Se ha perdido el pudor. Siempre dicen que lo más difícil de algo es la primera vez, luego se pierde el miedo. Pues en este caso, demostrada la sumisión a la que está dispuesta la población, ya se la puede manejar sin dar más vueltas, directamente.
Consumo nocturno
Y permítanme que haga aquí un inciso. El otro día oí que, por nuestro bien, claro, no podría ser de otra manera, nos van a pedir que usemos la energía eléctrica por la noche, para ahorrarnos unos euritos en la factura.
Es decir, que tendremos que cocinar por la noche, molestar al vecino con el ruido de la lavadora a altas horas de la madrugada, calentar la casa en el momento más desaconsejable con la intención de que se mantenga ese calor luego durante el día, poner el despertador para ducharnos a media noche…
Todo ello, sí, por nuestro bien. Si cumplimos, nuestra factura puede bajar esos euritos, pero si no cumplimos ¿se va a quedar igual que ahora? Pues seguro que no, subirán la tarifa diurna para compensar los consumos nocturnos… y algo más. Eso sí, nos lo repetirán tantas veces por la televisión, que muchos acabarán defendiendo la medida como si fuera suya.
Mejor curar que prevenir
Eso sin resolver otra de las incógnitas a la que entrevista tras entrevista no he conseguido que me respondan los ecologistas. Se pretende que todo el mundo se pase al coche eléctrico (lo que supone miles de millones de vehículos en el mundo) y se defiende todo lo eléctrico como protección al medioambiente.
Pero, ¿y de dónde sale tanta energía eléctrica? Por lo menos hasta ahora, en una parte importante, de algo a lo que tanto denuncian los ecologistas como son las centrales nucleares. ¿Y entonces, cuando el consumo se multiplique por miles de veces y se tengan que hacer más centrales?
Pues nada, nos dirán que tanto consumo eléctrico no es tan bueno, que la culpa es nuestra y que tenemos que cambiar a otra cosa, y todos a asentir con la cabeza e incluso alguno a argumentar esa defensa. Pero lo dicho, ya han visto que es fácil convencernos de lo mismo y lo contrario solo con salir constantemente en la televisión.
Política de acción
Y una vez dicho todo eso, que realmente no era el motivo de la editorial, voy con la política, que últimamente al menos está divertida. Después de tanto covid mañana, tarde y noche por fin los mentideros, perdón los informativos, hablan de otra cosa.
Ha estado tan interesante que he visto comedias menos graciosas y películas de acción menos intrigantes, era como para hacerse unas palomitas y no perderse lo siguiente que iba a pasar. En unos días se hacía una moción y se daba por cambiado el gobierno y el ayuntamiento de Murcia, entre otros; Ayuso contratacaba dimitiendo para convocar elecciones, Pablo Iglesias se iba del Gobierno… un no parar.
Al margen de los resultados finales que unos ya se saben, como el golpe de efecto en el Gobierno de Murcia, el cambio de signo político del ayuntamiento de Murcia después de 26 años o el traspiés de Iglesias que salía con su capa de superhéroe, pero al que desde Más Madrid le dijeron que no les hacía falta superhéroes y que se quitara esas pintas.
Como digo, al margen, está el tema de los transfuguismos. Algo que se denuncia cuando le afecta a uno, pero que parece muy bien cuando al que beneficia es al propio.
Un sistema muy mejorable
Nuestro sistema electoral es bastante justo. Al final, salvo en el Senado donde cada uno señala quien quiere que le represente, lo que realmente se elige es a un partido político y al líder de ese partido.
La mayor parte de las personas no saben ni quién es el cabeza de lista de los partidos por su provincia, no se les vota a ellos realmente. Es más, los propios partidos hacen cábalas colocando a políticos en listas de provincias con las que no tienen nada que ver, sabedores que así podrán estar en el Congreso, por ejemplo, los que ellos quieren.
Por lo tanto, partimos de lo básico, los ciudadanos no votamos a personas, salvo al gran líder, sino a siglas políticas. Bueno, en algunos casos, como en las diputaciones, ni eso ya que no son votadas directamente por los ciudadanos.
Tránsfuga sí, pero sin acta
Sin entrar en más injusticias aportadas por la Ley Electoral actual, si realmente uno elige a un partido, porque no puede seleccionar a qué personas de esa lista vota y a cuáles no, ¿cómo puede ser que luego una persona se vaya de ese partido, pero se quede con el acta de concejal o diputado?
Es algo bastante incomprensible. El ciudadano vota a un programa concreto, perdón que se me escapa la risa, no creo que más del 5% de la población se haya leído nunca un programa electoral, y las personas que se presentan por esas siglas se supone que es porque están de acuerdo con lo que ha marcado el partido político.
¿Uno puede pasar al desacuerdo? Por supuesto. Dimites y te vas, de forma digna. Pero lo de llevarte un acta que no te corresponde, porque nadie te ha votado directamente, y cambiar así el apoyo que los ciudadanos han dado a lo poco que se puede que es a un partido… es bastante absurdo.
Toni el marchante
Y para despedirme me quedo con la marcha de Toni Cantó para volver a los escenarios. En este caso dentro de la función del PP en Madrid, en el que partirá como quinto del elenco protagonista.
Van ya cuatro partidos y misma representación. Dejó UPyD negando conversaciones con un Ciudadanos al que luego se incorporó, y dejó Ciudadanos negando conversaciones con un PP al que inmediatamente se ha incorporado. ¿Con quién no estará hablando ahora?