Entrevista > Cristina de Middel / Fotógrafa (Alicante, 1975)
Después de más de diez años de carrera como fotoperiodista de éxito, la fotógrafa Cristina de Middel desarrolla un enfoque único de la fotografía. Una voz propia con un demostrado reconocimiento internacional y que ha sido merecedora de algunas de las distinciones y premios más importantes del ámbito de la fotografía, o formar parte de la prestigiosa agencia Magnum.
Vive y trabaja entre España, México y Brasil. Recientemente ha presentado en Alicante una exposición para PhotoAlicante, sobre el paso del tiempo, en la que reflexiona sobre el propio sentido de veracidad de la fotografía.
En la muestra ‘La línea pródiga’ haces una selección de tus obras en un amplio intervalo de tiempo, ¿cuál ha sido el enfoque?
El enfoque ha sido intentar representar en una línea cronológica toda la variedad de imágenes que he creado, más documentales, personales o conceptuales. Todo como parte de una creación y discurso únicos. Es una reinterpretación de una exposición que se hizo en el 2017 en PhotoEspaña y que mostraba casi 400 imágenes, en lugar de 75.
La idea es hacer una retrospectiva basada en la cantidad más que en la calidad y ver las fotos que se pueden reproducir en un total de ocho años. Es un recorrido, o vista para atrás, de mi carrera hasta este punto, centrándose en la variedad y en la cantidad.
«Intento abrir el debate y generar preguntas y contenidos racionales para que nos ayuden a entender el mundo en el que vivimos»
Tu lenguaje documental, tan personal, inspira a la interpretación y realidades factuales, ¿qué sensaciones intentas transmitir al espectador?
Intento que me entienda y se ponga en el papel de responder a una pregunta. Abrir el debate y generar preguntas y contenidos racionales para que nos ayuden a entender el mundo en el que vivimos. Para ello, decidí en su tiempo que la práctica documental estricta no era suficiente porque tenía más preguntas que respuestas y decidí jugar con la ficción o con la escenificación. Igual que hacen otros medios como el cine o la literatura.
Eres asociada de la Agencia Magnum, ¿qué te aporta a nivel personal y profesional?
A nivel personal sigue siendo un apoyo importante. Cualquier fotógrafo en sus inicios sueña con pertenecer a la agencia y he conseguido un nivel en mi carrera que viene validado. Mi trabajo cuestiona lo documental y delimita las bases sobre las que están construidas la fotografía y la verdad. El hecho de que una agencia, que representa todos los grandes iconos y creadores de la fotografía tradicional y documental, tenga la mente abierta para entender el cambio que va a suceder en la fotografía es una inyección de confianza.
«Estoy muy interesada en explorar la imagen en movimiento»
La agencia me inspira por el trabajo de todos, con muchísima creación, producción y debate, sobre todo ahora que están cambiando todos los paradigmas de lugar, de enunciación y de quién está hablando y quién está legitimado para hablar de un lugar u otro. Es un punto de debate y discusión porque se juntan varias generaciones de fotógrafos, varios orígenes culturales, de género… Es un lugar muy bueno para entender qué ha sido la fotografía y qué puede ser.
«Se me está quedando pequeña la fotografía»
¿Qué proyectos estás desarrollando en estos tiempos de pandemia?
Hice un proyecto específico durante los meses de encierro estando en Brasil, que es donde vivo. Reflexionaba sobre la distancia de consumir las noticias a través de los periódicos y la cantidad de titulares absurdos que se generaron y que, sacados de contexto, eran divertidos o irónicos. Lo puse en contacto con lo que me rodeaba a mí, vivo en un lugar en medio de la naturaleza y era un contraste interesante.
En cuanto se pudo volver a viajar me he dedicado a cerrar proyectos. En México estoy trabajando, desde hace cinco años, en un proyecto sobre la inmigración. Otro proyecto que he terminado, con Bruno Morais, es acerca de la relación entre la naturaleza y el impacto de los humanos, a un nivel muy doméstico, se llama ‘Boa Noite Povo’. Habla del punto de fricción entre naturaleza y cultura, que es nuestra casa en la selva.
¿Qué consejo le darías a quien se inicia en el mundo de la fotografía?
En cualquier plan que te hagas a ti mismo, vital, en el que intervenga tu propia voz, confianza en ti o creación, tienes que estar tú en el centro de lo que vas a producir, que no vayas a trabajar para otros. Como modo de vida hay que tener mucho valor, paciencia, resiliencia y ganas.
También le diría que aprendiese todo lo que pueda y probase sin juzgar ni etiquetarse desde el principio, y mantuviese la mente abierta hasta encontrar un lugar en el que estar cómodo y poder hablar con conocimiento de causa y elocuencia. Es una búsqueda personal hacia ‘decir algo’ ya sea con la cámara u otra disciplina. Y hay que estar preparados para adaptarse, porque seguramente vienen cambios.
Reconocimiento internacional
Cristina de Middel se dio a conocer en el mundo del arte por su serie The Afronauts (2012), y ha desarrollado una estética única basada en su hábil juego con tropos y estereotipos. Fue finalista del Deutsche Börse Prize y ganó el Infinity Award del International Center of Photography de Nueva York. En 2018 recibió el Premio Nacional de Fotografía y más recientemente fue una de las diez finalistas del reconocido premio Leica Oskar Barnak.