Entrevista > Samanda Rocamora Limorte / Camarera (Albatera, 1-septiembre-1988)
Samanda Rocamora es una albaterense de 32 años, madre de dos hijos y felizmente casada. Su pesadilla comenzó hace casi tres años, cuando un diagnóstico truncó sus sueños e hizo tambalear sus proyectos de futuro.
Las constantes malas noticias, que ha recibido durante estos años, no han mermado sus ganas de luchar por su vida y por las de muchos otros que necesitan un trasplante de médula para continuar viviendo.
¿Cómo te diste cuenta de que algo sucedía?
Fue hace casi tres años. Por aquel entonces yo trabajaba todos los días, de lunes a lunes, y comencé a sentirme mareada y con tos, pero yo lo adjudicaba al cansancio y estrés por el ritmo de vida que llevaba, el trabajo y vivir sola con mis hijos.
Fui al médico en numerosas ocasiones y siempre me mandaba remedios para la tos, hasta que un día trabajando me desmayé y me fui directa al hospital Vega Baja. Allí les cuento qué síntomas tengo y deciden hacerme una radiografía de Tórax donde ya ven una mancha que quieren estudiar.
¿De qué forma te comunicaron que padecías Linfoma de Hodkin?
Yo veía que había muchos médicos entrando y saliendo de la sala; finalmente me llaman y me comunican que esa masa parece un linfoma o una tuberculosis, que tienen que hacer más pruebas para confirmar el diagnóstico y ya me quedé ingresada.
Fue todo muy rápido, cada día tenía pruebas y la neumóloga me comunicó que me iba a hacer un PET TAC, una prueba que detecta todos los tumores. Volvió con los resultados y me dijo que lo que pensaban era cierto, y que padecía Linfoma de Hodkin.
«En el momento del diagnóstico tenía 16 tumores por todo mi cuerpo»
¿Cómo reaccionaste?
Yo aún no conocía la enfermedad y pensaba que era algo que se curaría con pastillas, pero me dio un bofetón de realidad cuando me dijo que había que comenzar inmediatamente la quimioterapia porque estaba muy avanzado.
La doctora notó en mi cara mi sorpresa e inocencia, que no me daba cuenta de la gravedad de la situación, y ya me explicó que el linfoma es un cáncer y que tenía 16 tumores, todos provocados por el mismo de la sangre que recorría mi cuerpo. También que era inoperable porque estaba en las glándulas linfáticas y eso no se puede tocar, sólo se puede reducir con quimio.
«A las puertas del primer autotrasplante el cáncer se reprodujo un 380%»
¿Cómo ha sido el transcurso de tu enfermedad?
A la semana comencé la quimioterapia, que inicialmente fueron doce. Tras el tratamiento los resultados decían que esas quimios no habían hecho nada, por lo que deciden darme otras más agresivas de 24 horas. Tras ellas supuestamente estaría suficientemente limpia para hacer un autotransplante y regenerar mi sangre, pero esas quimios hicieron muy poquito, no era suficiente.
Decidieron ponerme una inmunoterapia, algo más nuevo y menos agresivo que la quimio que consigue hacer un poco más, por lo que el plan del autotrasplante continuaba. 15 días antes vuelven a hacerme un PET TAC, para descartar que en esos días hubiera tenido movimiento en el cáncer, y los resultados dijeron que se había reproducido un 380 por ciento. Los médicos me comunicaron que ya no podíamos hacer el autotrasplante, y que poco más podían hacer por mi vida.
«Cuando aquí no veían más opciones para mí, conseguí que me vieran en Murcia»
Ante esta noticia, ¿cómo recuperaste las ganas de luchar?
Yo me encontraba fatal, estaba en los huesos y sentía que no iba a salir de esta. Lo único que hacían los médicos por mí eran transfusiones de dos bolsas de sangre cada semana, que me daban un poco de fuerza.
Una amiga me animó a luchar y comencé a ir todos los días al hospital de Murcia Virgen de la Arrixaca. Me sentaba en la sala de espera hasta que me atendieran, pero eso no pasaba porque evidentemente no me correspondía.
Poco a poco la gente y los médicos comenzaron a hablar sobre mi caso, y finalmente un médico me llamó y me dio la oportunidad de enseñarle todos mis informes y contarle mi historia. Tras estudiarlo me dijo: Tu caso es muy difícil pero no es imposible; y me habló de una nueva inmunoterapia que quería probar conmigo.
¿Qué resultados te dio este nuevo tratamiento?
Fueron muy positivos, era la primera vez que los tumores estaban remitiendo y ya quedaban muchos menos de los 16 que había. Estaba muy motivada, aunque fue un tratamiento largo y duro que me fastidió mucho el riñón.
Finalmente me hablaron de que para curarme realmente necesitaba un trasplante. Le hicieron las pruebas a mi hermano y resultó compatible conmigo a un 50 por ciento, lo suficiente. Cuando faltaban dos días, el doctor que me trataba en Murcia tuvo que darme la mala noticia de que tenía un anticuerpo que iba en contra de mi sangre, necesitaba un donante no emparentado.
«Con la búsqueda de nuevos donantes de médula he descubierto mi vocación»
¿Comenzó entonces tu lucha por la donación de médula?
Así es, comencé a notar que los videos que grababa para mis amigas de Facebook, donde explicaba lo que me iba pasando, tenían muchísimas visitas. Hablando con una amiga me sugirió la idea de que a través del Facebook y de toda la gente que seguía mi historia podíamos conseguir donantes de médula.
Al día siguiente creé la página ‘Una médula para Samanda’ y comencé a buscar donantes, ya no para mí, porque no puedes donar para alguien en particular, pero cada donación puede salvar una vida y eso es algo que me motiva muchísimo. Creo que con este propósito he descubierto mi vocación.
¿Cómo consigues nuevos donantes de médula?
Todos los días acudía a los municipios donde iba la furgoneta de donaciones de sangre, porque ahí también hacen las donaciones de médula. Me di cuenta de que había muchísima desinformación, la gente pensaba que la donación consistía en un pinchazo en la columna, pero hoy te lo sacan por vía, como la sangre.
Eso hacía junto a voluntarios que venían conmigo a las donaciones, informar a todo el mundo de que era tan fácil como extraer un tubito más que lo que donaban para sangre, con eso ya se inscribían como donantes, que pueden llamarlos o no, eso ya depende de la compatibilidad. Hay donantes a los que no llaman en toda su vida y otros a los que pueden llamar en varias ocasiones.
«Seis personas que se hicieron donantes tras hablar conmigo, son compatibles con alguien»
¿Alguno de los donantes con los que hablaste ha llegado a hacer la donación?
Así es, me han llamado seis personas que han llegado a donar por su compatibilidad con alguien; y las que no me habrán llamado…
Me hace tremendamente feliz que se hicieran más de 6.800 donaciones en cuestión de los tres meses que estuvimos informando sobre la donación de médula.
Finalmente, esta labor que desempeñabas se vio interrumpida ¿verdad?
Así es, la covid hizo que tuviéramos que abandonar nuestra actividad en los municipios, pero continúo con la página de Facebook y con los directos, aunque estamos deseando volver a la calle en cuanto podamos.
¿Y tú?, ¿conseguiste un donante?
No, estaba en lista pero no me llamaban. En mitad de todo este proyecto que realizaba con ‘Una médula para Samanda’ el médico me propuso hacer un autotrasplante para ganar tiempo, con unas células madre que tenían congeladas mías en el Hospital de Alicante de aquel primer auto que me iban a hacer pero que finalmente no se llevó a cabo.
En caso de que llegara mi donante tenía que estar limpia o casi para someterme al trasplante, si el cáncer se reproducía, como ya me había pasado, no podrían hacerlo.
¿Cómo fue el autotrasplante?
Estuve aislada un mes entero en una habitación junto con una cuidadora que me acompañó. Fue muy duro, durante el auto me dio una infección de riñón y otra de pulmón, úlceras desde la garganta al esófago… casi no lo cuento, pero lo superé.
Después del autotrasplante el hematólogo me dijo que ese anticuerpo que pensaban que iba en contra de mi sangre no era sólo en contra de mi sangre, sino en contra de todo el mundo. Mi cuerpo no aceptó plaquetas ni sangre de las trasfusiones que me hicieron durante el auto, lo que significa que si llego a hacerme un trasplante de médula de otra persona habría muerto, por lo que me sacaron de lista.
«Finalmente el autotrasplante funcionó, sólo queda un tumor pequeñito en mi organismo»
¿Cómo se encuentra ahora tu enfermedad?
Tras el auto me hicieron de nuevo un PET TAC y afortunadamente me ha limpiado de cáncer, solamente me queda uno muy pequeñito. El doctor me dijo que hay que ser realista, y que ya sabemos que en cualquier momento ese tumorcito que queda nos puede dar un susto.
Vivo el momento, se han acabado las opciones de tratamiento para mí, por el riñón y por todo lo que ya me han hecho. En el caso de que se reprodujera me pondrían algo paliativo, pero no hay curación para mí.
Hoy celebro que estoy en remisión, mañana que sea lo que Dios quiera. Tengo 32 años y quiero ver crecer a mis hijos y comerme el mundo como antes… Sé que ya no será igual porque estoy limitada, pero quiero un poquito de calidad de vida. Me van a estar reconociendo cada tres meses y espero que la enfermedad me de tregua.
Han reconocido tu labor y tu lucha por la donación de médula recientemente en Albatera…
Así es, y estoy muy contenta. Me han nombrado Hermana Mayor Honorífica en la Hermandad de la Virgen de la Salud y la Esperanza.
Yo siempre digo que lo que me pinten negro lo pinto rosa. Siempre intento buscar lo positivo y seguir luchando y así voy a hacer; seguimos con la página y trabajando en la lucha por la donación de médula. Podéis informaros y contactar conmigo en Facebook: ‘Una médula para Samanda’.