión en el cine?
Tras terminar mis estudios en el colegio Leonor Canalejas y en el instituto de Benidorm, me matriculé en una escuela de moda en Barcelona. Por aquella época eso sonaba poco más o menos que meterse a prostituta (risas), pero yo lo tenía clarísimo. Mis padres siempre me apoyaron, a pesar de que ellos habrían preferido que estudiara Derecho e incluso decían verme con dotes para la política.
Siempre se piensa que para meterse en el cine hace falta un padrino, y es cierto que por aquel entonces era un poco así. Había muchas sagas familiares o de amigos tanto en la actuación como entre los técnicos, algo que en cierta manera aún sigue pasando. Como yo no tenía ningún enchufe, lo conseguí a base de ser muy pesada.
Yo soy tauro, ósea muy cabezota. Así que me puse a buscar números de teléfono por todos los lados. A veces incluso me ponía a telefonear a todas las personas que salían en las Páginas Amarillas con el mismo nombre de un director. Por ejemplo, llamé a todos los José Luis Cuerda de Madrid. Si hubiera hecho esto ahora, me habrían puesto una orden de alejamiento (risas). Yo siempre lo digo, he llegado por pesada. No tenía otra manera de conseguirlo.
¿Qué película de tu inmensa filmografía recuerdas con más cariño?
Es muy difícil responder esto, es como preguntar a qué hijo quieres más. Por supuesto hay algunas que resultaron mejor que otras. Primero hice algunos cortos gratis, hasta que debuté como jefa de vestuario en ‘Gimlet’. Para mí fue alucinante trabajar con estrellas como Viggo Mortesen y Ángela Molina. Y no debí hacerlo mal, porque me llamaron para muchas cosas después. Soy un caso raro dentro del cine, porque normalmente se empieza como ayudante pero yo he sido casi siempre jefa desde el principio.
Que por cierto, ahora veo mis primeras películas y pienso “Pero qué fea era la ropa de los 90” (risas). Lo cierto es que al final todo vuelve, pero necesitamos unos años para coger perspectiva y entender la moda antigua. De hecho actualmente nos pasa que los 80 vuelven a parecernos maravillosos.
Por supuesto también valoro mucho a los directores que son leales conmigo como Javier Ruiz Caldera. Hace poco hemos grabado ‘Malnazidos’, una peli de zombies ambientada en la Guerra Civil.
«En breve estrenamos ‘Malnazidos’, una película de zombies ambientada en la Guerra Civil»
¿Perdón? ¿Zombies en la Guerra Civil?
Sí (risas). No sabes la de zombies que me ha tocado vestir. ¿Y sabes lo que te digo? Me alegra mucho haber participado en este proyecto, porque tenemos que desmitificar la Guerra Civil. Por supuesto que fue algo terrible, pero igual que Tarantino sabe reírse de la Segunda Guerra Mundial los españoles también debemos aprender a hacerlo con nuestra guerra. Como en su día nos reímos de ETA con ‘Vaya semanita’. Ha pasado ya mucho tiempo, y estos enfoques tan divertidos ayudan a superar todo aquello.
Precisamente ‘Explota explota’ está ambientada en los últimos años del Franquismo, una época un tanto gris que vosotros reinventáis llenándola de música y colores. ¿Caerá por fin el Goya?
Yo siempre digo que mi sello como estilista de vestuario es la contemporaneidad. Igual que los cocineros aportan su propio toque, pues el mío es realizar las pelis muy actuales aunque sean de época. Las historias tienen muchas perspectivas desde donde contarlas, incluso desde Raffaela Carrà.
En España no se habían hecho musicales de este estilo, hablando de un tema tan serio como la censura franquista en los 70 pero envuelto en papel de celofán con canciones, comedia, glamour y feminidad. Recuerdo con especial cariño la escena en el avión, cuando la protagonista pasa a primera clase y todo coge color como si su sueño se hiciera realidad. Es lo que yo quería representar. El único borrón de esta película tan bonita es que recientemente falleció nuestra compañera de maquillaje Milu Cabrer. Ojalá gané ella el Goya, sobre todo por sus hijas.
Respecto a mi nominación, pues yo espero que por fin me den el Goya aunque sea ya por pesada. Me lo tomo con humor. De todas formas yo me siento muy querida por mis compañeros. Y también te confieso una cosa, me haría todavía más ilusión que me dedicaran una calle en Benidorm. El alcalde Toni Pérez era compañero mío del colegio y somos muy amigos, así que siempre se lo estoy diciendo. Ya me tiene por tarada (risas).