El Ayuntamiento de Elche ha colaborado junto a la Universidad Miguel Hernández para detectar mediante medidores de aire la presencia de covid en la Glorieta, concretamente en uno de los quioscos que están en desuso y que ha sido cedido por el Consistorio. Un proyecto, impulsado por la Universidad Jaume I(UJI) en colaboración con las universidades de Elche y Valencia, que ha sido presentado por el alcalde, Carlos González, la edil de Medio Ambiente, Esther Díez, la concejala de Sanidad, Mariola Galiana, el rector de la UMH, Juanjo Ruiz, y la investigadora de la UMH y coordinadora del proyecto, Nuria Galindo.
El alcalde ha dado la enhorabuena al equipo investigador por llevar a cabo una iniciativa “enormemente interesante en la estrategia de lucha contra la pandemia”. “Una vez más la universidad y el ayuntamiento trabajamos juntos en aras de interés general para la ciudad y en este caso de enorme relevancia”, ha manifestado el regidor ilicitano, quien ha recalcado que “esta herramienta nos va a proporcionar una información muy valiosa para que desde los poderes públicos se puedan adoptar decisiones y medidas que contribuyan a paliar y controlar la propagación del coronavirus”.
Asimismo, González ha calificado la ciencia y la investigación como “instrumentos clave para conseguir recuperar la normalidad y para paliar los efectos económicos, sociales y sanitarios”.
En cuanto a la inversión, Galindo ha informado de que este proyecto, liderado por la doctora Juana María Delgado, de la UJI, está financiado por la Fundación BBVA con un importe total de 99.991 euros y ha explicado que el objetivo es recoger muestras de aerosoles atmosféricos en el centro de Castellón, Valencia y Elche para intentar detectar la carga genética del virus. “Si esto se consiguiera se podría usar como un sistema de alerta para predecir futuros brotes de covid y proponer planes de emergencias para evitar contagios”, ha explicado la investigadora.
La toma de muestras se desarrollará previsiblemente hasta el mes de noviembre. Según ha indicado Galindo “los equipos captadores poseen una bomba que hace circular el aire a través de un filtro donde quedan depositadas las partículas que hay en suspensión en el ambiente que no se ven a simple vista. Seguidamente esos filtros se congelan en el laboratorio para evitar que el virus se degrade y, posteriormente, esas muestras se analizarán mediante una PCR para controlar qué niveles se registran”.
Por su parte, el rector ha agradecido la colaboración del Consistorio, que ha financiado el suministro eléctrico necesario para la instalación de los captadores, y ha explicado que “concretamente se ha elegido este emplazamiento siguiendo las directrices solicitadas como que fuera una zona neurálgica, con terrazas y con un tráfico importante de personas cada día para así facilitar la obtención de muestras representativas de la carga genética del virus”.
Díez ha señalado que esta acción está enmarcada dentro del convenio para el estudio de la calidad del aire que se realiza desde la concejalía de Medio Ambiente con la UMH. Según ha asegurado la edil “la investigación también nos sirve para seguir ampliando los análisis que hacemos de la presencia de contaminación en la ciudad” y ha recordado la existencia de estudios científicos que indican que la aparición de este nuevo virus se daría como consecuencia del cambio climático.